El reto de conocer lo humano - Alfa y Omega

El reto de conocer lo humano

José Francisco Serrano Oceja

¿Es este tiempo mejor o peor que otros tiempos pasados? ¿Qué se esconde detrás de los juicios morales genéricos sobre nuestros días? ¿Qué es lo que en el hombre ha cambiado y qué es lo que en el hombre permanece a lo largo de la Historia? Desterrada la melancolía y el desánimo, recordemos lo que escribiera san Agustín: «¿Tiempos malos? ¡Tiempos difíciles!, dicen los hombres. Vivamos bien, y los tiempos serán buenos. Los tiempos somos nosotros: cuales somos nosotros, tales son los tiempos».

En esto que llamamos postmodernidad, hay dos sensaciones básicas: una, que los avances, progresos y cambios se suceden irremediablemente y se suceden aceleradamente y, segunda, que, al menos en las sociedades occidentales, hay quien ha dictaminado sentencia de muerte a las reglas morales objetivas. El vértigo lo inunda todo y la novedad se erige como criterio rector no sólo de lo válido, sino de lo aceptable. Lo único fijo en estos días sería, por tanto, el cambio.

Sin embargo, la sabiduría, el sentido común, la densidad real de la experiencia, nos indica que hay una serie de constantes humanas, de notas en la sinfonía de la naturaleza que lo mismo han estado presentes en la época de Píndaro que en la de Dostoyevski, en la de Menandro que en la de Wittgestein. Son las constantes humanas, aspectos múltiples de la unidad de lo real humano, claves para entender al hombre y para entendernos, narrativas escritas en el frontispicio de la Historia y base para una adecuada educación integral. Olvidar esas constantes humanas en la educación de las nuevas generaciones supone condenar a los niños y a los jóvenes al desprecio del tiempo y a la intemperie cultural, a la dictadura de los deseos y fantasías en detrimento de la pedagogía de lo real. Si perdemos de vista las constantes humanas, caeremos en las corrientes superficiales de la pérdida de virtudes, de la moda, de la degradación de las costumbres y de todo lo que alimenta la alienación y la manipulación de lo humano.

En la bibliografía del profesor Rafael Gómez Pérez, este libro quizá pueda pasar inadvertido para quienes están acostumbrados a sus obras de profundo y riguroso análisis de la cultura. Sin embargo, este texto ofrece una serie de claves, en forma de ensayo, a partir de una equilibrada erudición que nos hace cercanos tanto a los autores que han confiado la cultura clásica como a los de la tradición cristiana y a los pensadores de la modernidad. El autor de este libro nos ofrece, al fin y al cabo, un tratado de antropología, destinado a la educación, que se construye a partir de la equilibrada reflexión sobre las relaciones entre naturaleza y la Historia, el amor y el sexo, la violencia, la guerra y la paz, la política y el poder, los pecados y la persistencia del mal, la atracción del bien, el sacrifico, la religión, la muerte, la libertad, la virtud y el vicio. Particularmente interesantes son las páginas dedicadas a las madres, a la maternidad; a los padres, a la paternidad; a los hijos, a la filiación; y a los hermanos, a la fraternidad. Chateaubriand escribió: «La Humanidad entera comprende la alegría del hogar, el afecto de familia, la abundancia de vida, la sencillez de corazón y la religión». Que así sea.

Las constantes humanas
Autor:

Rafael Gómez Pérez

Editorial:

Ediciones Encuentro