Los primeros frutos de la JMJ - Alfa y Omega

Los primeros frutos de la JMJ

Más de 150 mil jóvenes, del Camino Neocatecumenal, acudirán el 22 de agosto, un día después de la clausura de la JMJ, a un encuentro vocacional en la Plaza de Cibeles. Presidirá el acto el cardenal Rouco, acompañado de 50 obispos. Desde 1984, los jóvenes neocatecumenales celebran, tras cada Jornada, un encuentro vocacional, en el cual multitud de chicos y chicas muestran su disponibilidad ante la llamada del Señor

Juan Ignacio Merino
Encuentro vocacional de jóvenes del Camino, en Zaragoza, en 1989, tras la JMJ de Santiago

El Camino Neocatecumenal concluirá la JMJ en Madrid con un encuentro vocacional en la Plaza de Cibeles, el lunes 22 de agosto, a las 18 horas, un día después de que el Papa regrese a Roma. Kiko Argüello y Carmen Hernández, los iniciadores del Camino, acompañados del presbítero Mario Pezzi, han convocado a los jóvenes neocatecumenales de todo el mundo a este encuentro, durante el que, además, se interpretará la Sinfonía del Sufrimiento de los Inocentes, compuesta por Kiko Argüello.

Kiko y Carmen

Los encuentros vocacionales llevan realizándose, de forma masiva, desde el año 1989, tras la JMJ de Santiago de Compostela. Aquel año se celebró en la Plaza del Pilar de Zaragoza, y asistieron 20.000 jóvenes. Pero ya en los albores de las Jornadas Mundiales, el Camino había realizado un encuentro similar en Roma, en 1984, en el Jubileo de la Redención.

Los encuentros vocacionales surgen como una ayuda a los jóvenes para discernir la llamada de Dios al sacerdocio o a la vida conventual, tras cada JMJ y en alguna otra ocasión, como con motivo de algún viaje del Papa. Tras ofrecer la disponibilidad, los chicos y chicas que se levantan, como se dice coloquialmente, pasan a discernir durante un tiempo la autenticidad de la llamada que han sentido, con ayudas como convivencias y reuniones prevocacionales.

El 22 de agosto, en Cibeles, se cuenta con la participación de más de 150 mil jóvenes. El acto será presidido por el cardenal Antonio María Rouco, junto a 50 obispos que ya han confirmado su asistencia. El arzobispo de Madrid ha asistido ya a muchos de estos encuentros vocacionales, y esta vez será el anfitrión.

Como en otras ocasiones ha dicho Kiko Argüello, se considera que el simple hecho de mostrar la disponibilidad, poniéndose de pie cuando se piden vocaciones, es una huella para toda la vida. Aunque dicha vocación no llegue a término, queda la señal de que ese joven ha dicho a la voluntad del Señor, sea cual fuere su camino, y Él de eso no se olvida.

«Los mejores años de mi vida»

El Camino Neocatecumenal cuenta hoy con 78 Seminarios diocesanos misioneros Redemptoris Mater en todo el mundo, que surgieron gracias al deseo del Beato Juan Pablo II de formar a presbíteros para la nueva evangelización. Muchos de los chicos que sienten la llamada en los encuentros vocacionales terminan en estos seminarios. Eduardo Zapata, sacerdote desde hace 13 años, del primer grupo de ordenados del Seminario Redemptoris Mater de Madrid Nuestra Señora de la Almudena, es un ejemplo de los frutos de los encuentros vocacionales de la JMJ. Natural de Murcia, con 20 años sintió la llamada al sacerdocio en el encuentro vocacional de la Plaza del Pilar. «Sentí la llamada desde muy joven -cuenta-, pero no pude responder al Señor hasta la JMJ de Santiago de Compostela. Tenía mis esquemas y planes particulares, hasta que, en la Eucaristía con Juan Pablo II, escuchando sus palabras: ¡No tengáis miedo!, sentí una gran paz, como nunca había sentido, y se confirmó esta llamada con Kiko Argüello». Hoy es Rector del Seminario Redemptoris Mater de Segorbe-Castellón. Al volver la vista atrás, asegura que «estos son los mejores años de mi vida. Por eso, si algún joven siente la llamada del Señor a seguirle –aconseja–, que se lance a esta aventura, pues no hay mayor alegría que estar con Cristo y participar con Él en la obra de la salvación».

Roma, 1984

En 1984, con motivo del Año Santo de la Redención, durante los días previos al Domingo de Ramos, más de 300 mil jóvenes participaron en el Jubileo internacional de la Juventud. Durante los inicios de lo que más tarde serán las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Camino Neocatecumenal celebró un encuentro vocacional en un estadio deportivo de Roma. Muchos jóvenes mostraron su disponibilidad para el sacerdocio, la vida consagrada o como misioneros itinerantes. Es el caso de Ángeles Amo, que entonces tenía 30 años, y acudió con cientos de jóvenes del Camino Neocatecumenal a estos actos con Juan Pablo II.

Esta madrileña trabajaba en un colegio de Vallecas, tras haber estudiado Física, y durante el encuentro vocacional fue una de tantas chicas que se pusieron en pie. Tras varios años de discernimiento y formación, partió en 1991 hacia Ámsterdam para ayudar a las familias en misión, que entonces comenzaban esta nueva andadura evangelizadora. Desde hace 10 años, realiza su misión de entrega como célibe, en diferentes tareas de evangelización en Estados Unidos. Contenta y agradecida por esta misión, afirma que las JMJ son un momento propicio para «discernir la vocación, ratificarla y confirmarla, antes de iniciar una misión concreta para la Iglesia».