Debemos aprovechar el impulso de la JMJ - Alfa y Omega

Debemos aprovechar el impulso de la JMJ

Los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud, el nuevo Plan Pastoral del Episcopado español, el próximo Congreso de pastoral juvenil, el panorama político tras las últimas elecciones generales…: todo ello formó parte del discurso del Presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, al inicio de su Asamblea Plenaria. Ofrecemos los párrafos más significativos:

Redacción
Un momento del discurso del cardenal Rouco

Todavía no se han apagado los ecos de la sonora riada de jóvenes de todo el mundo que, el pasado mes de agosto, se dieron cita en Madrid, respondiendo a la llamada de Su Santidad el Papa Benedicto XVI. Madrid y España entera quedaron gozosamente sobrecogidas; en particular, nuestras comunidades eclesiales: ¡hay una juventud de hoy, alegre, educada, sacrificada, expansiva y comunicativa que es Iglesia al cien por cien! ¡Es posible transmitir la fe a las nuevas generaciones! Mejor dicho: ¡son los mismos jóvenes quienes se han convertido en evangelizadores de sus compañeros y de los mayores! De este modo somero, podemos describir los efectos más externos y generales de aquella gracia extraordinaria que ha sido la XXVI Jornada Mundial de la Juventud, no sólo para Madrid, para las diócesis de su Provincia Eclesiástica y para todas las diócesis de España, sino también, sin duda alguna, para toda la sociedad española.

Comunión eclesial

Para ir a lo esencial de lo acontecido en los días de la JMJ, nada mejor que las mismas palabras pronunciadas por el Santo Padre: «Fue, y lo sabéis -decía-, un acontecimiento eclesial emocionante. Cerca de dos millones de jóvenes de todos los continentes vivieron, con alegría, una formidable experiencia de fraternidad, de encuentro con el Señor, de compartir y de crecimiento en la fe: una verdadera cascada de luz».

Pocas veces se tiene la ocasión de poder vivir así, en toda su plenitud católica, la comunión de tantos, de todos en la Iglesia, con quien es el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. No hay duda: los jóvenes son los protagonistas de la JMJ. Pero la JMJ no ha sido una concentración azarosa y amorfa; la JMJ ha sido una gran asamblea de comunión eclesial.

La Jornada fue una experiencia festiva, sencillamente, ¡una Fiesta, con mayúscula! Porque hizo aflorar, desde el fondo de tantas almas jóvenes, la inconfundible verdadera alegría de la fe. La consagración que el Papa hizo de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús, ante la custodia, en la Vigilia de Cuatro Vientos, adquirió un relieve y una fuerza totalmente única: «Mira con amor a los jóvenes aquí reunidos -rogaba el Papa-. Han venido para estar contigo y adorarte».

El sacramento de la Reconciliación se celebró esos días por todo Madrid, Alcalá y Getafe, diócesis convertidas en un gran templo de templos. Pero tuvo especial significado la Fiesta del Perdón, en el parque del Retiro, transformado en lugar abierto para el encuentro con el Amor misericordioso de Dios. Naturalmente, los encuentros y las celebraciones con el Santo Padre constituyeron los momentos culminantes, que abrieron el espacio litúrgico, piadoso y espiritual para el gran a Cristo.

Los frutos de la Jornada

No podemos desperdiciar la gracia tan singular de la JMJ de Madrid. Hemos de recoger sus frutos y hemos de aprovechar el impulso apostólico que de ella se deriva. No es posible medir ni contar los efectos exactos que la gracia de la JMJ haya podido tener en el corazón de los fieles, jóvenes y mayores. Pero sí sabemos que son muchos los jóvenes y los mayores que han sido tocados por esa gran manifestación de fe; y que no son pocas las conversiones que se han operado y que seguirán produciéndose gracias a ella. Muchos han vuelto a recibir los sacramentos mejor preparados, y otros se han acercado por primera vez, o desde hacía mucho tiempo, a ellos. Consta que hay lugares donde se ven ahora colas junto a los confesionarios. Se han suscitado o decidido vocaciones para el sacerdocio y para la vida consagrada; otros jóvenes disciernen todavía el camino que deben seguir y no excluyen que el Señor les llame para alguna especial consagración. Muchos han visto con mayor claridad la belleza del matrimonio y de la familia, vividos como vocación cristiana, que es la de ellos y que tan urgentemente necesita nuestra sociedad.

Tampoco es del todo posible calibrar con precisión las consecuencias espirituales de la profunda impresión que causó en toda la sociedad el estilo y calidad humana y religiosa de una juventud tan numerosa y sorprendentemente pacífica, solidaria, generosa y alegre.

Un formidable impulso apostólico

La JMJ ha supuesto, sin duda, para la Iglesia que peregrina en España, un formidable impulso apostólico que la ha llenado de ilusión y de esperanza. Incluso toda la sociedad se ha visto como aliviada, cuando atravesamos momentos de tensiones y dificultades. No podemos olvidar la gravísima crisis económica, que no hace más que agravarse en toda Europa y también en España. Urge intensificar nuestra respuesta pastoral.

Los impulsos procedentes de la JMJ ayudarán, en efecto, a acrecentar la implicación de todos en el servicio de la caridad y de la solidaridad con los que más sufren los efectos de la crisis. Es necesario seguir incrementando los recursos económicos, a través de nuestras Cáritas, pero también continúa, sin duda, siendo particularmente urgente apuntar a las causas más profundas de la crisis, tan claramente señaladas en el magisterio de Benedicto XVI a partir de su encíclica Caritas in veritate, y recogidas por la Declaración ante la crisis moral y económica, publicada por esta Asamblea Plenaria. Se trata, en el fondo, de la pérdida de valores morales, que va de la mano del relativismo y del olvido de Dios, cuyas consecuencias son la corrupción política y económica, la codicia, la búsqueda del propio interés a toda costa, el menosprecio de la vida humana mediante políticas y conductas abortistas y antinatalistas, la desprotección y la disolución institucional del matrimonio y de la familia, la instrumentalización y el deterioro de la educación. Todo ello no puede conducir más que a situaciones sociales y económicas muy delicadas.

Una peregrina rezando durante la JMJ Madrid 2011

Un nuevo Plan Pastoral

El Plan Pastoral que estamos estudiando prevé la realización de un Congreso nacional sobre pastoral de la juventud, que tendría lugar antes de un año, si Dios quiere. Como es sabido, los Planes Pastorales de la Conferencia no pueden ni quieren sustituir a los de las diócesis, ámbito propio de la actividad pastoral directa. El Congreso no será, por tanto, un instrumento inmediato de trabajo apostólico con los jóvenes, sino un foro en el que los responsables diocesanos y de otros ámbitos eclesiales puedan reflexionar en común y recibir estímulos para el trabajo que hay que proseguir y mejorar.

La pastoral juvenil ha de ser capaz de ofrecer cauces para que los jóvenes puedan acceder al encuentro personal con Dios en Cristo. Será muy difícil que ese propósito fundamental de la pastoral juvenil cuaje si los jóvenes participan en actividades apostólicas más o menos esporádicas y quedan luego abandonados. Es necesario ofrecerles cauces asociativos: a poder ser los ya conocidos y experimentados, sean antiguos o más nuevos, siempre de acuerdo con las enseñanzas y directrices del Papa. No es nada aventurado afirmar que, sin tales cauces asociativos, no hubiera existido la juventud católica que ha constituido el núcleo motor de la JMJ.

La pastoral del matrimonio y de la familia

Entre los escenarios más importantes de la nueva evangelización, en cuyo marco se desarrollará el Plan Pastoral de nuestra Conferencia, tiene especial relevancia la realidad de una cultura matrimonial y familiar gravemente herida, en España y en el mundo, por el individualismo hedonista y el positivismo jurídico, a los que ha conducido el alejamiento de Dios y de la verdadera humanidad. Esperamos poder abordar con calma en esta Asamblea el estudio del documento acerca de La verdad del amor humano.

Más acontecimientos notables

Además del Año de la fe, convocado por el Papa con ocasión del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, en los próximos años tendrán lugar otros acontecimientos relevantes que serán tenidos en cuenta en nuestro Plan Pastoral. Benedicto XVI anunció en Madrid que declarará próximamente a san Juan de Ávila Doctor de la Iglesia universal. Es un acontecimiento de gracia que traerá consigo muchas bendiciones. Asimismo, en el año 2015 se celebrará el quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, la primera mujer declarada Doctora de la Iglesia. Estudiaremos la conveniencia de solicitar la convocatoria de un Año Jubilar teresiano. Pronto va a hacer un año de la publicación de la Sagrada Escritura. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. A partir del próximo año, irán apareciendo los nuevos libros litúrgicos, que incorporarán la traducción bíblica de la versión oficial de la Conferencia.

Un nuevo período político

Con nuestra Asamblea Plenaria ha coincidido el comienzo de un nuevo período político para España, después de las elecciones generales. Desde nuestro ministerio de pastores del pueblo de Dios, deseamos a quienes han sido elegidos para gobernar, en tiempos tan difíciles, acierto, serenidad y espíritu de servicio en su noble y decisiva tarea. Como siempre hace la Iglesia con los gobernantes, les ofrecemos el apoyo espiritual de nuestras oraciones y las de todos los católicos.

La cooperación de todas las instancias concernidas del Estado, de uno u otro color político, entre ellas y con diversos sectores de la sociedad -no sólo con la Iglesia-, puesta de manifiesto con ocasión de llevar a buen puerto la celebración de la JMJ, ha de ser calificada de modélica. Ojalá que pueda repetirse en el futuro, no sólo para ocasiones extraordinarias, sino también en la vida de cada día.

Ponemos en manos de santa María el trabajo de estos días. Ella es la Estrella de la nueva evangelización.

Urge educar en la verdad

Palabras del Nuncio de Su Santidad en España

El Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, también se dirigió a la Asamblea Plenaria de los obispos españoles, y manifestó que «todavía están muy vivas las experiencias de la reciente Jornada Mundial de la Juventud. Fue impresionante y altamente edificante el verdadero ejemplo de fe y de civismo de más de dos millones de jóvenes. Este evento histórico constituye un signo de esperanza importante en la misión de toda la Iglesia. Los jóvenes buscan a Jesús». Asimismo, se refirió al nuevo Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal, «que se sintetiza en la nueva evangelización, cuyo punto crucial es la emergencia educativa. Es urgente educar en la verdad. Esta tarea educativa consiste en transmitir los valores fundamentales de la existencia y de un recto comportamiento, de forma que los jóvenes, viviendo su relación con Jesucristo, vean el sentido de su vida y puedan contribuir en la sociedad». También pidió «una atención particular hacia el fomento vocacional, siendo tarea de los directores espirituales, formadores y delegados diocesanos y cuantos se entregan a esta pastoral, el debido discernimiento», así como una adecuada «formación filosófica y teológica, siguiendo fielmente las directrices de la Santa Sede, y el fomento de una auténtica vida espiritual, alma de toda vida sacerdotal». En este sentido, «la Iglesia en España tiene un preclaro modelo que ofrece a toda la Iglesia: san Juan de Ávila. El Santo Padre ha querido concederle el título de Doctor de la Iglesia. Este maestro de santos es ejemplo de fidelidad sacerdotal; su palabra será siempre estímulo de la prioridad de la vida espiritual, sin la cual sería imposible ejercer un ministerio fecundo».