Los huérfanos del ébola acogidos por los salesianos vuelven al cole - Alfa y Omega

Los huérfanos del ébola acogidos por los salesianos vuelven al cole

Después de meses y meses de esfuerzo, y gracias a la decisiva contribución de muchos benefactores y a la intervención directa del Rector Mayor, el Centro Salesiano de Atención a los Menores Huérfanos del Ébola en Lungi, Sierra Leona, ha vuelto a ser lo que siempre había sido: una escuela. Todos los menores afectados por la epidemia y acogidos en el último año en el centro han sido reunificados con sus familias extendidas

Redacción

«El Don Bosco Interim Child Care Center fue cerrado porque hemos logrado la reunificación de todos los niños con sus familias extendidas, con un tío, un abuelo… o familias adoptivas. El compromiso de los misioneros salesianos ahora, para los próximos tres años, es acompañar y apoyar a estos niños y a sus familias, asegurándonos de que están bien tratados, que van a la escuela, de que son felices…», dice con satisfacción el inspector de los salesianos para los países de habla inglesa de África occidental, Jorge Crisafulli.

La voluntad por parte de los salesianos de anteponer el bienestar de los pequeños a todo lo demás ha dado lugar a trabajos e inversiones significativos: «Hemos tenido que realizar las gestiones para la construcción de viviendas, ya que tal vez eran 4 ó 5 hermanos que perdieron a sus padres: hemos optado por no separarlos, pero tal vez la familia extensa ya tenía 15-20 personas. Luego hicimos algunas viviendas pequeñas: una habitación para los niños, una para niñas, el cuarto de baño, una cocina…».

«Los 250 niños que hemos acogido durante el brote de ébola han logrado volver a casa con sus familias extendidas, formadas por tíos y abuelos».

En otros casos, los salesianos tuvieron que intervenir a través de los abogados, debido a que algunos familiares y conocidos de las víctimas del ébola se habían apoderado de los terrenos y las propiedades que legalmente pertenecían a los niños huérfanos. En estas circunstancias, o cuando la reunificación con los miembros de la familia no era posible por diversas razones, los niños han sido confiados a algunas familias adoptivas, que han tomado la responsabilidad legal.

El misionero salesiano resume así el complejo trabajo de los salesianos en Sierra Leona durante el último año y medio: «En la fase de infección había organizaciones que sólo estaban preocupadas de encontrar un pariente cercano a los niños huérfanos y de entregar a los menores junto con un saco de arroz. Nuestra estrategia fue diferente: siempre hemos tratado de lograr un proceso de sanación holística, un camino más largo. Los niños en nuestros centros permanecieron todos entre los 3 y 6 meses, seguidos por los salesianos, educadores, trabajadores sociales y con un tratamiento que incluía la recuperación física, emocional y psicológica».

«Mi gran preocupación era que, una vez que el ébola hubiera desaparecido de los medios de comunicación, todo el mundo nos olvidara».

Todo este gran esfuerzo humano y organizativo no habría sido posible sin el uso de grandes recursos financieros. «Inicialmente el dinero provenía directamente por iniciativa del Rector Mayor. Luego mi gran preocupación era que, una vez que el ébola hubiera desaparecido de los medios de comunicación, todo el mundo nos olvidara. Pero siempre estuvo el Rector Mayor para asegurarnos que seguiría apoyándonos, que no seríamos olvidados. También hay que agradecer el esfuerzo y la ayuda de los benefactores de Misiones Salesianas y de la Familia Salesiana de todo el mundo que siguen ayudándonos para continuar con la recuperación y educación de los menores», asegura el salesiano.

Los métodos de Don Bosco. Educar, entretener y sanar

Los misioneros salesianos y sus colaboradores también han seguido cursos de formación para ayudar a los niños traumatizados por el ébola, por la muerte de sus padres, por el estigma del contagio; y luego han utilizado las herramientas que mejor conocen y que han demostrado su eficacia una vez más: los métodos y los instrumentos del oratorio, los recursos propios de la tradición salesiana, utilizados esta vez no sólo para educar y entretener, sino para sanar.

Jorge Crisafulli, Inspector de los Salesianos en África Occidental Anglófona

«Dos veces a la semana hubo un curso de trucos de magia, una tarde nos fuimos en bicicleta, otra había música y las lecciones escolares han seguido todas las mañanas mientras que las escuelas del país fueron cerradas… Había todo un programa integrado, con acompañamiento individual, reuniones de grupo, terapia de manejo de la ira… también se hizo mucha terapia de diseño».

Cuando se pedía a los niños representar qué les había afectado, siempre dibujaban la ambulancia, o los padres que yacían muertos…; pero si se les pedía representar a sus modelos, un signo de esperanza, una nueva etapa en sus vidas, señalaban los médicos, enfermeras… que eran los héroes de la epidemia de ébola.

El testimonio de los jóvenes hoy se mantiene como un válido ejemplo de solidaridad, de compromiso caritativo y también de fe. «Recuerdo muy bien cómo decían: “Mejor salir fuera y morir infectados haciendo algo bueno por los demás que esperar a morir de miedo al escuchar las noticias en la televisión”. En algunos casos tal vez se arriesgaron demasiado. Pero desde el principio hemos pedido la bendición de María Auxiliadora y hemos confiado mucho en su protección», explica el padre Jorge.

Misiones Salesianas / Redacción