Una cúpula construida sin ordenadores - Alfa y Omega

Una cúpula construida sin ordenadores

María Martínez López

El Tren de los niños no es una actividad aislada, sino que forma parte de un proyecto mucho más amplio llamado el Atrio de los gentiles. Con este atrio, la Iglesia quiere salir al encuentro de personas que pueden estar alejadas de ella o tener otro tipo de problemas, pero a las que se puede presentar el mensaje cristiano a través de la cultura, la filosofía o el arte. Dentro de este atrio se ha pensado en un atrio de los niños porque, en el fondo, las grandes preguntas que se hacen los filósofos no son tan distintas de las que nos hacemos de niños. En el caso del Tren de los niños, el tema central era la belleza, y, para explicarles el valor del arte, «les hemos contado la historia que hay detrás de los ladrillos que ven: cuánto tiempo se ha tardado en construir una catedral, o cómo se hizo un fresco. Una de las cosas que más les ha impresionado es que la cúpula de la catedral de Florencia se construyó ¡en 16 años y sin ordenadores! Si los adultos se habituasen a mirar desde una altura de 50 centímetros, o de un metro como máximo, verían muchísimas cosas maravillosas», explica Patrizia, la organizadora del Tren.