El modelo ha fracasado - Alfa y Omega

El modelo ha fracasado

España tiene el récord europeo de viviendas vacías, mientras un considerable segmento de la población «sufre dificultades para acceder a la vivienda, habita en viviendas inadecuadas, sufre hacinamiento o amenazas por ejecuciones hipotecarias». Éste es, según Cáritas, el resultado de un modelo urbanístico que ha fomentado la especulación, en lugar de responder a las necesidades de la gente. Cáritas propone el fomento del alquiler de vivienda pública y la rehabilitación de espacios urbanos deteriorados

Ricardo Benjumea
Retira el crucifijo de su dormitorio, antes de abandonar la vivienda por desahucio

«Todo se ha diseñado para favorecer la vivienda como objeto de inversión». Particularmente en los últimos años, ha habido una «producción masiva» inmobiliaria, que, paradójicamente, ha dejado «un parque residencial sobredimensionado, con gran cantidad de viviendas vacías», al tiempo que «la demografía se encuentra estancada y buena parte de la población sufre dificultades para acceder a la vivienda, habita en viviendas inadecuadas, sufre hacinamiento o sufre amenazas por ejecuciones hipotecarias». Ésta es la conclusión del estudio, presentado el martes por Cáritas Española, con el título La vivienda en España en el siglo XXI. Diagnóstico del modelo residencial y propuestas para otra política de vivienda. La institución de la Iglesia certifica, en este trabajo de cerca de 500 páginas, «la magnitud del fracaso de una estrategia de producción de vivienda alejada de las necesidades de la población». El resultado ha sido un fortísimo endeudamiento, público y privado, graves consecuencias medioambientales -especialmente en el litoral- y la extensión de la corrupción política.

«España sigue batiendo el récord europeo de viviendas disponibles en relación con la población», y al mismo tiempo está a la cola en vivienda de alquiler. Mientras Madrid dispone de un 15 % de casas de alquiler, en Berlín el porcentaje es del 88 %, y en la región de L’Ille de France (donde se encuentra París), del 40 %. A esto se añade el peso «insignificante» del alquiler social, una estrategia por la que han apostado muchos países de nuestro entorno.

Ésa es una de las grandes propuestas que formula Cáritas. «Disponer de un peso significativo de viviendas en alquiler de carácter público supone contar con un fuerte instrumento regulador del mercado de la vivienda libre», y es, además, «imprescindible para favorecer la emancipación de los jóvenes y atender a las necesidades de alojamiento de la población inmigrante». Según Cáritas, la respuesta oficial en este sentido ha sido insuficiente, y la futura Ley de Medidas de Flexibilización y Fomento del Mercado del Alquiler de viviendas no supone «una respuesta real» al problema.

En todo caso, es urgente la puesta en marcha de una verdadera «política de vivienda, frente a la política de construcción de nueva vivienda». Mientras que, en Europa, el 75 % de las ayudas a vivienda son directas, en España el porcentaje es de apenas el 30 %, con un 70 % de los recursos asignados a beneficios fiscales para la adquisición de vivienda. De este modo, los beneficiarios han sido los sectores de la población con más recursos, según muestra el informe.

Frente a ese planteamiento «expansivo, productivista, economicista», que ha conducido a la construcción masiva e indiscriminada de vivienda nueva, Cáritas propone que se inviertan recursos públicos en la rehabilitación de barrios y en la regeneración de espacios urbanos deteriorados, lo que serviría también para reactivar el empleo en el sector de la construcción.

Emergencia residencial

300 desahucios menos en 18 meses. Cáritas Barcelona ha evitado, desde que comenzó la crisis, que, gracias a su Servicio de Mediación de la Vivienda, 300 familias hayan sido expulsadas de su casa por el impago de la hipoteca o del alquiler. Al igual que en Barcelona, decenas de Cáritas diocesanas han puesto en marcha servicios de atención a la vivienda en los últimos años. Desde 2007, se han producido un total de 441.060 ejecuciones hipotecarias, o 566 lanzamientos diarios, según el Barómetro Social de España. Y el proceso de exclusión residencial ha llegado al 3,5 % de los hogares españoles. El informe de Cáritas habla de las consecuencias sociales de este fenómeno: «La ansiedad ante el proceso de ejecución favorece trastornos psicológicos graves, que derivan en ocasiones en episodios de violencia y está provocando un aumento de la violencia de género y los suicidios». Esto ha dado lugar a lo que el informe ha denominado emergencia residencial, frente a la que se piden medidas legislativas reales, más allá del Real Decreto Ley promulgado en marzo, que sólo «aplaza el estallido del problema».

El informe identifica a los grupos sociales más afectados por esta exclusión residencial, entre los que menciona a los jóvenes, los mayores demandantes de vivienda, que no pueden acceder a ella por la elevada tasa de desempleo. Muchos de los que sí pudieron hacerlo hace unos años, han tenido que volver al hogar familiar, lo que ha hecho descender la proporción de hogares jóvenes, de un 16,4 % en 2008, a un 14,5 % en 2011. Otro de los grupos más desfavorecidos es el de los inmigrantes, obligados a menudo a vivir en situación de hacinamiento -el texto denuncia que un 22,21 % de los hogares compuestos por población inmigrante vive en esta situación-.

Finalmente, el informe destaca las cerca de 30.000 personas -según el INE- que carecen de un techo, en la calle, o en instituciones y alojamientos sociales. Cáritas vuelve a llamar la atención sobre este drama, y plantea una serie de medidas, como la mejora de la calidad de los servicios destinados a las personas sin hogar, la oferta de vivienda asequible y la prevención de los desahucios.

Cristina Sánchez Aguilar