¡Buen viaje! - Alfa y Omega

Acabo de regresar de casa de Georgina. Hemos ido los profesores del turno de tarde a despedirnos, porque mañana vuela con su familia a Austria. Llegaron al Líbano hace tres años huyendo de Alepo y de una guerra que empezaba a recrudecerse en Siria. Hace dos años que iniciaron los trámites de asilo a través de la embajada austríaca y finalmente, hace unas semanas, se lo concedieron. Mañana aterrizarán en Viena y desde allí les reubicarán en otra ciudad que todavía desconocen. Tanto ella como su madre se han despedido entre lágrimas, conscientes de todo lo que dejan atrás y de las dificultades que les esperan. Serán unos primeros meses difíciles, pero nada comparado con lo que ya han pasado.

Georgina no es la primera de nuestros profes en irse. Hace un par de meses también se fue Attieh: también sirio, también cristiano. Vino solo al Líbano, por lo que tenía difícil que le concedieran el asilo. Trabajó más de un año con nosotros como profe de Matemáticas, pero en verano nos dijo que se iba, que quería intentar llegar a Europa. Tras aceptar que la guerra en Siria tardará años en acabar y ser consciente de que no hay futuro para los sirios en el Líbano más allá de sobrevivir, decidió irse a Turquía para, desde allí, cruzar a Grecia en bote. Gracias a Dios, y tras muchos kilómetros en autobús y algún que otro susto, Attieh llegó a Noruega, donde le esperaba un pariente que le está ayudando en estos primeros meses. Espero que cuando leáis estas líneas Georgina haya llegado bien a Austria. Mucha suerte amigos, no os espera un futuro fácil. Confío en que algún día podáis regresar a vuestras casas, con vuestras familias y amigos. Hasta entonces seguimos rezando por vosotros.