Monseñor Osoro: «Para poder decir al hombre, hay que ir derecho al corazón, como nos lo dice Rupnik» - Alfa y Omega

Monseñor Osoro: «Para poder decir al hombre, hay que ir derecho al corazón, como nos lo dice Rupnik»

La Sala Capitular de la Catedral de Santa María la Real de la Almudena acogió este lunes por la tarde el acto de presentación del libro Decir el hombre. Persona, cultura de la Pascua del padre Marko Ivan Rupnik SJ. En ella estuvieron presentes el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro; el rector de la Universidad Francisco de Vitoria, Daniel Sada Castaño, y el director general de la BAC, el padre Carlos Granados García

Sandra Madrid

En su intervención, monseñor Osoro subrayó que «decir el hombre supone entender lo que tan bellamente nos dice a nosotros el salmo 101: el Señor es el que construye al hombre y el Señor es el que hace aparecer, en el hombre, su gloria. Y en el fondo, esto es lo que nos dice esta obra que hoy se presenta aquí y que, tanto la BAC como la Universidad Francisco de Vitoria, han tenido el valor de hacérnoslo presente».

«Toda esta obra señala cómo es la fuerza y la gracia de Dios, y el poder que tiene la noticia del Evangelio, la que nos hace descubrir y decir el hombre. Porque, cuando vivimos de otras fuerzas, excluimos, no creamos; es lo que el Papa llama la cultura del encuentro y tan bellamente nos lo dice Rupnik», remarcó el arzobispo de Madrid; antes de recordar que en la Catedral está muy presente la obra del artista esloveno y que, a través de ella, «vamos descubriendo esto que decimos aquí: decir al hombre».

En esta línea, Monseñor Osoro explicó, en primer lugar, «que Cristo en el Evangelio va derecho al corazón, y esto es lo que nos dice esta obra». En segundo lugar, subrayó que «hay otra dimensión especialmente importante: toda persona es comunicación; es una exigencia de relacionalidad y de participación en la alteridad». Y en tercer lugar, incidió en que «para el conocimiento de Dios, hay que activar al hombre; para el conocimiento de los demás, hay que activar al hombre, y para poner a los demás en el lugar donde deben estar en la vida y en la Historia, hay que activar a todo el hombre». «Y en esa actividad de todo el hombre, está de nuevo el valor del corazón como realidad espiritual dada por Dios al hombre, que no puede ser reducida nunca ni al raciocinio ni al sentimiento, ni a la sensorialidad, ni tampoco a la voluntad del hombre, ni siquiera a su conciencia moral. El corazón es el lugar del Espíritu Santo porque es el lugar de participación de Dios en el hombre», aseveró.

La presentación, en el Informativo Diocesano de 13TV

Irene Pozo