El Papa llama a su quiosquero - Alfa y Omega

El Papa llama a su quiosquero

El Papa Francisco llamó el lunes a un quiosquero argentino para pedirle que deje de mandarle el periódico. A Luis del Regno se le pone «la piel de gallina» cuando recuerda que aquel hombre «tan sencillo», al que entregaba a diario el periódico en el Arzobispado de Buenos Aires, es ahora el Papa

José Calderero de Aldecoa

El lunes 18 de marzo, a las 13:15 del mediodía, sonó el teléfono de un quiosco en Buenos Aires. El hijo del dueño atendió la llamada. «Hola, Daniel, habla el cardenal Jorge», dijo su interlocutor. «Dale, Mariano, no seas boludo», contestó Daniel, pensando que le llamaba un amigo que conocía que el nuevo Papa Francisco, cuando era arzobispo de Buenos Aires, compraba allí el periódico a diario. «En serio, soy Jorge Bergoglio, te estoy llamando desde Roma», insistió el Papa.

Daniel del Regno, según cuenta Natalia Pecoraro en el periódico La Nación, rompió a llorar de la emoción. «Entré en shock, me puse a llorar, no sabía qué decirle. Me agradeció por el tiempo en que le acercamos el diario y me mandó un saludo para la familia», contó Daniel, hijo de Luis del Regno, dueño del quiosco.

Todos los días, este quiosquero y su hijo, Luis y Daniel del Regno, entregaban el periódico en el arzobispado de Buenos Aires para el cardenal arzobispo Bergoglio. «Los domingos, a las 5.30, él mismo pasaba por el quiosco, compraba La Nación, charlaba unos diez minutos y se tomaba el colectivo 28 [autobús] para ir a Lugano a dar mate cocido a chicos, a gente enferma», recuerda Luis.

El quiosquero recuerda mil anécdotas que sucedieron durante todo el tiempo en que le estuvo llevando el periódico al cardenal Bergoglio. «Por ejemplo, le tiraba La Nación con una bandita, para que no se desarmara cuando había viento o lluvia. A fin de mes me traía todas las banditas del mes. ¡Las 30!».

«En junio bautizó a mi nieto, fue una emoción impresionante. Y ayer [por el lunes] llamó a mi hijo al quiosco, desde Roma, para saludar y para decirle que no lleváramos más el diario porque no iba a estar más. Es algo imborrable en mi vida: yo sé lo que es, un tipo único», cuenta Luis. Y confiesa que se le pone «la piel de gallina» cuando recuerda que aquel hombre «tan sencillo» es ahora el Papa.

«¿Jorge, ¿vas agarrar la batuta?»

Así relata Daniel su conversación con el Papa: «Hablamos de un detalle, que fue que hace un mes, cuando partió, sabíamos del viaje. Las palabras que le dije fueron: Jorge, ¿vas a agarrar la batuta?, y él contestó: Eso es un fierro caliente, nos vemos en 20 días, vos seguí tirando el diario. Le dije que se cuidara, que lo iba extrañar, que le mandaba un beso grande y le pregunté si existía la posibilidad de verlo de vuelta alguna vez. Me dijo que de acá a un tiempo eso va a ser muy complicado, pero que siempre iba a estar presente». Y finalmente, le pidió que rezara por él.