Tras los pasos de san Josemaría - Alfa y Omega

Tras los pasos de san Josemaría

La Asociación de Empresarios de Somontano de Barbastro ha puesto en marcha una ruta turística para mostrar los lugares en los que nació y pasó su infancia el fundador del Opus Dei

Alicia Gómez-Monedero
María Dolores Albás y José Escrivá, padres de san Josemaría. Foto: Oficina de Información del Opus Dei

El fundador del Opus Dei llegó al mundo un 9 de enero de 1902, en torno a las diez de la noche. Era el segundo de la familia Escrivá-Albás y fue bautizado en la catedral de Barbastro (Huesca) al poco de nacer, la misma que alberga la capilla donde se casaron sus padres. Fue confirmado días después en el mismo lugar.

José Escrivá y María Dolores Albás se establecieron en Barbastro tras casarse. El padre regentaba un negocio de comercio de tejidos. La casa familiar se situaba a pocos metros, en la plaza del Mercado. El hogar se conserva hoy por expreso deseo de Escrivá, cuando en 1977 pidió que se rehabilitara para que fuera utilizada por un fin de bien social. Hoy alberga el centro cultural Entrearcos.

Escrivá de Balaguer pasó allí los trece primeros años de vida. Cada tarde, cuando su padre salía del trabajo y doblaba la esquina que daba a la plaza, «el pequeño Josemaría corría hacia él, metía la mano en el bolsillo del abrigo y sacaba una chuchería que su padre le compraba cada día», cuenta la guía turística Blanca Solanas, de la empresa Llevarte Huesca. La casa de la familia Escrivá-Albás es el punto de partida de la Ruta de San Josemaría en Barbastro, una iniciativa que acaba de lanzar la Asociación de Empresarios de Somontano de Barbastro, con la que se da a conocer los primeros años de la vida del santo.

Desahuciado en vida

«Volveremos mañana para ver a qué hora ha fallecido». Con dos años, Josemaría cayó gravemente enfermo. Los médicos le habían desahuciado en vida. Sus padres se encomendaron entonces a la Virgen de Torreciudad, cuya ermita está cerca de Barbastro. «Si le curas, prometo peregrinar con el niño hasta la ermita y consagrarlo a ti», rezó su madre.

Al día siguiente el niño gozaba de una salud excelente. Los médicos no daban crédito y María Dolores Albás cumplió su promesa. Junto a su marido, José Escrivá, peregrinaron hasta la ermita, no sin el peligro que conllevaba el viaje pues discurría por caminos estrechos que había que hacer a caballo. Años más tarde, Escrivá recordaría como su madre le relataba aquel suceso: «Mi madre me llevó en sus brazos a la Virgen. Iba sentada en la caballería, no a la inglesa, sino en silla, como entonces se hacía y pasó miedo porque era un camino muy malo». Tiempo después se construirá muy cerca de allí el gran santuario de Torreciudad.

Entre los episodios que se recogen de aquellos días en Barbastro, Blanca Solanas recuerda cuando María Dolores Albás recibía visitas en casa. Entonces, vestía al joven san Josemaría con el traje de los domingos, pero este, al que no le gustaba nada que las señoras que iban de visita le dieran sonoros besos porque le daba vergüenza, se escondía bajo la cama. A esto, su madre le decía: «Josemaría, vergüenza solo para pecar».

Después de san Josemaría, llegaron tres hermanas más al mundo, las cuales murieron en años consecutivos. San Josemaría llegó a decirle a su madre que el próximo era él, pero ella le decía: «No digas eso hijo, tú estás ofrecido a la Virgen que te dejó en el mundo para un fin importante que tendrás que realizar».

La casa de los chicos

A unos pasos de la plaza del Mercado se encuentra la casa natal de Dolores Albás. Allí vivían sus hermanas con sus hijos, primos de san Josemaría. En los bajos de la misma tenían una fábrica de chocolate de la que aún se conservan algunas máquinas que utilizaban entonces. El joven Josemaría pasó muchos ratos allí, jugando con sus primos y haciendo alguna que otra travesura.

A san Josemaría le gustaba mucho pasear con su padre por el paseo del Coso, que aún se conserva, mientras hablaban de las inquietudes del joven y compartían pareceres.

Además de estos lugares, en Barbastro está el parvulario de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en el que estuvo san Josemaría, y el colegio de las Escuelas Pías donde estudió e hizo su primera comunión. Allí, el padre Manuel Laborda enseñó a san Josemaría una comunión espiritual que le acompañaría toda su vida. También se puede visitar el Ayuntamiento, donde recibió la Medalla de Oro un mes antes de morir, en 1975, y la primera iglesia de España dedicada al fundador del Opus Dei.

La Virgen del Niño peinadico

San Josemaría recordaba con cariño esta imagen de la Virgen con el Niño ya que su madre tenía una copia de la misma en su dormitorio. «Mi madre me decía: “¡Cómo iba a tener la Virgen a su Hijo, sino así, muy bien peinadico!”» El original de la misma se conserva en la colegiata de Alquézar, localidad cercana a Barbastro. El santuario de Torreciudad también alberga una copia del mismo ya que, seguramente, fue la imagen con la que Escrivá comenzó a rezar a la Virgen.