Tenso inicio de curso - Alfa y Omega

Tenso inicio de curso

José Antonio Méndez
Jóvenes profesores protestan contra las reformas que se han anunciado para este curso, en Madrid

La confrontación entre profesores y Administración está caldeando el inicio del curso académico en varias Comunidades Autónomas, con amenaza de huelga incluida. La tormenta se ha desatado por las medidas de recorte presupuestario en Educación, que varios Gobiernos autonómicos, como el de Madrid, Andalucía o Galicia, han anunciado, y que afectan a las condiciones laborales de los docentes. Más allá del uso ideológico que sindicatos, líderes políticos y medios de comunicación están haciendo del asunto (en una u otra dirección), tres son los principales aspectos educativos de estas reformas. El primero, el incremento de horas lectivas para los profesores que, en el caso de Madrid, se generaliza de 18 a 20 horas en el aula (aunque en cursos anteriores ya había profesores que llegaban a las 21 horas, el máximo fijado por la Ley); y que en Galicia llegará a las 25 horas. El segundo, que este aumento de horas de pizarra viene acompañado, como ha denunciado el sindicato independiente ANPE, de «la desaparición de la tutoría con alumnos de Secundaria, el incremento de alumnos por aula y la reducción del tiempo de dedicación a la preparación de clases y a actividades extraescolares y complementarias». Eso implicará que los profesores tendrán menos tiempo para atender a más alumnos, y «que todos los centros tendrán que reducir desdobles y refuerzos, recursos para la orientación educativa, apoyos, aulas de enlace, compensatoria y todas las medidas de atención a la diversidad». Y el tercero, que al cubrir más plazas con menos profesores, se deja sin posibilidad de contratación a muchos profesores interinos. En el caso de Andalucía, además, la Junta ha dictado un Decreto por el cual la experiencia docente de los interinos vale igual que unas oposiciones teóricas extra, a la hora de entrar en las listas de las bolsas de trabajo. Eso, según ANPE-Andalucía, «menosprecia la experiencia docente» e «impone un tránsito de docentes que salen y entran de las bolsas de trabajo».

Además, ANPE denuncia que «resulta equívoco decir que los profesores sólo incrementarán su horario en dos horas, pues a éstas deben añadirse las horas no lectivas dentro del centro, durante las cuales el profesor desempeña funciones de guardia, atiende la biblioteca, participa en reuniones de tutoría y de departamento, mantiene encuentros o comunicaciones telefónicas con padres, asiste a claustros, organiza actividades extraescolares, o colabora en las elaboradas por otros docentes, etc.» Todo, sin olvidar «que cada hora de clase requiere un tiempo considerable de estudio, preparación de ejercicios, actividades, exámenes, evaluación de trabajos y pruebas, tareas que el profesor suele realizar fuera del centro, muchas veces en días festivos o fines de semana». Además, el sindicato lamenta que la forma de abordar esta polémica «implica una minusvaloración de la tarea educativa, y sitúa a los profesores en una situación de indefensión frente a la sociedad, que nos percibe como funcionarios privilegiados, que trabajamos poco y nos quejamos mucho», algo que «atenta directamente contra nuestra dignidad y, como consecuencia inmediata, produce el desánimo del profesorado, un colectivo expuesto no sólo a situaciones desgastantes en el aula, sino, ahora, a una censura social promovida desde los poderes públicos».

En el caso de Madrid, la Comunidad argumenta que estas medidas supondrán un ahorro de 80 millones de euros al año, y que «la alternativa era eliminar el programa de bilingüismo, las becas de libros de texto, las becas de comedor, el Plan Refuerza…, programas mucho más importantes para el bolsillo de las familias y para mantener la calidad de la enseñanza», como ha asegurado la Consejera de Educación, Lucía Figar, en el diario ABC. Desde ANPE-Madrid, sin embargo, lamentan que estos recortes «repercuten en la calidad de la enseñanza», afectan «sobre todo a las familias y alumnos con más necesidades educativas, y no contribuyen a la lucha contra el elevado fracaso y abandono escolar». La polémica, a buen seguro, aún dará que hablar.