Juan Antonio Menéndez: «La misericordia es lo único que puede regenerar la sociedad» - Alfa y Omega

Juan Antonio Menéndez: «La misericordia es lo único que puede regenerar la sociedad»

Astorga recibirá este sábado a su nuevo obispo: monseñor Juan Antonio Menéndez, hasta ahora obispo auxiliar de Oviedo. Un licenciado en Derecho canónico con 30 años de experiencia en parroquias

Anabel Llamas Palacios
Monseñor Menéndez, obispo auxiliar de Oviedo, en el claustro de la catedral de Oviedo. Foto: Arzobispado de Oviedo

Asturias y Astorga comparten muchos aspectos, como por ejemplo un amplio territorio rural. ¿Cómo puede la Iglesia llevar a Dios a todos los rincones, con escasez de sacerdotes y muchas parroquias dispersas?
Las zonas rurales y las mineras se están despoblando a pasos de gigante porque la gente prefiere vivir en la ciudad. El acceso a los pueblos, la comunicación y la comodidad en las casas ha mejorado mucho, pero se han quedado en ellos los jubilados. La Iglesia tiene que ser realista, medir las fuerzas que tiene y lo que puede atender. Mi idea es que se unan las parroquias de una zona para que podamos garantizar una comunidad cristiana con futuro, cuyos miembros estén comprometidos en la evangelización del entorno. Para esto es necesario que, junto a los sacerdotes, se formen equipos apostólicos de seglares y, si es posible, de consagrados. Es lo que llamamos unidades pastorales.

Comienza como obispo en Astorga cuando se inicia el Año de la Misericordia. ¿Cómo puede prepararse un cristiano para vivirlo con intensidad?
La mejor preparación es disponer el espíritu con sencillez y humildad para reconocer nuestros pecados y convertirnos a Dios, pidiendo perdón y acogiendo en el corazón su misericordia infinita. Este Año puede ser una oportunidad para que los cristianos descubramos con más nitidez el sentido de pecado, que hoy está muy debilitado, y, a partir de ahí, tomar conciencia del daño que hace nuestro pecado a la Iglesia y a la sociedad. Un daño que a veces parece irreparable y que crece como una bola de nieve.

Reconocer el pecado cuesta…
Si tomamos conciencia de nuestras debilidades como persona, como Iglesia y como sociedad, nos daremos cuenta de que es necesario confiar en el amor misericordioso de Dios, que incluye la justicia y la verdad. La misericordia de Dios es el único amor que puede levantarnos de la postración, apartarnos del mal e impulsarnos a hacer el bien a través de las obras de misericordia; así renovaremos la fe y la esperanza, regeneraremos la sociedad y fortaleceremos la vida eclesial.

Faltan tres días para las elecciones. ¿Qué valores debe buscar un católico al votar a un partido político?
El católico tiene que leer los programas de los partidos y fijarse en las personas que lo van a llevar a cabo. Sabiendo que ningún programa político reproduce fielmente el Evangelio y la doctrina social de la Iglesia, el cristiano debe valorar qué programa y qué personas pueden defender mejor la dignidad de la vida humana, la integridad moral y ética de la sociedad, la defensa de los pobres y de la ecología como casa común, y la protección a las creencias de los ciudadanos, en su expresión personal y pública.

A unos días de su toma de posesión como obispo de Astorga, ¿qué se lleva de Asturias, su tierra?
Multitud de recuerdos, vivencias, anécdotas y experiencia pastoral. En Asturias he nacido a la vida y a la fe, y en ella he perseverado con ayuda de la gracia. En esta tierra he descubierto la vocación sacerdotal, me he formado para ella y he realizado mi vida como vicario parroquial, párroco, arcipreste, vicario, canónigo y obispo auxiliar. Todo me ha servido para amar más a Dios, a la Iglesia y a los demás, especialmente a los necesitados material y espiritualmente. Y me llevo mi sentimiento asturiano que, por ser universal, no molesta a nadie, como la devoción a la Santina de Covadonga.

¿Qué ha aprendido en estos tres años como obispo auxiliar?
Primero, la hermosa experiencia de la comunión y la fraternidad con el arzobispo y los vicarios. Hemos trabajado muy unidos buscando lo mejor para la Iglesia que peregrina en Asturias. Segundo, me he sentido muy querido y acompañado por los sacerdotes a quienes visité en sus parroquias, uno cada día. Siento no haber podido visitar a todos. Y sobre todo, he aprendido del pueblo cristiano; he experimentado la alegría que porta el obispo para la comunidad cristiana y cómo ésta se siente unida a sus pastores.

Su lema episcopal es Santificado sea tu nombre, ¿por qué?
Tengo especial afecto al Padrenuestro, porque en él encuentro todo lo que el hombre puede decir a Dios y lo que Dios puede respondernos. Al pedir que el nombre de Dios sea santificado, recordamos que debemos ser santos como nuestro Padre celestial, y nos compromete a bendecir, proclamar y enseñar su santo nombre a toda criatura. Para mí es una advertencia permanente a vivir en santidad.