Portadores de compasión - Alfa y Omega

Portadores de compasión

Benedicto XVI alienta a los operadores sanitarios, en Africae munus, a «no desfallecer, pese al creciente número de enfermos, la falta de medios y la deserción de organismos que os abandonan. Sed portadores de la compasión de Jesús a quienes sufren». El padre José Luis Orpella, sacerdote y médico en Kenia, vive en primera persona estas dificultades, lucha contra el sida, y personifica el coraje que el Papa pide a los africanos

Cristina Sánchez Aguilar
El padre José Luis Orpella, en su parroquia de Garissa, en Kenia

José Luis Orpella llegó a Kenia hace 22 años, recién licenciado en Medicina por el Clínico de Barcelona. Fue a trabajar, pero lo que no sabía era que Dios iba a agarrarlo para no dejarlo marchar: «Fui ordenado sacerdote en la diócesis de Garissa, la más grande de Kenia, limítrofe con Somalia y Etiopía. Una zona que lleva décadas soportando hambruna, grandes sequías, falta de infraestructuras y, por si fuera poco, el fundamentalismo islámico».

La zona donde trabaja el sacerdote se llama Emaús, y allí ha puesto en marcha una capilla -que dista en torno a 200 kilómetros de la más cercana, ya que es una zona de influencia islámica y hay sólo 6 parroquias en toda la diócesis-, una guardería, una escuela de Primaria y un hospital. «Nuestro trabajo principal es atender a los niños y jóvenes que se acercan a la parroquia», cuenta el padre José Luis. De hecho, en el último curso, la escuela de Primaria que dirige ha sido catalogada como una de las mejores de la zona. El apostolado es una parte fundamental de la formación que imparten a los niños: «Por la tarde, vienen a la parroquia a recibir catequesis», cuenta.

El Hospital San Rafael, que atiende a más de 20.000 personas al año, es uno de los grandes logros del trabajo del padre José Luis. Fue inaugurado en 2008, en una zona semidesértica, donde el 80 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. La Fundación Ordesa acaba de premiar con una suma de 50.000 euros al proyecto del padre José Luis -quien reconoce tener que pedir ayuda externa, ya que el Obispado de Garissa no puede solventar todas las necesidades que existen-, que consiste en la ampliación del hospital con una cocina y una maternidad, con sala de acogida y una sala de diagnóstico para mujeres portadoras del virus VIH. En esta ampliación, también se desarrollarán actividades de educación nutricional e intervenciones terapéuticas con niños menores de 5 años.

34 millones de personas con sida

El último informe de ONUSIDA, publicado a mediados de noviembre, señalaba que, en la actualidad, las personas infectadas con el VIH viven más años (en los países desarrollados, ya se habla del sida como enfermedad crónica), y que el número de muertes relacionadas con esta enfermedad ha disminuido de manera notable, gracias a los efectos de la terapia antirretroviral. Pero los datos todavía son escalofriantes:

  • A fines de 2010, aproximadamente 34 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo.
  • Unos 2,7 millones de personas se infectaron por el VIH.
  • Alrededor del 68 % de todas las personas que vivían con el VIH residían en África.
  • Entre ellos, unos 390.000 eran niños.
  • La incidencia del VIH ha caído en 33 países, 22 de los cuales pertenecen a África subsahariana. el 45 % de los casos se detecta tarde.
  • El sida se ha cobrado, al menos, un millón de vidas, al año, en África subsahariana desde 1998.
El sida en Kenia

El sida en Kenia, hace una década, era un estigma. La familia llevaba a cuestas -a veces literalmente, a veces en bicicletas o carretillas- a los infectados hasta el hospital para recibir tratamiento. El estigma y la discriminación en torno al VIH era tan fuerte que únicamente las personas que estaban muy enfermas acudían en busca de asistencia. El miedo era tal que, incluso en los hospitales y dispensarios, se encontraba a personas seropositivas esperando a morir, abandonadas por los rincones donde les habían dejado los trabajadores sanitarios temerosos de tratarlos.

Afortunadamente, esta situación ha mejorado notablemente gracias a las fuertes campañas que se realizan desde la Iglesia, y también por parte del Gobierno keniata, para que la gente vaya al hospital, y a la educación que se está impartiendo desde las infraestructuras sanitarias, pero aún así es una tarea compleja que comienza con la sensibilización previa. «La tradición es muy fuerte -cuenta el padre José Luis-, hay muchas culturas diferentes conviviendo juntas y cambiar su mentalidad cuesta mucho».

Además de aumentar las salas de diagnóstico, el trabajo fundamental es la prevención sobre el contagio del VIH. Para las madres gestantes que ya están contagiadas, existe un protocolo para reducir la transmisión del virus durante el parto y después del parto, sobre todo con medicamentos y una higiene adecuada.

El número de hijos por madre en Kenia es de, aproximadamente, 5 ó 6. El promedio de vida en la zona es de 54 años y la mortalidad infantil es de 110 por cada 1.000 niños nacidos. Las principales causas de mortalidad son el VIH, la malaria, y las enfermedades respiratorias.