Lección de agradecimiento - Alfa y Omega

El primer día de clase se hace una presentación de cada curso. En el colegio de Secundaria y Bachillerato en el que trabajo este momento inicial es muy importante para los de 1º de ESO. Llegan a un centro nuevo, acaban de dejar a la mayoría de sus amigos y a sus profesores de toda la vida… Todos podemos imaginarnos lo que supone para un adolescente hacer frente a tanta novedad.

La primera vez que le vi me pareció que se podía haber confundido de curso, ya que siempre hay alguien que se despista. Luego pregunté a los profes y me dijeron que no, que era de primero, pero que ya había repetido un año y este que empezábamos repetía curso también. Sin conocerle pensé que no lo tenía fácil, ya que la diferencia con sus compañeros (empezando por la altura) era considerable. El primer día que entré en el aula y les presenté la asignatura de Religión se acercó al final a hacerme una confidencia. Algo le había tocado por dentro y le debió de dar la sensación de que estaba en terreno seguro. Pasaron los días, el primer mes y encontrarme con él por la calle era una alegría: su sonrisa, siempre un gesto cercano con una palmada cariñosa en la espalda… Lo que me llegó definitivamente al corazón fue su correo en la última semana antes de Navidad con una felicitación dibujada por él, totalmente personalizada y con un mensaje de agradecimiento.

No sé las asignaturas que ha aprobado o suspendido en la primera evaluación, pero sé que se ha ganado el cariño de todos sus compañeros y profesores porque tiene una sensibilidad y bondad especial y trata a los demás como si se encontrara en tierra sagrada. Todo esto con mucha humildad, sin destacar y desde el agradecimiento. Toda una lección.