«Lo primero es estar juntos. Lo demás viene después» - Alfa y Omega

«Lo primero es estar juntos. Lo demás viene después»

Desde los años 60, cientos de miles de jóvenes han pasado por la comunidad ecuménica de Taizé o por sus Encuentros Europeos. Hoy, Valencia recibirá a 20.000

María Martínez López
Los jóvenes y los hermanos de Taizé, durante una de las tres oraciones diarias en la iglesia de la Reconciliación, en Taizé. Foto: Maciej Bilas

Benoit tenía 20 años cuando su parroquia de París abrió las puertas a decenas de jóvenes «polacos, suecos e italianos, una mezcla asombrosa». Era diciembre de 2002, y la ciudad acogía el Encuentro Europeo de Jóvenes de la comunidad ecuménica de Taizé. El momento más impactante fue «la oración por la paz del 31 de diciembre. Había mucha tensión en el mundo –poco después empezó la guerra de Irak–, y pasamos la Nochevieja en oración. Después hubo un festival». Además, los jóvenes conocieron la vida parroquial, participaron en talleres, y compartieron dos momentos diarios de oración en el recinto ferial de la ciudad, lleno a rebosar. Un programa similar vivirán 20.000 jóvenes de toda Europa en Valencia desde este lunes, 28 de diciembre, al viernes 1 de enero.

El encuentro de 2002 fue el primer contacto de Benoit con Taizé. Lo que más le gustó fue «la búsqueda de unidad: entre las Iglesias, en el plano internacional… y en la propia vida. Hasta entonces, no había unidad entre mi vida cristiana, la estudiantil, la solidaridad… Con Taizé descubrí que era posible unirlo todo». En el año 2003, el joven visitó Taizé, la aldea francesa que da nombre a la comunidad, tres veces. «Un día, cantando Nada te turbe, sentí mucha paz y descubrí que quizá debía quedarme allí un tiempo más largo. Jesús ya estaba trabajando en mi corazón. Poco a poco, descubrí que Cristo podía convertirse en el centro de mi vida». Ahora, es el hermano Benoit.

¿Sabía que…

…el hermano Roger dijo que «el fundador de Taizé fue Juan XXIII», por el gran apoyo que les prestó este Papa, y que sus sucesores han continuado?

…Taizé congrega a 100 hermanos de 32 países y de todas las confesiones cristianas? De ellos, 30 viven en pequeñas fraternidades en países pobres para testimoniar el amor de Dios.

…los Encuentros Europeos de Jóvenes forman parte, desde 1978, de la Peregrinación de confianza a través de la tierra, heredera del Concilio de los Jóvenes de 1974?

…la oración al estilo de Taizé se basa en la repetición cantada de frases sencillas de la Biblia y de autores cristianos de distintas épocas y tradiciones, en diferentes idiomas?

Los jóvenes, «una sorpresa»

40 años antes, John, católico estadounidense, sintió la misma llamada. «En la Iglesia había muchas ideas nuevas a raíz del Concilio Vaticano II. En el instituto me hablaron de Taizé», una comunidad religiosa fundada en 1944 por el protestante suizo Roger Schutz, y abierta a cristianos de distintas confesiones para ser una «parábola de comunión». «Me pareció muy interesante –recuerda–. Al acabar la carrera, viajé un año por Europa». Visitó la comunidad dos veces, y estuvo unos meses ayudando a acoger a los miles de jóvenes que desde los años 60 acudían a esta colina de la Borgoña de forma cada vez más numerosa.

Al hermano Roger siempre le interesaron los jóvenes, pero no había fundado Taizé para atenderlos. El atractivo que la comunidad suscitaba en ellos «fue una sorpresa –recuerda el hermano John–. El hermano Roger dijo que si venían, había que escucharles. Él había sido observador en el Vaticano II», y se le ocurrió convocar, en 1974, un Concilio de los Jóvenes. John volvió a Francia para participar en él, ya con bastante inquietud vocacional.

Desde entonces, ha visto pasar por Taizé a cientos de miles de chicos que, durante una semana, acampan en la colina, comparten la oración de la comunidad, se forman sobre la Biblia y conviven con compañeros de todo el mundo. «Siguen teniendo las mismas preguntas sobre la fe y el sentido de la vida. Pero ahora traen preocupaciones diferentes, y menos esperanza. En mi época, pensábamos que podíamos cambiar el mundo», recuerda.

«Para nosotros –continúa el hermano Benoit–, es un desafío y una responsabilidad impresionante que vengan a estar y rezar con nosotros, y a escucharnos. Vienen también jóvenes con dificultades en la fe. Si no los acogemos bien, se cerrarán. Nuestra tarea es poner a Jesús en medio de todo, con un mensaje que entiendan. En Taizé descubren que no están solos porque pertenecen a la Iglesia», una gran familia de amigos. Con todo, matiza que la vocación de la comunidad no es esta: «Lo primero es estar juntos los hermanos, la fraternidad –explica–. Las demás misiones vienen después. Acoger a los jóvenes es un don de Dios, pero es la consecuencia de la vida comunitaria. Y lo mismo ocurre con la búsqueda de la unidad, la paz y la reconciliación entre las Iglesias».

El ecumenismo, según Taizé

«En 1980, con ocasión de nuestro Encuentro Europeo de Jóvenes en Roma, en presencia de Juan Pablo II, el hermano Roger dijo públicamente: “He descubierto mi identidad de cristiano reconciliando en mí la fe de mis orígenes con el misterio de la fe católica, sin romper la comunión con nadie”. Por lo que a él respecta, entrar progresivamente en una comunión plena con la Iglesia católica se concretó en dos puntos: recibir la Eucaristía y reconocer la necesidad de un ministerio de unidad ejercido por el Obispo de Roma. La reconciliación de los no católicos con la Iglesia de Roma se realizará ayudándoles a evolucionar desde dentro. Sería esencial hacer resaltar lo mejor de cada Iglesia, y que se realizara un intercambio de los dones recibidos. Quienes pasan juntos unos días en nuestra colina se sienten profundamente unidos, sin por ello restringir su fe al mínimo común denominador. Al contrario, profundizan en su propia fe. Al participar en una semana de encuentro, han aceptado ponerse bajo el mismo techo y mirar juntos hacia Dios. Si esto es posible en Taizé, ¿por qué no habría de serlo en otros lugares?»

Hermano Alois
del libro Hacia una nueva solidaridad (Sal Terrae)

«La doble tarea que nos incumbe es por una parte, profundizar cada vez más en la fe cristiana como oferta de comunión con Dios y entre los seres humanos, concretada en relaciones de amistad entre los creyentes y abierta a todos; por otra, hacer cuanto esté en nuestra mano para que la organización concreta de la Iglesia refleje esa identidad fundamental y favorezca esa amistad».

Hermano John
del libro Una multitud de amigos (Sal Terrae)