¡Estáis en vuestra casa! - Alfa y Omega

¡Estáis en vuestra casa!

Madrid se ha volcado en la acogida a peregrinos: 700 institutos y colegios públicos, cerca de 300 privados, 181 polideportivos, 600 parroquias y 100 espacios como residencias o albergues, junto a cerca de 5 mil hogares, acogen a los miles de peregrinos. Al mismo tiempo, la ciudad se ha engalanado para recibir al Papa

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Llegada de peregrinos a Madrid

Belén Vegas es responsable de Ambientación ciudadana de la JMJ, y ha coordinado las iniciativas Madrid se empapa y Puenting. Muchos madrileños se han afanado, estos días, para recibir a Benedicto XVI tal como se merece: con una gran fiesta. Para ello, han preparado decenas de pancartas que van a engalanar los balcones al paso del Papa por las calles de Madrid. Y no han dudado en adornar también 20 puentes del recorrido del Papa por carreteras y vías de circunvalación de la capital.

Las Torres de Colón, engalanadas para recibir al Papa

Se han pertrechado también de 10 kilos de confeti, cientos de globos y un sinnúmero de banderines para dar la bienvenida al Papa. Las pancartas las han elaborado varios colegios de Madrid, que llevan trabajando en ellas desde mayo. Una iniciativa interesante es la unión de banderas de todos los países del mundo: los miembros de la iniciativa Coser y cantar -fundamentalmente monjas y señoras que cosen las casullas, albas, estolas… para esta JMJ- las han unido, y con ellas se va a realizar un pasamanos gigante en la Avenida de América, al paso del Santo Padre.

«Con todo esto -afirma Belén-, queremos que el Papa se sienta como en su casa. Contamos con muchas familias con niños para acudir a los puentes y darle la bienvenida de la manera más entusiasta. Incluso ha habido que dejar fuera a muchas familias que solicitaban estar en los puentes, porque el cupo se tuvo que cerrar en mayo de toda la gente que había apuntada. Van a ser sólo unos segundos, pero estamos contentos y muy emocionados por verle pasar».

Algunos madrileños se van a quedar sin poder ver al Papa, y sin poder acudir a ningún acto de la JMJ. Y no porque les falten las ganas. Lo que sí harán es ayudar al buen fruto de la Jornada de otra manera. Es el caso de don Juan Pablo Pardiñas, un sacerdote de 83 años afectado de Parkinson y al que le resulta difícil permanecer de pie. «Yo estaría encantadísimo de poder ir a ver al Papa -afirma-, pero ofrezco mis dificultades al Señor, y le pido en la oración que lo que le ofrezco sirva para el triunfo espiritual de la JMJ». Vive en la residencia sacerdotal San Pedro, con muchos otros sacerdotes ancianos -bastantes de ellos enfermos- que tampoco van a poder ir a la JMJ, pero que lo ofrecen todo por ella.

La oración sostiene a la JMJ

«Los jueves y sábados rezamos la Hora Santa al Santísimo -explica don Juan Pablo-. Es muy importante la oración y la plegaria. Incluso con los que van en sillas de ruedas, celebramos la Misa todos juntos -a algunos sacerdotes incluso tienen que ponerles la estola-. Todos ofrecemos nuestra vida por la JMJ». Por eso, espera que el fruto principal sea «que los chicos y chicas que asistan, y los que lo ven por televisión, salgan con un amor apasionado a Cristo; y que esto que van a vivir estos días crezca en su alma, a través de los años; que cuando pase tiempo, puedan decir: Lo de Madrid fue una chispa, comparado con el amor apasionado que tengo ahora».

El cardenal Rouco, anfitrión de la JMJ, ha sido desde el principio muy consciente de la necesidad de la oración en la preparación de esta Jornada. A comienzos del curso 2009, cuando la diócesis acababa de ser elegida anfitriona de la siguiente JMJ, se dirigió a todos los monasterios de vida contemplativa de España para pedir oraciones. En las últimas semanas, ha llamado a sacerdotes enfermos de la diócesis para pedirles también que recen por la JMJ.

También las familias madrileñas se han volcado en la preparación de la JMJ. En algunas zonas, la oferta de domicilios ha sido tan grande, que muchos hogares se han quedado con las ganas de acoger voluntarios.

Voluntarios preparan pancartas de bienvenida a Benedicto XVI

La fe es lo que une

En la diócesis de Getafe -junto a la de Alcalá, una de las subsedes de la JMJ-, en casa de Merche y Florencio, han acogido a tres chicas de Tanzania. «Desde el principio, quisimos colaborar todo lo posible en la preparación de la JMJ, y por eso nos ofrecimos para acoger a peregrinos. Es una fiesta para los jóvenes; pero todos ellos vienen de una familia, y nosotros, como familia, les queremos ayudar como podemos». Tras acoger, el lunes pasado, en su casa a estas tres peregrinas africanas, Merche y Florencio explican que «lo que nos une es la fe. No hay otra motivación que expresar el deseo de Jesucristo: Que todos sean uno. Y mostrar también el espíritu de las Bienaventuranzas; ésta es una oportunidad preciosa para vivirlas de verdad: acoger en casa a Jesucristo y que el otro se sienta acogido como el mismo Jesucristo».

En Alcalá de Henares, la otra subsede de la JMJ, don Luis Eduardo, sacerdote de la parroquia de Santiago, ha acogido en los salones parroquiales a 34 jóvenes del Líbano y a 16 de Ramala (Palestina). «Dicen que en Madrid hace más calor que en su tierra», bromea. La parroquia los ha recibido «con mucho entusiasmo», cuenta, y destaca sobre todo la labor de los voluntarios.

A poner los siempre necesarios parches, ayudan estos días también los voluntarios esporádicos, que se dejan caer por sus parroquias, y se ofrecen para lo que haga falta: preparar desayunos, adecentar salones… Trabajo hay para todos.

én los testimonios de familias enteras volcadas en la JMJ. Javier y Marta, matrimonio de Salesianos Cooperadores, trabajan como voluntarios en la acogida en una casa de las salesianas, mientras que sus dos hijos se ocupan de la acogida en la parroquia del barrio, y dejan también comida en su casa, para los voluntarios de su parroquia.

Voluntaria en el campus de la Universidad San Pablo CEU, en Montepríncipe, que acoge a 650 peregrinos con discapacidad

Trabajo para toda la familia

Y entre tanto trajín, se multiplican los contactos entre las personas de la diócesis que acoge y los peregrinos. De ahí surgen amistades y experiencias que dejarán huella de por vida. Puede ocurrir en encuentros fortuitos. Quizá en una verbena… Una de las primeras imágenes de los peregrinos en la JMJ de Madrid fue, el pasado lunes, en la Fiesta de la Virgen de la Paloma, en el castizo barrio de La Latina. El cardenal Rouco contó en su homilía que muchos de los peregrinos, que empezaban a hacerse notar ya dentro del templo y por toda esa zona de Madrid, procedían de China, Pakistán, Irak, Líbano, Argelia, Etiopía o Malawi, y «podrían contarnos toda una historia de dolor, de sufrimiento y de pasión». Y, sin embargo, sus testimonios son alegres. «Un cristiano es siempre testigo de la alegría -explicó el cardenal-, nunca de tristeza. Puede ser testigo del dolor, del martirio; no hay mejores cristianos que los mártires, pero no eran tristes los mártires…».

¿Qué puedo hacer yo por la JMJ?

–Ante todo, la mejor aportación que puede hacer es… usted mismo. Participe en la Jornada como un peregrino más. Si se limita a tirar de guía cultural para ir a las actividades, se perderá lo mejor. Aunque venga solo, intente compartir estos días con algún grupo, de forma permanente o a ratos. Seguro que le enriquecerá.

–Si vive en Madrid, puede formar parte del gigantesco equipo de acogida: acérquese a su parroquia para ofrecer ayuda, pues hay momentos en que siempre faltan manos. Si encuentra a un grupo de peregrinos con cara de perdidos, ofrézcase a acompañarlos o indicarles el camino, sobre todo en lugares no muy céntricos. O, simplemente, puede saludarlos y darles la bienvenida. Seguro que lo agradecerán.

–También puede contribuir aún a financiar esta Jornada. En la página web www.muchasgracias.info, puede hacer su donativo; por ejemplo, para terminar de ayudar a los jóvenes que han venido de Asia, del mundo árabe, Oceanía, o Iberoamérica -el viaje de los peregrinos de África ya está cubierto-, así como a costear otros preparativos de la JMJ. También puede ayudar económicamente enviando un sms con la palabra JMJ al 28004. El coste íntegro (1,20 euros) se destinará al Fondo de Solidaridad de la JMJ.

M. M. L.