El Papa pide a los Nuncios que busquen obispos-pastores - Alfa y Omega

El Papa pide a los Nuncios que busquen obispos-pastores

Redacción

Como oteadores de los futuros obispos, el Papa pide a los Nuncios que sepan elegir a los hombres que han de guiar la Iglesia. «En la delicada tarea de llevar a cabo las indagaciones para los nombramientos episcopales, tengan cuidado de que los candidatos sean pastores cercanos a la gente: éste es el primer criterio: pastores cercanos a la gente», dijo el Pontífice, durante el encuentro que celebró el viernes con los nuncios apostólicos y delegados pontificios que representan a la Santa Sede en todo el mundo, uno de los actos previstos en el Año de la fe. «Que sea un hombre, un gran teólogo, una gran cabeza, un universitario, que va a hacer mucho bien -añadió-. Pero sobre todo pastores, ¿eh? Lo necesitamos. Que sean padres y hermanos, que sean amables, pacientes y misericordiosos, que amen la pobreza, la libertad interior para el Señor y también la sencillez externa y la austeridad de la vida, que no tengan una psicología de Príncipes».

El obispo de Roma resaltó los sacrificios que conlleva la vida de los nuncios, que «siempre están con la maleta en la mano. Esto es una mortificación, un sacrificio», pero «es también algo grande» si «se vive con la intensidad del amor, y el recuerdo de la primera llamada».

Un punto que no podía faltar en el discurso es la denuncia del carrerismo. El nuncio debe hacer «las cosas con profesionalidad», o, de lo contrario, «pierde su autoridad. Pero lo esencial la familiaridad con Jesucristo «en la oración, en la Eucaristía, en las obras de caridad…».

«Ceder al espíritu mundano expone, sobre todo, a los pastores al ridículo», dijo el Papa. El pasado 6 de junio, ante los estudiantes de la Academia Eclesiástica, en la que se forman los futuros diplomáticos de la Santa Sede, el Santo Padre ya había sorprendido con contundentes afirmaciones como éstas: «El carrerismo es una lepra, ¡es una lepra! Por favor, ¡nada de carrerismo!»; «Escuchadme bien: cuando un nuncio o un secretario de nunciatura no va por el camino de la santidad, sino que se deja contagiar por la mundanidad, hace el ridículo, y todos se ríen de él»; «Por favor, no hagáis el ridículo: o sois santos, o bien regresad a vuestras diócesis para hacer de párrocos. Pero no hagáis el ridículo en la vida diplomática, que encierra tantos peligros para la vida espiritual de un sacerdote».