Navidad, tiempo de oración en familia. ¡Viene el Señor! - Alfa y Omega

Navidad, tiempo de oración en familia. ¡Viene el Señor!

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Juan Luis Vázquez

«Adviento, Adviento, viene el Señor, preparemos sus caminos, abriéndole las puertas de nuestro corazón»: así, cantando, comienza este rato de oración en casa de Josemi y Belén, que también han abierto las puertas de su casa para acoger a otros amigos, grandes y pequeños, y a los sacerdotes de la parroquia. Es sábado por la tarde en Moratalaz (Madrid), y nos estamos preparando para esta Nochebuena, la noche santa en la que nació el Niño que ha cambiado el mundo y nuestra vida.

Vamos leyendo el Evangelio que narra el nacimiento de Jesús en Belén: «Y sucedió que mientras estaban en Belén…», porque a Jesús no nos lo inventamos. Jesús «sucede», Jesús «está» en las vidas de los mayores y pequeños que nos reunimos hoy a rezar. Lo repetimos varias veces y luego hacemos silencio, para asentarlo en nuestro corazón como si fuera un pesebre. El pequeño Javier aún no sabe leer y le quita el papel a sus hermanos, les tira de la nariz; alguno podría pensar que no es consciente de lo que estamos haciendo, pero el que se sabe amado sin condiciones sabe vivir y rezar perfectamente.

Felipe, su párroco, nos cuenta entonces que Belén significa Casa del pan, que Jesús se hace Pan por nosotros, y pregunta: «¿Cómo podemos dar a luz a Jesús nosotros?».

«Rezando».

«Compartiendo».

«Dando cariño».

«Hablando de Jesús».

«Creyendo».

Hablan los niños. Juntos han participado en la parroquia en el derribo de un muro formado por ladrillos. Cada ladrillo era un pecado, y juntos han derribado ese muro para poder entrar así «por la Puerta de la Misericordia, que es Jesús», explica Felipe.

Es la hora de dar gracias: «Porque Dios me ha dado un padre y una madre», «porque tenemos a alguien con quien pasar la Navidad», «por Jesús, que se hace niño en esta Navidad»…

Y de las peticiones: «Por las familias que no tienen comida», «por los enfermos», «por los que no saben si creer o no creer, para que se decidan a creer», «por las familias divididas»…

Todos nos pasamos después el icono de la Sagrada Familia que ha ido peregrinando por los hogares de cientos de familias madrileñas durante estos últimos años, y acogemos así a la Familia de Nazaret. Los pequeños les dan un beso, a Jesús o a María, y Nacho le da un abrazo. Y acabamos con esta oración, que ha escrito el sacerdote:

«Señor Jesús, llena nuestros hogares de tu paz, de tu alegría, de tu cariño.

Derrama tu amor para que sepamos dialogar, entendernos, ayudarnos, para que aprendamos a acompañarnos y a sostener nuestras familias en el duro camino de la vida.

Danos pan y trabajo. Enséñanos a cuidar lo que tenemos y a compartirlo con los demás.

Tómanos como instrumento, Jesús, para que llegue a todos tu luz y tu poder, para que te conozcan y te amen cada día más.

Danos la palabra justa en el momento oportuno y enséñanos lo que tenemos que hacer en cada momento.

Te damos gracias, Jesús, por nuestros seres queridos, por los momentos hermosos que pasamos, y por las cosas buenas que tenemos.

María, madre buena, tu presencia también nos hace falta. Que no nos falte tu ternura y tu protección.

Jesús, José y María, preciosa comunidad de Nazaret, ayudadnos a vivir en familia.

Amén».

Y con La Virgen sueña caminos termina este rato de oración. Esperan las hamburguesas, porque el Reino de los cielos, en el que solo se puede entrar cuando uno se hace niño, es lo que más se parece al gran banquete al que nos invita Jesús.

Josemi y Belén, y sus hijos Marta (13), Javier (11) y Ana (8), han invitado a su casa a sus amigos Nacho y Elena, y sus hijos Juan (13), Ana (8), Miguel (8) y Javier (2). Han forjado su amistad en el Máster de Familia del Instituto Juan Pablo II. También han invitado a su párroco, Felipe, y a su coadjutor, Sergio, de la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora, en Madrid, más otras dos amiguitas: Manuela (4) y Jimena (3). Juntos rezan un rato ante el portal de Belén, siguiendo en parte el esquema del Oratorio de Niños Pequeños del padre Carbó.