¡Sí, sí, sí, el Papa ya está aquí! - Alfa y Omega

¡Sí, sí, sí, el Papa ya está aquí!

Será, probablemente, uno de los gritos más repetidos hoy, cuando los jóvenes peregrinos que llenan cada rincón de Madrid vean las imágenes del avión del Papa aterrizando, su traslado a la capital, y cuando, por fin, le reciban en las plazas de Alcalá y Cibeles. Pero Madrid ya es, desde hace días, una fiesta. Y una gran fiesta que sólo se puede entender si se conoce qué mueve a estos jóvenes de mil colores que han conseguido asombrar a toda una ciudad

María Martínez López

Después de tres años de intensa preparación, la JMJ ha comenzado. Han llegado los cientos de miles de peregrinos que, desde hace tres días, llenan Madrid de color con sus camisetas y gorros, banderas, cantos, y rostros, desde, literalmente, todos los rincones del planeta. Entre tanta variedad, lo que no cambia es su sonrisa. Llenan las calles y las plazas, y cuando dos grupos se cruzan, a la mínima, comienzan a corear el nombre de su país… O del país de los otros peregrinos.

Ya casi, casi está aquí el Papa. Se ha preparado con tanta ilusión como los jóvenes para el encuentro, y ha aprovechado su descanso en Castel Gandolfo para preparar sus homilías y discursos. Desde allí, tras el rezo del ángelus, el Papa saludó, el domingo, a jóvenes de diversos países hispanoamericanos, «así como a los que se unen a ellos de camino a Madrid para la Jornada Mundial de la Juventud. Invito a todos -dijo- a encomendar en la oración este Viaje Apostólico a España, que llevaré a cabo dentro de pocos días, para que en él se cosechen abundantes frutos de vida cristiana». En alusión también a la necesidad de reavivar las raíces cristianas de Europa, el Papa invitó también «a meditar sobre el tesoro de la fe que nos ha sido transmitida y a acogerla con gratitud. Comprometámonos a responder de forma responsable a la llamada de Dios -añadió-, eligiendo fundar nuestra vida en Cristo… Reconozcamos a Dios como la fuente y la plenitud de la felicidad a la que aspiramos».

La generación Benedicto XVI

«Sois la generación de Benedicto XVI», les decía el martes, en la Misa de inauguración de la Jornada, el cardenal Rouco a los jóvenes. «No es la misma que la de Juan Pablo II…, el Papa de los Jóvenes», porque las circunstancias cambian, y hoy el gran reto es «un rampante relativismo espiritual y moral». Sin embargo, existe una clara continuidad histórica en las JMJ, porque, «desde aquella convocatoria primera de la Jornada de 1985 en Roma, hasta esta Jornada de Madrid, se ha ido desgranando una bella historia de fe, esperanza y amor en tres generaciones de jóvenes católicos y no católicos, que han visto cómo se transformaba su vida en Cristo y cómo surgían entre ellos innumerables vocaciones para el sacerdocio, la vida consagrada, el matrimonio cristiano y el apostolado».

Eso es una JMJ: un acontecimiento mundial incomparable hoy a cualquier otro. Como subrayaba el Secretario de Estado del Papa, el cardenal Bertone, al enviar hacia Madrid a los jóvenes de Ivrea, en el norte de Italia, «la JMJ nunca es una simple experiencia de masas, como los grandes encuentros deportivos o musicales… En ella hay algo profundamente hermoso y bello». Por eso, no hay una, sino tantas JMJ, como jóvenes que acuden abiertos a encontrarse con Cristo.

De eso se trata. El Papa llega hoy a Madrid para confirmar en la fe a sus jóvenes amigos. «Nos presentará la vida cristiana centrada en Cristo, con gran riqueza de matices, para que el cristiano reconozca y viva la fe en la comunión de la Iglesia y proyectado sobre el mundo y sobre las cuestiones que preocupan hoy», explica en estas páginas el Coordinador General de la Jornada, monseñor César Franco.

Es la otra cara de la JMJ: la de los jóvenes que madrugan para pasar toda la mañana en las catequesis, la de los ratos en silencio ante el Santísimo, la de los jóvenes que, en la Fiesta del Perdón, del Retiro, o en cualquier otro lugar, se reconciliarán con Dios -algunos, seguramente, después de mucho tiempo-. Ése es el secreto de las Jornadas; lo que las hace fructíferas; lo que justifica que el Papa conceda la indulgencia plenaria, con los requisitos habituales, a quienes participen en alguno de los actos litúrgicos.

Con este nuevo número especial, Alfa y Omega quiere ayudar a madrileños y peregrinos a aprovechar la JMJ al máximo; que, cuando el domingo, el Papa anuncie que la próxima cita será en Río de Janeiro, en 2013 -lo adelantó el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede-, nadie se quede con la sensación de que la JMJ fue algo bonito, pero ya pasó.