Una vida que explica la historia - Alfa y Omega

Una vida que explica la historia

José Francisco Serrano Oceja

La misma tarde en que concluía esta reseña, recibí una llamada del autor de este libro, para comunicarme que el arzobispo emérito de Santiago de Cuba, monseñor Pedro Meurice, acababa de fallecer en Miami. Por tanto, quien había sido el eslabón entre el autor de esta historia de la Iglesia católica en Cuba, en la época contemporánea y monseñor Enrique Pérez Senantes (1883-1968), arzobispo de Santiago, biografiado de excelencia, había fallecido. No son pocas las páginas que se dedican a monseñor Meurice, fuente inspiradora de esta narración, dado que la vida del gallego monseñor Pérez Senantes, objetivo del libro, y la de monseñor Maurice se entrecruzaron en un servicio a la Iglesia que estaba pendiente de historiar.

Es posible que haya quienes piensan que aún no se puede hacer historia del presente; es posible pensar, y decir, que no se puede hacer historia de Cuba hasta que no se rompa la losa de la impunidad del silencio que impone el régimen totalitario de los Castro. Sin embargo, este libro demuestra que a la seriedad y el rigor del historiador profesional, si se le suma la perspicacia del investigador, del aventurero de la verdad y de la libertad, le nacen frutos nada desdeñables.

Con acierto ratificador, el Ateneo de Gijón ha concedido el prestigioso Premio Jovellanos de Investigación Histórica a esta obra de un joven erudito e intelectual formado en la Universidad de Navarra. El profesor Ignacio Uría, asturiano de cuna, ha sabido, con la ayuda de prestigiosas universidades americanas, adentrarse en la vida de la Iglesia en Cuba, bucear por entre los documentos de vida, entre las declaraciones de quienes aún ofrecen su testimonio, y por entre los legajos de los archivos de las grandes potencias. El resultado es una más que entretenida historia de la Cuba contemporánea, que contiene un aquilatado perfil psicológico, humano y político de sus protagonistas y una más que acertada descripción de los acontecimientos principales. No está de más recordar cuál fue el papel del obispo que salvó a Fidel Castro tras el ataque al cuartel de Moncada; cuál el de la Iglesia, y de los eclesiásticos, en Sierra Maestra, en el desarrollo y configuración del régimen posterior y, por qué no, en la actualidad, en el tiempo posterior a la Visita del Papa Juan Pablo II a la Isla.

Si bien es cierto que esta historia concluye el 18 de abril de 1968, día en que fallece el prelado más importante de la Iglesia en Cuba en el siglo XX, entre sus páginas se atisba un punto y seguido de la historia con un epílogo que es síntesis del buen hacer del historiador. Un epílogo que concluye que, «pese a las posteriores críticas, Pérez Senantes nunca se retractó de su respaldo al Movimiento 26 de Julio. De hecho, cuando se le preguntaba si tenía remordimientos por ese compromiso, solía decir que Fidel Castro era in quo omnes pecaverunt. Es decir, aquel en el que todos los cubanos habían pecado, al creer sus promesas y darle un apoyo absoluto. También (y por supuesto) él mismo».

Iglesia y revolución en Cuba. Enrique Pérez Senantes
Autor:

Ignacio Uría

Editorial:

Ediciones Encuentro