La carta de Navidad escrita por los niños y el arzobispo

«Queridos madrileños: Todos los miembros del Foro de Niños Cristianos de la archidiócesis de Madrid nos hemos reunido el día 19 de diciembre de 2015 con el arzobispo de Madrid en su casa. A partir de la palabra Navidad se nos dijo qué nos sugería la misma. Lo expresamos con múltiples palabras. Después se nos dijo que construyéramos una frase. Con todas ellas queremos regalaros este mensaje de Navidad». Así comienza la carta que un grupo de 35 niños escribió el sábado junto al arzobispo de Madrid para explicar la Navidad.

Por iniciativa de monseñor Osoro, los niños fueron convocados en la casa del obispo para dar comienzo a este Foro. Se cumple la palabra del Evangelio «cuando dice “dejad que los niños se acerquen a mí”», explicó el prelado.

Mensaje de Navidad

Niños de entre 10 y 12 años fueron llegando en torno a las dos de la tarde al palacio arzobispal, donde monseñor Osoro los fue saludando personalmente a cada uno. En la capilla, durante un momento de oración, el arzobispo aseguró que «los niños tenéis mucho que decir». Después, todos pasaron al Salón de Actos de Alfa y Omega, donde los esperaban unos bocadillos. Monseñor Carlos Osoro comió como uno más, y aprovechó para conocer y hablar con los pequeños y sus padres.

«Tú dices quién habla y quién no. Incluso si me tienes que mandar callar a mí, también lo decides tú», señaló monseñor Osoro, dirigiéndose a Ramón, un niño de los mayores del grupo de Acción Católica, que asumió el puesto de presidente del Foro. Todos los participantes se pusieron manos a la obra para redactar una carta que explicase el sentido de la Navidad desde el punto de vista de los niños. Estos escribieron en un folio Navidad y todas las palabras que se les ocurrieran relacionadas con ella para redactar cada uno una frase. Una vez finalizado el tiempo para esta tarea, los componentes del Foro fueron leyendo en voz alta frases como: «Los Reyes Magos fueron a llevar a Jesús oro incienso y mirra. ¿Qué le llevas tú?»; o «la Navidad es un tiempo para estar con toda la familia y celebrar el nacimiento de Cristo y no pensar tanto en los regalos».

Roberto González, subdelegado diocesano de Infancia y Juventud, fue recogiendo cada una de las 33 frases; y luego los niños, con la ayuda de monseñor Osoro, las ordenaron para redactar la carta. Esta misiva, con la firma de todos los participantes, se iba a enviar al Papa Francisco y a los medios de comunicación.

«Pensé que iba a ser más difícil hacer el Foro de Niños en Madrid, pero ciertamente ha dado fruto», dijo monseñor Osoro agradeciendo la asistencia de todos. El acto finalizó con la bendición del prelado. Después, niños y padres se acercaron para saludar a monseñor Osoro y agradecer su cercanía con los más pequeños.

Sembrando estrellas

Monseñor Osoro pasó un día completo entre niños. Esa misma mañana, más de 400 niños y niñas se reunieron en la iglesia de San Juan de la Cruz para celebrar Sembradores de Estrellas, un acto que envía a los pequeños a anunciar que nace Jesucristo. La iniciativa, organizada por la Delegación Diocesana de Misiones, comenzó con una Misa. Durante la homilía, el arzobispo se acercó a los niños para explicarles el sentido de la Navidad.

Al acabar la Eucaristía, ya en la calle, leyó el pregón Irene Pozo, de 13TV. Con motivo del Año de la Misericordia, la periodista invitó a los niños a ser misioneros de la misericordia, «una palabra larga y un poco rara pero tiene mucho que ver con el corazón, con la compasión, con la ayuda y el perdón». A continuación los niños soltaron globos como signo del envío a anunciar la venida de Dios al mundo. Salieron por las calles cercanas felicitando la Navidad y regalando una pegatina con forma de estrella a todos aquellos que se paraban a escucharles.

Llega la luz de Belén

La jornada del arzobispo finalizó también entre niños. Monseñor Osoro acudió a la entrega de la Luz de la Paz de Belén, del Movimiento Scout Católico de Madrid. Esta luz se encendió en la misma gruta donde nació Jesucristo, y se ha repartido a todos los países que quieren acogerla. En cada país se lleva a diferentes ciudades, y se entrega tanto a niños como a jóvenes que quieran acercarla a hospitales, residencias de ancianos, parroquias y familias para que tengan presente el misterio de la Navidad. Esta llama es un mensaje de paz, amor y esperanza, símbolo de unidad y compromiso en la construcción de un mundo mejor.