La Cruz que da la vida al mundo - Alfa y Omega

La Cruz que da la vida al mundo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Cristo crucificado (detalle), de Velázquez: forma parte del Programa Cultural de la JMJ

Del costado de Cristo brota un río de vida que empapa la Historia y que ha configurado el mapa del mundo como no lo ha hecho ningún otro acontecimiento, antes o después; cada herida del cuerpo de Cristo, lacerado y colgado en la Cruz, es el relieve en el que nos reconocemos; cada pliegue de sus cicatrices –sus cicatrices nos han curado– es el espejo al que miramos cuando queremos recordar quiénes somos, de dónde venimos, a dónde queremos ir.

Cristo es el Alfa y Omega que abre y cierra la Historia, una fuente de gracia que ha construido la civilización occidental y de la que ha bebido el resto del mundo durante dos mil años. Su paso ha dejado huella en todo lo que vivimos cada día: desde la manera en que distribuimos el tiempo, hasta el perfil que ofrecen los campanarios de todos nuestros pueblos y ciudades; Él ha sido la inspiración de la ciencia moderna y del Derecho occidental, el origen de nuestro mejor arte y de la fundación de las Universidades. Su abrazo permite dar lo mejor de cada familia, y en la Cruz da rostro a un Dios que acoge y perdona sin llevar las cuentas.

La Historia no habría sido la misma sin Jesucristo…, y nuestra cultura no habría sido la misma sin la labor que la Iglesia inició con sus apóstoles, una misión que en estos días se concentra en Madrid para ofrecer a los jóvenes de todo el mundo lo que el mundo no les puede dar. Por eso, las huellas de los pies atravesados de Cristo muerto y resucitado pisan, estos días, las calles de Madrid, bajan al Metro y recorren los espacios más emblemáticos de la ciudad, como lo harán también millones de peregrinos que han venido en su busca. Y Él se dejará encontrar, siempre a la espera de las palabras del Papa, en cada acto que ofrece el Programa Cultural de la JMJ: en Su rostro retratado por artistas de todo el mundo y de todas las épocas; en las rutas culturales que recorren una ciudad de profundas raíces cristianas; en cada actuación musical y escénica en las que peregrinos que actúan para peregrinos darán fe de una amistad que les ha cambiado la vida; en cada testimonio que hará carne cada una de las proyecciones del programa de cine.

Lo vimos sin aspecto atrayente, sin figura, sin belleza…, pero lleva dos mil años atrayendo a generaciones de hombres y mujeres que buscan las huellas de Dios entre nosotros. Lo vimos despreciado por los hombres…, pero lleva casi treinta años llamando por su nombre y por su cruz a cada joven que ha acudido a las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y lo hará de nuevo en Madrid, una ciudad que recogerá una muestra de todo el caudal de fe y cultura que ese caminar de Cristo entre nosotros ha generado hasta hoy.

El Programa Cultural de la JMJ –abierto a todos, no sólo a los peregrinos– se puede consultar en la Agenda que se incluye en la mochila del peregrino y en la web http://www.madrid11.com/es/agenda