Objetivo: «Dar a conocer a Jesús» por las calles de Barcelona - Alfa y Omega

Objetivo: «Dar a conocer a Jesús» por las calles de Barcelona

El cardenal Martínez Sistach escribe una carta pastoral sobre la misericordia, eje de las futuras acciones en la archidiócesis

Ramón Ollé
El cardenal Martínez Sistach, con un grupo de niños, ganadores de un certamen literario organizado por el arzobispado. Foto: Fundacion Escuela Cristiana de Cataluña

La Iglesia de Barcelona seguirá las indicaciones del Papa Francisco y participará activamente en el Año dedicado a la Divina Misericordia. Así lo ha especificado el cardenal Martínez Sistach en su nueva carta pastoral titulada Sed misericordiosos destinada, sobre todo, a «disponer nuestros espíritus para una buena celebración del Jubileo en nuestra Iglesia metropolitana de Barcelona».

El arzobispo de Barcelona ha priorizado en esta carta pastoral, siguiendo la bula pontificia Misericordiae Vultus, unas actuaciones pastorales con el objetivo de ofrecer «con mayor intensidad los signos de la presencia y del acercamiento de Dios». La carta, muy en consonancia también con las conclusiones del Congreso Internacional de Pastoral de las Grandes Ciudades, es el complemento perfecto para el nuevo Plan Pastoral titulado Misericordiosos como el Padre, establecido para los próximos años, que repasa y amplía los tres objetivos pastorales ambientados en torno al tema de la misericordia: la acogida empapada de misericordia, la participación de la mirada misericordiosa del Buen Pastor y la atención material y espiritual a los pobres.

La publicación de esta carta pastoral coincidiendo con la festividad de la Natividad de la Virgen le confiere un sentido muy amplio al ser Madre de la Iglesia y Madre de la Misericordia.

Acoger, dialogar y acompañar

La Iglesia debe estar presente en las grandes ciudades, dominadas por el anonimato, la soledad, el individualismo, la violencia y el miedo, para transformarlas en «verdaderas comunidades cristianas que humanicen la vida urbana». Por ello, se llevarán a cabo actividades eclesiales que surjan «del corazón misericordioso» de los cristianos: «La credibilidad de la actividad eclesial pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo», constata el arzobispo.

Una de las actividades que marca el primer objetivo del Plan Pastoral es «la acogida empapada de misericordia»: según recuerda el cardenal Sistach, se ha de acoger a todo el mundo, especialmente a quienes están en las periferias existenciales. Solo así, imitando al Buen Pastor, se descubrirá a Cristo en los pobres. Pero esta acogida debe ir acompañada de un diálogo, «bien connatural en la Iglesia».

La misericordia y el perdón

«Se ha escrito mucho sobre el sacramento de la reconciliación como un sacramento en crisis», reflexiona en su texto el cardenal Martínez Sistach. Sin embargo, también aclara que se trata de un sacramento que se debe poner en el centro con convencimiento, pues «solo así será posible participar de la mirada misericordiosa del Buen Pastor», segundo objetivo del Plan Pastoral. Esta, debe ser «una mirada misericordiosa y evangelizadora con el deseo de dar a conocer a Jesús a aquellos que no lo conocen», por lo que el arzobispo pide que se construya «una Iglesia en salida que vaya a encontrar a la gente y abra sus puertas a quienes deseen entrar».

Aunque también habrá de tener cuidado la Iglesia con algunas trampas como la corrupción –que el arzobispo define como «lacra social»–, pues la misericordia «no es contraria a la justicia, sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una posibilidad ulterior para examinarse, convertirse y creer».

Atención espiritual a los pobres

El Jubileo que propone el Papa se inscribe en el gran objetivo del Concilio Vaticano II, y se especifica en el ejercicio de las obras de misericordia, tercer objetivo del Plan Pastoral. Como explica el arzobispo, los fieles de Barcelona no deben quedarse en las obras materiales, puesto que «también hay que ofrecer atención espiritual a los pobres, para superar la peor discriminación que sufren. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria», explica. En el tiempo en que se ponga en práctica el Plan, se podrán descubrir «muchas maneras de amar más a más hermanos, y más formas de practicar la virtud de la caridad, que nos lleva a la santidad».