«Frente a los retos de la familia, la Iglesia debe convertirse y hacerse más comunitaria» - Alfa y Omega

«Frente a los retos de la familia, la Iglesia debe convertirse y hacerse más comunitaria»

Ante los retos de la familia, la Iglesia «debe manifestar la atención sincera y fraterna a las necesidades de nuestros contemporáneos para transmitirles la verdad liberadora y ser testigos de la misericordia más grande», afirmó el cardenal arzobispo de Ezstergom-Budapest y relator general del Sínodo, Peter Erdö, durante la Primera Congregación General del mismo. También «debe convertirse y hacerse más viva, más personal, más comunitaria»

Redacción

En la Primera Congregación General del Sínodo de los Obispos, celebrada en la mañana del lunes, además del Papa Francisco tomó la palabra del cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga. En sus palabras, transmitió ánimo a los padres sinodales, ya que «no somos una Iglesia en vía de extinción ni mucho menos. La familia tampoco, aunque está amenazada y combatida. Tampoco venimos a llorar ni a lamentarnos por las dificultades».

Al contrario, el Sínodo busca que llegue «un nuevo día para las familias del mundo, creyentes o no creyentes, familias cansadas de las incertidumbres y dudas sembradas por diversas ideologías, como las de la deconstrucción, contradicciones culturales y sociales, fragilidad y soledad entre otras. Quédate con nosotros Señor para que este Sínodo produzca un camino de alegría y esperanza para todas las familias».

El esfuerzo de las iglesias particulares

A continuación intervino el Presidente delegado, el cardenal arzobispo de París André Vingt-Trois, que valoró positivamente la decisión del Papa de convocar dos sesiones del Sínodo de los Obispos sobre la misión de la familia en el mundo contemporáneo. Los obispos han sido testigos –explicó– de los frutos de esta decisión, ya que las iglesias particulares se han esforzado en dar una aportación al trabajo común respondiendo al cuestionario que debía dar forma al Instrumentum Laboris.

El cardenal Vingt-Trois habló también del motu proprio Mitis Iudex Dominus Jesus, con el cual el Santo Padre reforma los procedimientos canónicos relativos a la validez sacramental de los matrimonios. Representa —dijo— una indicación preciosa sobre el espíritu con que se abordará esta fase de trabajo sinodal. «Sin poner en tela de juicio la tradición sacramental de nuestra Iglesia, ni su doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio —añadió—, nos habéis invitado a compartir nuestras experiencias pastorales y a ponernos en marcha por los caminos de la misericordia a los que el Señor invita a todos los que lo desean y que pueden, a entrar en un territorio de conversión de cara al perdón».

A continuación el cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, explicó cómo iba a funcionar el Sínodo. Por ultimo, el relator general, el cardenal arzobispo de Ezstergom-Budapest, Péter Erdö, ilustró la primera parte del Instrumentum Laboris, que abarca la escucha de los retos sobre la familia, colocándolos en el contexto socio-cultural contemporáneo y sus cambios antropológicos. Estos cambios están marcados, entre otros aspectos, por una «fuga de las instituciones», que conlleva una inestabilidad institucional y un predominio del individualismo y el subjetivismo.

Indisolubilidad, don y tarea

Habló después del discernimiento de la vocación familiar, de la pedagogía divina de la familia y de la indisolubilidad como don y tarea, recordando a la familia en el Magisterio de la Iglesia y su dimensión misionera, así como a las familias «heridas», situándolas en el ámbito de la misericordia y la verdad revelada. El cardenal tocó el tema de la dimensión evangelizadora de la familia y del acompañamiento eclesial de los núcleos familiares y no olvidó el argumento de la responsabilidad generativa ni los retos de la educación.

«Escuchando la Palabra de Dios —continuó— nuestra respuesta debe manifestar la atención sincera y fraterna a las necesidades de nuestros contemporáneos para transmitirles la verdad liberadora y ser testigos de la misericordia más grande. Para hacer frente a los retos de la familia hoy, la Iglesia también debe convertirse y hacerse más viva, más personal, más comunitaria. Parece que ese despertar comunitario esté ya sucediendo en muchas partes. Para que sea más general y cada vez más profundo pidamos la luz del Espíritu Santo para que nos indique también que pasos concretos hay que dar».

El tema del presente Sínodo —finalizó el cardenal Erdö— «se presenta bajo una luz serena y concreta que nos hace crecer en la esperanza y en la confianza en la misericordia de Dios. Esa misericordia a la que el Papa ha querido dedicar un Jubileo extraordinario. Demos gracias al Santo Padre por esta elección de esperanza y confiemos nuestros trabajos a la Sagrada Familia de Nazaret».

VIS / Redacción