Pasión por Cristo, la Iglesia y el hombre - Alfa y Omega

Pasión por Cristo, la Iglesia y el hombre

El Papa Francisco resume la vida de su predecesor, Pablo VI, en los tres amores de su vida: amor por Cristo, amor por la Iglesia, y amor por el hombre. Ésta fue la síntesis que trazó el Santo Padre, el pasado 22 de junio, al celebrar el 50 aniversario de la elección de Giovanni Battista Montini como obispo de Roma, en pleno Concilio Vaticano II

Jesús Colina. Roma

Al recibir a un grupo de peregrinos procedentes de la tierra natal de Montini, Brescia, el Papa aclaró que, en Pablo VI, no hay distinción, ni oposición, entre el amor a Cristo, el amor a la Iglesia, y el amor por los hombres y mujeres con quienes convivimos.

Amor al hombre

«Es la misma pasión de Dios que nos empuja a encontrar al hombre, a respetarlo, a reconocerlo, a servirlo», dijo el Papa Francisco recogiendo el legado espiritual de Pablo VI, cuyo proceso de beatificación se encuentra ya en la recta final.

Francisco bosquejó agudamente la coyuntura del hombre moderno con las palabras de Pablo VI, en la última sesión del Concilio Vaticano II: «La religión del Dios que se ha hecho hombre ha encontrado a la religión del hombre que se hace Dios. ¿Qué ha sucedido?, ¿un choque, una lucha, un anatema?», se preguntó.

Toda la riqueza doctrinal de Pablo VI, aclaró, «se dirige hacia una única dirección: servir al hombre».

De este modo, Pablo VI superó la dicotomía entre espiritualidad y compromiso social.

Por eso, Francisco consideró que «nosotros, en este tiempo, podemos decir las mismas cosas que Pablo VI: la Iglesia es la esclava del hombre, la Iglesia cree en Cristo que se ha hecho carne y, por esto, sirve al hombre, ama al hombre, cree en el hombre. Ésta es la inspiración del grande Pablo VI».

Amor por Cristo

El otro amor de la vida de Pablo VI, Cristo, es el que explica su biografía. El amor total a Cristo emerge en toda la vida de Montini, incluso en la elección del nombre como Papa, el del apóstol Pablo, que explicó con estas palabras: «Es el apóstol que amó a Cristo de manera suprema, que de la misma forma deseó y se esforzó por llevar el Evangelio de Cristo a todas las personas , que por amor a Cristo ofreció su vida».

Francisco dejó después espacio para una confidencia a los peregrinos venidos del norte de Italia: «Os confieso una cosa: sus discursos de Manila y Nazaret han sido para mí una fuerza espiritual, me han hecho mucho bien en la vida. Yo vuelvo a este discurso, vuelvo una y otra vez, porque me hace bien escuchar estas palabras de Pablo VI hoy. ¿Y nosotros?; ¿tenemos el mismo amor hacia Cristo?; ¿es el centro de nuestra vida?; ¿lo testimoniamos en las acciones de cada día?».

Amor por la Iglesia

Por último, el Papa Bergoglio no podía hablar de Montini sin hacerlo de su amor por la Iglesia, vivido en momentos de fuertes cambios y crisis, particularmente tras el Concilio Vaticano II: «Un amor apasionado, el amor de toda una vida, alegre y sufrido», recordó el Santo Padre. «Amó a la Iglesia y se desvivió por ella incondicionalmente».

El Papa Francisco explicó que la Exhortación apostólica de Pablo VI, la Evangelii nuntiandi, «para mí, es el documento pastoral más grande que se ha escrito hasta ahora».

«Pablo VI tenía una visión muy clara de que la Iglesia es una Madre que lleva Cristo y te lleva a Cristo». Y se preguntó: «¿Somos realmente una Iglesia unida a Cristo, para salir y anunciarlo a todos, incluso y sobre todo a las que yo llamo periferias existenciales, o estamos encerrados en nosotros mismos, en nuestros grupos, en nuestras pequeñas Iglesitas? ¿O amamos la Iglesia grande, la Iglesia madre, la Iglesia que nos envía en misión y nos hacer salir de nosotros mismos?».

Ésta es la pregunta que lanzó el pontificado de Pablo VI, y que ahora lanza el Papa Francisco.