«Usar el nombre de Dios para justificar la violencia es una blasfemia» - Alfa y Omega

«Usar el nombre de Dios para justificar la violencia es una blasfemia»

Ricardo Benjumea

El Papa ha vuelto a referirse este domingo a los atentados de París. Tras el rezo del Ángelus, Francisco envío sus «más profundas condolencias al Presidente de la República Francesa y a todos los ciudadanos, de manera particular a los familiares de todos aquellos que han perdido la vida y a los heridos».

«Tanta barbarie –añadió el Pontífice– nos deja consternados y nos hace preguntarnos cómo el corazón del hombre pueda idear y realizar actos tan horribles, que han asolado no solamente a Francia, sino también al mundo entero. Ante tales hechos, no se puede no condenar la incalificable afrenta a la dignidad de la persona humana. Deseo volver a afirmar con vigor que ¡el camino de la violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad! Y que utilizar el nombre de Dios para justificar este camino ¡es una blasfemia!».

Antes del Ángelus, al comentar el pasaje evangélico del domingo, el Papa habló sobre la meta final del ser humano, que es el encuentro con el Señor resucitado. «Por lo tanto, el problema no es “cuándo” sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos, sino el que nos encuentre preparados», dijo Francisco.

El Papa insistió en que «no se trata ni si quiera de saber cómo sucederán estas cosas, sino de cómo debemos comportarnos, hoy, en su espera. Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad y confianza en Dios».

Palabras del Papa Francisco después del rezo del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Deseo expresar mi dolor por los ataques terroristas que en la noche del viernes han ensangrentado a Francia, causando numerosas víctimas. Expreso mis más profundas condolencias al Presidente de la República Francesa y a todos los ciudadanos. De manera particular a los familiares de todos aquellos que han perdido la vida y a los heridos.

Tanta barbarie nos deja consternados y nos hace preguntarnos cómo el corazón del hombre pueda idear y realizar actos tan horribles, que han asolado no solamente a Francia sino también al mundo entero. Ante tales hechos, no se puede no condenar la incalificable afrenta a la dignidad de la persona humana. Deseo volver a afirmar con vigor que ¡el camino de la violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad! Y que utilizar el nombre de Dios para justificar este camino ¡es una blasfemia!

Los invito a unirse a mi oración: confiemos a la misericordia de Dios las víctimas inermes de esta tragedia. Que la Virgen María, Madre de misericordia, suscite en los corazones de todos pensamientos de sabiduría y propósitos de paz. Pidámosle a ella proteger y velar sobre la querida Nación francesa, sobre Europa y sobre el mundo entero.

Ayer, en Três Pontas, en el Estado de Minas Gerais en Brasil, ha sido proclamado beato don Francisco de Paula Victor, sacerdote brasileño de origen africano, hijo de una esclava. Párroco generoso y vigoroso en la catequesis y en la administración de los sacramentos, se distinguió sobre todo por su gran humildad. Que su extraordinario testimonio pueda servir de modelo para tantos sacerdotes, llamados a ser humildes servidores del pueblo de Dios.

Saludo a todos ustedes, familias, parroquias, asociaciones y fieles individuales, que han venido de Italia y de muchas partes del mundo. De manera particular, saludo a los peregrinos provenientes de Granada, Málaga, Valencia y Murcia (España), San Salvador y Malta; a la asociación Acompañantes Santuarios Marianos en el Mundo y al Instituto secular Cristo Rey.

A todos les deseo un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la próxima!

Traducción: RV