«Llevaba 20 años sin bailar» - Alfa y Omega

«Llevaba 20 años sin bailar»

Redacción

Tenían una invitación con su nombre y apellidos para cenar en el palacio de Cibeles. Eran las 19 horas del 24 de diciembre, y alrededor de 200 personas sin hogar ya esperaban impacientes en la puerta del Ayuntamiento. «Estaban tan emocionados que llegaron una hora antes de lo previsto, y los funcionarios tuvieron que abrir las puertas para que no pasaran frío en la calle», cuenta Pedro Blasco, voluntario de Mensajeros de la Paz. La institución, capitaneada por el padre Ángel, trasladó este año su tradicional cena de Nochebuena al Ayuntamiento gracias a la colaboración de la alcaldesa Manuela Carmena. A las 20 horas, los invitados entraron en la Galería de Cristal, donde les esperaban unas mesas vestidas con todo el detalle del mundo —candelabros encendidos, sillas vestidas de cretona blanca con lazos y ribetes rojos, servicio completo de cristalería y cubertería…—, y la suculenta cena preparada gratuitamente por la empresa de catering Grupo Lecaser: una rica sopa de marisco, unos langostinos y paletilla de cordero o dorada, a elegir, además de los consabidos turrones y dulces. «Se sentían importantes, considerados», recalca Pedro. «Además, venían muy elegantes», añade. Los invitados habían visitado los roperos de varias iglesias pidiendo ropa de vestir, porque querían ir elegantes a su cita. «¡Muchos no se reconocían entre ellos de lo guapos que estaban!».

El broche de oro fue «la presencia del arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro y de la alcaldesa Carmena. El arzobispo causó sensación y emoción entre los asistentes. Fue mesa por mesa saludando a todos, interesándose por los problemas que le contaban. En varias ocasiones le vi emocionado ante los relatos de sus interlocutores, a los que abrazaba con cariño. Se le veía tranquilo, como un buen pastor», recuerda el padre Ángel. Hasta un niño le preguntó si era el Papa y él respondió: «No, soy Carlos, tu amigo».

Los madrileños, entregados

La cena no solo tuvo éxito ese día. «Semanas antes teníamos decenas de llamadas de personas que se ofrecían para ser voluntarios. Incluso al final tuvimos que decir que no, porque estaba lleno el cupo», señala Pedro. Además de los voluntarios de Mensajeros de la Paz, el personal del Grupo Lecaser se negó a cobrar por el servicio. Tampoco cobraron los músicos que amenizaron la velada, conocidos por su participación en el programa de Telecinco ¡Qué tiempo tan feliz!, que levantaron a bailar todos los comensales. «Uno de los asistentes confesó que hacía 20 años que no bailaba», recuerda Pedro. El voluntario agradece la participación del Ayuntamiento, «tanto a la Alcaldía como al personal, incluida la Policía municipal, que estuvo de guardia durante toda la celebración». Terminada la cena, una cuadrilla de taxistas esperaba en la puerta para llevar gratis a quien quisiera a la Misa del gallo de San Antón. «Fueron muchos de los comensales, y algún que otro periodista que había venido a cubrir el evento», concluye Pedro.

C. S. A. / A. G.-M.