No hemos perdido

El conflicto en la Facultad de Geografía e Historia, de la Universidad Complutense de Madrid, por el traslado de la capilla no podía prolongarse en el tiempo. Era una voluntad manifestada desde el primer momento por el padre Feliciano Rodríguez, Delegado de Pastoral Universitaria de la archidiócesis de Madrid, la de que esta situación se solucionara cuanto antes, en un clima de diálogo y respeto, y la de acatar la decisión de la institución académica, aunque no estuvieran de acuerdo con ella y el diálogo abierto y cordial no llegara a buen puerto. Y esto es lo que ha sucedido. A pesar de que las razones esgrimidas por el señor Decano han sido desmontadas una a una por profesores, alumnos y personal de servicio del centro universitario, el Arzobispado ha terminado cediendo a una de las alternativas propuestas para que el conflicto no se enquistara. Y es que eso forma parte de la libertad religiosa. Orar y que nos dejen hacerlo con libertad. Porque el espacio, que sí es importante, no es lo fundamental.

Lo mejor de todo esto ha sido el fruto inmenso e imprevisto surgido debido a las circunstancias: la unión demostrada por los usuarios de estos centros pastorales que, con su tolerancia y su aceptación de las sin razones, demuestran que Dios está en sus vidas, y seguirá estando presente aunque el aula donde se junten a partir del próximo curso para rezar sea un espacio reducido.

Pastoral Universitaria seguirá realizando su tarea. Continuarán sus actividades pastorales, con la oración, la Eucaristía, el acompañamiento espiritual, los Ejercicios y los encuentros de oración, la celebración de los sacramentos… Continuarán sus actividades formativas, con los encuentros Fe-Razón, en los que intervienen primeras figuras del pensamiento, que tanto ayudan a abrir la mente en ámbitos académicos. Continuarán sus actividades caritativas, en las que los jóvenes universitarios comprueban en primera persona la riqueza que supone ese darse a los demás sin esperar nada a cambio.

No, desde luego Pastoral Universitaria no ha perdido al ceder a las pretensiones del Decano. Al contrario, ha ganado. Porque el respeto demostrado durante todo este episodio, la apertura de diálogo cordial y sincero, la buena voluntad manifestada para solucionar la situación creada, y la sumisión y acatamiento final a una decisión que no comparten pero que aceptan y respetan son muestra de ese Evangelio que predican y practican cada día, y que seguirán llevando a los estudiantes de la Facultad de Geografía e Historia, aunque sea desde un pequeño rincón.

María Dolores Gamazo es directora de la Oficina de Información del Arzobispado de Madrid