La pastoral del bambú - Alfa y Omega

La pastoral del bambú

La CEE presentó ayer su Plan Pastoral para los próximos cinco años. La sociedad española ha experimentado grandes cambios y tocaba «revisar nuestro modo de actuar», explican los obispos autores de este Plan

Redacción

«Estamos en un marco social, religioso y político que ha cambiado y sigue cambiando profundamente, y no nos podíamos quedar mirando a ver qué pasa», afirma el obispo de Guadix, monseñor Ginés García Beltrán. «Hacía falta una respuesta en sintonía con el Papa Francisco»; concretamente con la exhortación Evangelii gaudium, el documento programático de su pontificado, que pone el acento en una «renovación misionera» de la Iglesia, en un contexto –como decía Benedicto XVI– en el que «ya no se puede dar la fe por supuesta», explica a Alfa y Omega el prelado, uno de los encargados de la redacción del Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para los próximos cinco años (2016-2020), junto al cardenal Fernando Sebastián, emérito de Pamplona; monseñor Adolfo González Montes, obispo de Almería, y el arzobispo electo de Barcelona, monseñor Juan José Omella, además del secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo.

«Queremos poner a toda la Iglesia en España en clave de evangelización», resume el próximo arzobispo de Barcelona. Y aunque se trata estrictamente de «un Plan para la CEE», no para la Iglesia en España, el documento presentado ayer recoge el sentir de los obispos sobre las necesidades de la evangelización en nuestro país y marcará la acción pastoral en todas las diócesis.

«Vamos a proponer la verdad del Evangelio sin arrearle a nadie con la verdad en la cabeza», desde «una pastoral de la sencillez, porque solo eso garantiza un testimonio realmente evangélico», afirma monseñor Adolfo González Montes.

Autocrítica y esperanza

La aplicación del Plan Pastoral –subraya García Beltrán– supondrá una «revisión profunda de nuestro modo de actuar». Entre 2016 y 2020, ser irá pasando revista a «los distintos ámbitos de la pastoral de la Iglesia: la evangelización, la catequesis, la iniciación cristiana, la celebración de los sacramentos, la caridad…», para «evaluar qué estamos haciendo y qué podríamos hacer mejor». Esa autocrítica es un rasgo característico del nuevo Plan. «Los obispos han insistido mucho en que sea un plan que se pueda evaluar, en el que se pueda medir lo que hemos conseguido o no, de modo que esto no sea simplemente ir reemplazando unos planes pastorales por otros», añade el obispo de Guadix.

Pero el foco, más que dentro de la propia Iglesia, se pone fuera. «Los obispos hemos querido tener una mirada sobre la sociedad como la del médico: una visión realista, que con cariño examina a la persona y le dice la verdad», afirma Omella. «Hay una mirada desde la compasión y la ternura», sin olvidar la denuncia de «la poca valoración social de la religión» o los problemas que se derivan de «la exaltación de la libertad y el bienestar material». «Son realidades muy positivas, pero como el buen vino de Rioja, en exceso pueden ser perjudiciales», añade el hasta ahora obispo de Logroño.

Esa exaltación de la libertad –coincide monseñor González Montes– «ha llevado a una suplantación de lo religioso, porque los derechos subjetivos del hombre se convierten en la última medida de todas las cosas, se abandona la ley natural y se confunde lo moral con lo legal». En estas condiciones –dice–, «evangelizar la sociedad española es difícil», pero «apasionante». «No emprendemos esta labor como una acción fatigosa, sino apasionada, con alegría».

A veces toca sembrar sin recoger. Tal vez sea este ahora el caso. «Me gusta mucho la enseñanza de la siembra del bambú en Japón», apunta Juan José Omella. «Cuando se planta la semilla, hay que regarla durante seis años sin que salga nada, ni un brote. Al año séptimo, de repente, en seis meses, la planta pasa a medir dos metros. Nosotros tenemos que adoptar esa forma de evangelizar: con paciencia y con esperanza», desde la convicción absoluta de que «el Evangelio de Dios es la mejor respuesta a los problemas y anhelos del hombre de hoy».

Ricardo Benjumea
José Antonio Méndez

Un plan de trabajo abierto

El Plan Pastoral de la CEE supone importantes cambios con respecto a los anteriores. «Hasta ahora –destaca monseñor Adolfo González Montes, obispo de Almería– los planes pastorales partían de una ponencia de expertos que después era corregida y aprobada por los obispos. En este Plan, en cambio, se ha partido de una ponencia elaborada directamente por varios obispos, en la que hemos tratado de recoger las propuestas y sentimientos que los obispos españoles habíamos ido expresando ante los retos de nuestra sociedad y nuestra cultura».

Otra novedad llamativa es que no hay un calendario detallado de acciones, apunta monseñor Ginés García Beltrán, obispo de Guadix. «Este es un plan de trabajo muy abierto; no pretende darlo todo hecho y cerrado».

Tras una jornada de ayuno y oración el próximo 22 de enero, «en el primer año habrá una reflexión profunda en todos los organismos de la CEE» para poner a este organismo –que celebrará su 50 aniversario– en «estado de misión», explica García Beltrán. En los años sucesivos, se irá trasladando ese proceso a todos los ámbitos de la Iglesia, con el foco puesto en la corresponsabilidad en la misión (2017), el anuncio de la Palabra (2018), las celebraciones litúrgicas (2019) y, para concluir, la caridad y la doctrina social (2020).