«Presiones intolerables» en un momento decisivo - Alfa y Omega

«Presiones intolerables» en un momento decisivo

Quien haya leído los periódicos de los últimos días pensará que el Vaticano es uno de los lugares más inmorales y corruptos del planeta. En un gesto inusual, la Santa Sede ha denunciado «la difusión de noticias, a menudo no verificadas o no verificables, incluso falsas» que buscan condicionar a los cardenales en la elección del próximo Papa

Jesús Colina. Roma

Las crónicas de no pocos medios italianos e internacionales hablan de todo tipo de intrigas y chantajes en la Santa Sede. Se llevan la palma el semanario italiano Panorama y el diario La Repubblica, que llegan a atribuir la renuncia del Papa a la conjura de un lobby gay en el Vaticano. ¿En qué se basan estos medios para pintar este ambiente truculento? La supuesta fuente de información es el informe que Benedicto XVI encargó a tres cardenales, tras los casos de fuga de documentos reservados en el Vaticano, conocido como Vatileaks.

El escándalo surgió a inicios de 2012 con la publicación —en programas televisivos y en un libro del periodista Gianluigi Nuzzi— de algunos papeles que habían sido dirigidos confidencialmente al Papa. Benedicto XVI reaccionó en dos frentes: se puso en marcha la justicia ordinaria del Estado de la Ciudad del Vaticano, que acabaría con la condena del ayudante de cámara pontificio, Paolo Gabriele, que confesó ser quién filtró los documentos al periodista italiano. En paralelo, el Papa creó la comisión formada por el cardenal español Julián Herranz, el eslovaco Jozef Tomko, y el italiano Salvatore De Giorgi, para que, con plena libertad, investigara las causas y contextos en que se dieron las filtraciones. Los tres purpurados tenían el derecho y el deber de interrogar a las personas que considerasen oportuno. Y sólo debían informar directamente al Papa. El pasado lunes, los tres cardenales se reunieron con el Papa, quien les agradeció su investigación. La Santa Sede publicó un comunicado en el que se confirmaba que «el Santo Padre ha decidido que los resultados de este informe, cuyo contenido conoce solamente Su Santidad, permanezcan exclusivamente a disposición del nuevo Pontífice».

Detalles de un informe secreto

¿Cómo es posible, entonces, que los periódicos hayan publicado páginas y páginas con detalles de un informe que nadie ha leído? Ignazio Ingrao, periodista de Panorama y autor de la primera serie de artículos sobre la que se basó —sin citarlo— La Repubblica (a quien el resto de medios internacionales citan como fuente) ha reconocido que su crónica consiste en «una reconstrucción de los hechos», tras haber entrevistado a testigos que fueron interrogados por la comisión cardenalicia. En definitiva, la avalancha de artículos basados sobre un informe que habría originado la renuncia del Papa son conjeturas y elucubraciones de un periodista, basadas, en el mejor de los casos, en testimonios de quien fue consultado por la comisión.

Pero la creatividad de los periodistas italianos ha ido más lejos. A pesar de que el comunicado vaticano anunciara que los resultados de la investigación sólo serán conocidos por el nuevo Papa, horas después los periódicos anunciaban sesiones para los cardenales electores en las que se les ilustrarán los detalles del informe.

¿Cómo es posible que la prensa pueda seguir publicando noticias que falsean la realidad? Greg Burke, consultor de la Secretaría de Estado para cuestiones de comunicación, atribuye esta falta de rigor a la necesidad de los periódicos de llenar cada día páginas y páginas sobre la renuncia del Papa y el próximo cónclave, y a la falta de una figura en las redacciones que contraste la información.

Se explica así la firmeza con que la Santa Sede ha reaccionado a estas elucubraciones y ataques infundados, que se han percibido como «presiones inaceptables para condicionar el ejercicio del deber de voto, por parte de uno u otro miembro del Colegio de cardenales, considerado no agradable por una razón u otra», en palabras del portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi. En un comunicado del 23 de febrero, la Secretaría de Estado explica que «la libertad del Colegio de cardenales, que tiene la tarea, según establece el Derecho, de elegir al Romano Pontífice, siempre ha sido fuertemente defendida por la Santa Sede, como garantía de una decisión que estuviera basada en evaluaciones motivadas únicamente por el bien de la Iglesia», aunque recuerda que, «a través de los siglos, los cardenales han debido hacer frente a múltiples formas de presión ejercidas sobre los electores individuales y sobre el mismo Colegio, y cuyo fin era condicionar sus decisiones, doblegándolas a lógicas de tipo político o mundano». Pero «si, en el pasado, eran las denominadas potencias, es decir, los Estados los que intentaban hacer valer sus condicionamientos en la elección del Papa, ahora se intenta poner en juego el peso de la opinión pública, a menudo sobre la base de evaluaciones que no reflejan el aspecto típicamente espiritual del momento que la Iglesia está experimentando», añade.

La Secretaría de Estado considera que «es deplorable que, a medida que se acerca el inicio del cónclave y los cardenales electores estarán obligados, en conciencia y ante Dios, a expresar con plena libertad su elección, se multiplique la difusión de noticias, a menudo no verificadas, o no verificables, o incluso falsas, aun con graves perjuicios para las personas y las instituciones». Por eso, el Vaticano se dirige a los católicos para pedirles que se centren en lo esencial: «Rezar por el Papa Benedicto XVI, rezar para que el Espíritu Santo ilumine al Colegio de cardenales, rezar por el futuro Pontífice, confiados en que la barca de Pedro está en manos de Dios».

Con esta finalidad, el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, ha enviado una carta a los monasterios de vida contemplativa en todo el mundo para invitarles a intensificar la oración, en este momento tan decisivo para la Iglesia y para el mundo.