«Hemos de ser normales» - Alfa y Omega

«Hemos de ser normales»

El Papa Francisco ya se lo había anunciado a los periodistas que viajaban con él a bordo del avión rumbo a Río, pero, para el resto, fue toda una sorpresa. En el viaje de regreso a Roma, el Santo Padre aún tuvo energías para someterse a una rueda de prensa de hora y media, sin exclusión de temas espinosos ni filtros de ningún tipo. Al cierre de esta edición, la Santa Sede aún no había publicado la transcripción oficial de la entrevista en español. Éstos son algunos fragmentos:

Redacción
El Santo Padre se dirige a los periodistas durante el vuelo de regreso a Roma desde la JMJ de Río de Janeiro

Balance del viaje

Estoy contento. Ha sido un viaje bello. Espiritualmente, me ha hecho bien. Estoy cansado, pero con el corazón alegre… El pueblo brasileño es un pueblo amable, un pueblo que ama la fiesta, que también en el sufrimiento encuentra siempre una vía para encontrar el bien… Es contagiosa la alegría de los brasileños. Tiene un gran corazón este pueblo.

Con menos seguridad, he podido estar con la gente, abrazarlos, saludarlos, sin coches blindados. La seguridad es fiarse de un pueblo. Siempre hay el peligro de que un loco haga algo, pero también está el Señor, ¿eh? Hacer un espacio blindado entre el obispo y el pueblo es una locura. Yo prefiero esta otra locura. La cercanía nos hace bien a todos.

Ha sido bellísimo… Y Aparecida. Aparecida para mí ha sido una experiencia religiosa fuerte… Fui allí a rezar. Quería ir solo, un poco a escondidas, pero había una muchedumbre impresionante.

Una cosa… El trabajo vuestro [de la prensa] —me dicen; yo no he leído diarios estos días, no he tenido tiempo, ni he visto la televisión, nada—, me dicen que ha sido un trabajo bueno, bueno, bueno. Gracias. Gracias por la colaboración.

Y está el número de los jóvenes. No puedo creerlo. ¡Tantos jóvenes!

Reformas en el Vaticano

Los pasos que fui dando en estos cuatro meses y medio…, vienen de las congregaciones generales. Fueron cosas que los cardenales pedimos al que fuera a ser el nuevo Papa. Yo pedí muchas cosas, pensando en otro… [risas]. Por ejemplo, la comisión de ocho cardenales… Estos ocho cardenales favorecen la sinodalidad, ayudan a que los diversos Episcopados del mundo se vayan expresando en el gobierno de la Iglesia. Hay muchas propuestas que se hicieron, que todavía no están puestas en práctica, como la reforma de la Secretaría del Sínodo, como los Consistorios cardenalicios…

La parte económica yo pensaba tratarla el año que viene, porque no es lo más importante. Sin embargo, la agenda se cambió, debido a circunstancias que son de dominio público; aparecieron problemas y había que afrontarlos. El primero, el problema del IOR, o sea, cómo encaminarlo, cómo reformularlo, cómo sanear lo que haya que sanear. Y ahí está la primera comisión… Después tuvimos la reunión de la Comisión de los quince cardenales que se ocupan de los aspectos económicos de la Santa Sede. Son de todas partes del mundo. Y ahí se vio la necesidad de hacer una misma comisión para toda la economía de la Santa Sede. Estas cosas suceden en el oficio de gobierno, ¿cierto? Uno va por aquí, pero le patean un golazo de allá y lo tiene que atajar… La vida es así y eso es lo lindo de la vida también.

Respecto a la pregunta que me hacía del IOR. No sé decirle cómo terminará esta historia. Esto es también hermoso. Se busca, se encuentra… Pero sea un banco, un fondo o lo que sea, las características del IOR deben ser transparencia y honestidad.

Santos y pecadores en la Curia

Hay santos en la Curia. Gente que reza, que trabaja mucho y que también va al encuentro de los pobres… a escondidas. Yo sé de algunos que dan de comer a los pobres, o que en su tiempo libre acuden a hacer ministerio en una iglesia. Hay santos en la Curia. Aunque también hay alguno que no es tan santo. Y ésos son los que hacen más ruido. Ya sabéis que hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece. Y me duelen esas cosas. Tenemos a este monseñor en la cárcel, y no porque se pareciera a la Beata Imelda precisamente, ¿no?…

Una cosa que nunca he dicho antes y de la que me he dado cuenta: creo que la Curia ha caído un poco de nivel respecto al que tuvo en un tiempo, el de los viejos curiales, fieles, que hacían su trabajo. Necesitamos esas personas. Las hay, pero no tantas como antes.

Sobre si hay resistencia [a las reforma], yo todavía no la he visto… Lo que sí he encontrado es ayuda y gente leal. Por ejemplo, a mí me gusta cuando una persona me dice: Yo no estoy de acuerdo, y esto lo he encontrado en la Curia.

Con respecto a monseñor Ricca [acusado de comportamiento impropio en el pasado], la investigación previa [preceptiva a su nombramiento como Prelado del IOR] no dice nada de lo que se ha publicado. No hemos encontrado nada. Pero yo querría añadir una cosa. Pienso que muchas veces, en la Iglesia, se van a buscar los pecados de juventud. Pero si una persona comete un pecado y luego se arrepiente, el Señor la perdona. Y cuando el Señor perdona, olvida. Y nosotros no tenemos derecho a no olvidar. Porque corremos el riesgo de que el Señor no se olvide de lo nuestro.

Luego usted hablaba del lobby gay. Se escribe mucho del lobby gay. Todavía no me he encontrado con nadie que me dé el carné de identidad donde lo diga… Ante una persona así, uno debe distinguir entre el hecho de ser gay, del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El Catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy bella esto… [Consulta al padre Lombardi] Dice que no se debe marginar a estas personas. Hay que integrarlas. El problema no es tener esta tendencia. El problema es hacer un lobby.

«¿Que llevaba a Río en el maletín?»

¡No era la llave de la bomba atómica! Lo llevaba porque siempre lo he hecho. ¿Qué hay dentro? La cuchilla de afeitar, el breviario, la agenda, un libro para leer. Llevo uno sobre santa Teresita, de la que soy devoto… Siempre llevo la bolsa cuando viajo. Es normal. Debemos habituarnos a ser normales. La normalidad de la vida. No sé, Andrea [Tornielli, corresponsal de La Stampa], si he respondido a tu pregunta.

«¿Por qué se presenta con tanta insistencia como obispo de Roma?»

No se debe ir más allá de lo que se dice. El Papa es obispo, obispo de Roma, y porque es obispo de Roma es sucesor de Pedro, Vicario de Cristo. Son otros títulos, pero el primer título es obispo de Roma y de ahí viene todo. Pensar que esto quiere decir ser primus inter pares, no, eso no. Es simplemente que es el primer título del Papa. Ha hablado usted de ecumenismo. Creo que esto favorece un poco el ecumenismo, pero sólo eso.

Recen por mí

Siempre he pedido esto… Yo me siento de verdad con tantos límites, con tantos problemas, pecador… También a la Virgen le pido que rece por mí al Señor. Es una costumbre que me viene del corazón. Siento que debo pedirlo.

Un periodista dirige una pregunta al Papa Francisco

«Por qué no ha hablado en Brasil del aborto, o del “matrimonio” homosexual?»

La Iglesia se ha expresado ya perfectamente sobre eso. No era necesario volver sobre eso, como tampoco hablé sobre la estafa o la mentira, u otras cosas, en las cuales la Iglesia tiene una doctrina clara… No era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos, ¿no es cierto? Además, los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia.

«¿Cuál es la postura de Su Santidad?»

La de la Iglesia. Soy hijo de la Iglesia.

La mujer en la Iglesia

La Virgen es más importante que los apóstoles. La Iglesia es femenina, es esposa, es madre. Pablo VI escribió una cosa bellísima sobre las mujeres, pero creo que debemos ir más adelante en la explicitación de este rol y carisma de la mujer en la Iglesia.. Creo que aún no hemos hecho una profunda teología en la Iglesia. No nos podemos cerrar a que las mujeres sean monaguillos, presidentas de Cáritas, catequistas… Pero tiene que haber algo más, una teología de la Mujer.

En cuanto a la ordenación de las mujeres, la Iglesia ha hablado y dice No. Lo ha dicho Juan Pablo II, con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada. Pero quiero decirles algo: la Virgen María era más importante que los apóstoles y que los obispos y que los diáconos y los sacerdotes. La mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y que los curas. ¿Cómo? Esto es lo que debemos tratar de explicitar mejor.

La misericordia y la comunión de los divorciados vueltos a casar

La misericordia es más grande que los casos de que usted habla. Creo que este cambio de época y también tantos problemas de la Iglesia como los testimonios de algunos sacerdotes o el problema del clericalismo han dejado muchos heridos. Y la Iglesia es madre, debe ir a curar a los heridos con misericordia.

En cuanto al problema de la comunión a las personas en segunda unión -porque los divorciados sí pueden comulgar-, creo que es necesario mirarlo en la totalidad de la pastoral matrimonial. Esto es un problema. Uno de los temas a consultar con estos ocho del Consejo de cardenales, que nos reuniremos el 1, 2 y 3 de octubre, es cómo seguir adelante en la pastoral matrimonial. Estuvo conmigo, hace pocos días, el secretario del Sínodo de los Obispos, para el tema del próximo Sínodo. Será un tema antropológico, pero hablando y hablando vimos que este tema hay que tratarlo en la pastoral matrimonial profunda. Estamos en ese camino. Es un problema, y hay tantos problemas… Mi antecesor, el cardenal Quarracino, decía que la mitad de los matrimonios eran nulos, porque se casan sin madurez.

Relación con Benedicto XVI

Hay algo que califica mi relación con Benedicto: yo lo quiero mucho. Siempre lo quise mucho. Para mí es un hombre de Dios, un hombre humilde, que reza. Yo fui muy feliz cuando fue elegido Papa. Cuando renunció, para mí fue un ejemplo de grandeza. Él ahora vive en el Vaticano y algunos me dicen: ¡Dos Papas en el Vaticano! ¿No te molesta? ¿No te hace la contrarrevolución? Todas esas cosas se dicen, ¿no? Pero es como tener al abuelo en casa, al abuelo sabio. En una familia, el abuelo está en casa, es venerado, es amado, escuchado. Él es un hombre de gran prudencia, no se mete. Yo se lo he dicho muchas veces: «Santidad, haga su vida, venga con nosotros». El vino para la inauguración de la estatua de san Miguel… ¡Es como tener el abuelo en casa, es mi papá! Si yo tuviera una dificultad, o tengo algo que no he entendido, puedo llamarlo.

Cuando fui para hablar de ese problema grande de Vatileaks, él me explicó todo con simplicidad…

«¿Se asustó cuando vio el informe Vatileaks?»

Cuando fui a ver al Papa Benedicto, después de rezar en la capilla, nos reunimos en el estudio y había una caja grande y un sobre. Benedicto me dijo: «En esta caja grande están todas las declaraciones de los testigos. Y el resumen y las conclusiones finales están en este sobre. Y aquí se dice tal, tal, tal…». Lo tenía todo en la cabeza. Pero no, no me he asustado. Es un problema grande, pero no me he asustado.

Canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII

Juan XXIII es un poco la figura del cura de pueblo, que ama a cada uno de sus fieles. Es un cura de pueblo bueno, y con un sentido del humor muy grande y una gran santidad. Cuando era Nuncio, algunos no lo querían mucho en el Vaticano, y lo hacían esperar. Nunca se quejaba. Rezaba el Rosario, leía el breviario… Era un hombre humilde. Y se preocupaba por los pobres. Una vez, el cardenal Casaroli [Secretario de Estado] volvió de una misión… Cuando se iba, el Papa lo paró y le dijo: «Excelencia, una pregunta: ¿ continúa yendo a visitar a aquellos jóvenes presos en la cárcel de menores de Casal del Marmo?». El cardenal le dijo que sí, y Juan XXIII le pidió: «No los abandone nunca». Era un grande. Un hombre que se dejaba guiar por el Señor.

Y Juan Pablo II fue un gran visionario de la Iglesia. Un hombre que ha llevado el Evangelio a todos. Es un san Pablo. Un grande. Hacer la ceremonia de canonización juntas es un mensaje a la Iglesia: estos dos son buenos. Y también siguen su curso las causas de Pablo VI y del Papa Luciani.

Para la fecha de canonización yo pensaba en diciembre, pero hay un gran problema: para los que tienen que venir de Polonia en autobús, el viaje en diciembre es muy duro. Creo que habrá que repensar la fecha. He hablado con el cardenal Dziwisz y hemos visto dos posibilidades: o Cristo Rey de este año, o el domingo de la Misericordia del próximo año. Creo que es poco tiempo el Cristo Rey de este año. No sé, debo hablar otra vez con el cardenal Dziwisz.