La voz del Magisterio - Alfa y Omega

La voz del Magisterio

Papa Juan Pablo II

Si la cultura es el lugar en el que la persona humana se humaniza y accede siempre más profundamente a su humanidad, la condición fundamental de toda cultura es que en ella y mediante ella todo el hombre, el hombre en su plena verdad, sea reconocido: a la base de toda cultura digna de este nombre está esta afirmación, teórica y práctica, de la persona humana. Para el creyente, sólo en el misterio del Verbo encarnado se esclarece el misterio del hombre… Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre. Por tanto, el compromiso cultural de un creyente estaría sustancialmente incompleto si la humanización del hombre, que él promueve mediante la cultura, no estuviese orientada y dirigida hacia su cumplimiento en la fe. La cultura no es sólo obra del individuo: es también y esencialmente fruto de la cooperación de muchos. El cristiano debe cooperar con cuantos se comprometen en la cultura. Pero la condición imprescindible de esta cooperación es el reconocimiento y el respeto, por parte de todos, de la plena verdad del hombre y de su dignidad. Cuando no se respeta esta condición, no es al hombre al que se sirve, sino a las ideologías destructivas del hombre: se traiciona el compromiso cultural. La fidelidad a la visión cristiana del hombre no aísla sino, por el contrario, hace efectivamente capaces de crear verdadera cultura: humana y humanizada. La síntesis entre cultura y fe no es sólo una exigencia de la cultura, sino también de la fe. Si es verdad que la fe no se identifica con ninguna cultura y es independiente respecto a todas las culturas, no es menos verdad que, justamente por ello, la fe está llamada a inspirar, a impregnar toda cultura. Es todo el hombre, en la concreción de su existencia cotidiana, el que ha sido salvado en Cristo y es, por tanto, todo el hombre el que debe realizarse en Cristo. Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida.

Discurso en el Congreso nacional del movimiento eclesial de Compromiso cultural (1982)