«Regalad la sabiduría del Evangelio» - Alfa y Omega

«Regalad la sabiduría del Evangelio»

La Universidad Eclesiástica San Dámaso inauguró este jueves, 1 de octubre, el curso 2015-2016 con una solemne Eucaristía en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, seguida de un acto académico en el Seminario Conciliar. El gran canciller de la institución, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, clausuró el encuentro recordando que la universidad debe buscar siempre la verdad e invitando a la comunidad educativa a «regalar la sabiduría del Evangelio»

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«Si toda universidad tiene como misión fundamental la constante búsqueda de la verdad mediante la investigación, la conservación y la comunicación del saber para el bien de la sociedad, una comunidad académica como la nuestra –como esta Universidad Eclesiástica de San Dámaso– se distingue por esa inspiración católica de todas las personas, por la luz de la fe que ilumina la reflexión, por la fidelidad al mensaje cristiano, tal y como lo presente la Iglesia, y por el compromiso sincero de servir al pueblo de Dios», aseguró monseñor Osoro.

En esta línea, el prelado recordó «el papel insustituible que tienen las facultades eclesiásticas en la sociedad». «El Concilio Vaticano II ya lo había subrayado en la declaración Gravissimum educationis, que exhortaba a las facultades eclesiásticas a investigar más a fondo los diferentes campos de las ciencias sagradas para llegar a un conocimiento cada vez más profundo de la relación, descubrir más plenamente el patrimonio de la santidad cristiana, y favorecer el diálogo ecuménico e interreligioso y responder a los problemas suscitados en el ámbito cultural. Esta es la llamada que nos está haciendo el Papa Francisco insistentemente cuando nos habla de crear y de hacer la cultura del encuentro. Ese mismo documento conciliar recomendaba promover las universidades, distribuyéndolas en las distintas regiones del mundo y, sobre todo, cuidando su nivel de calidad, para formar personas que destacan por el saber, preparadas para ser testigos de su fe en el mundo y para desempeñar un papel importante de luz en la sociedad», señaló.

«Poner en el centro la verdad»

Según explicó, «nuestra universidad debe ser ese gran laboratorio en el que, según las diversas disciplinas que aquí se imparten, se elaboren itinerarios siempre nuevos, de investigación, en una confrontación estimulante entre fe y razón; orientada a recuperar esa síntesis armoniosa que han logrados grandes hombres, como santo Tomás u otros grandes del pensamiento cristiano». Y por ello, los profesores tienen la misión de «investigar la verdad, ofrecerla, hacerla creíble, hacerla gustar también y defenderla de interpretaciones que resulten desviadas». «Poner en el centro el tema de la verdad no es un acto meramente especulativo, restringido a un pequeño grupo de pensadores; al contrario, es una cuestión vital para dar profunda identidad a la vida personal y suscitar la responsabilidad en las relaciones sociales», añadió.

Al mismo tiempo, sus alumnos, que «van a ser sacerdotes y otros muchos son cristianos o miembros de la vida consagrada que tienen una responsabilidad especial en nuestra sociedad» –recordó monseñor Osoro– deben asumir que «en estos momentos en los que el conocimiento es cada vez más especializado y sectorial y muchas veces está profundamente marcado por el relativismo, resulta más necesario que nunca abrirnos a la sabiduría que viene del Evangelio». «Regalad esta sabiduría. Y esto no es ser espiritualista, es ser hombre de Dios. Y hombres de Dios y mujeres de Dios tienen que salir de esta institución, porque el hombre es incapaz de comprenderse a sí mismo y al mundo sin Jesucristo. Solo Jesucristo ilumina su verdadera dignidad, ilumina su vocación, nos ilumina el destino último, y nos abre el corazón a una esperanza sólida y duradera», concluyó.

Infomadrid / S. M. y R. P.