Las Reducciones jesuitas del Paraguay, en CaixaForum Madrid - Alfa y Omega

Las Reducciones jesuitas del Paraguay, en CaixaForum Madrid

Desde el viernes, y hasta el 8 de febrero, se podrá visitar en CaixaForum Madrid la exposición Las Reducciones Jesuitas del Paraguay. Estará abierta de forma gratuita todos los días, de lunes a domingo de 10 a 20 h. Los días 24 y 31 de diciembre se podrá ver de 10 a 18 horas y los días 25 de diciembre, 1 y 6 de enero, estará cerrado

Cristina Sánchez Aguilar

Las Reducciones jesuitas en Paraguay, nacidas en el siglo XVII, tuvieron una organización social, económica y cultural adelantada a su tiempo. Pero lo más importante fue que, de la mano de los religiosos, se salvaguardó la libertad y la dignidad de los indios guaraníes frente a los abusos del sistema colonial.

Siguiendo con su ardor misionero, los jesuitas llegaron hasta las tierras americanas conquistadas por Portugal y España a principios del siglo XVII. Allí fundaron unos asentamientos, organizados territorial y económicamente, en los que reunificaron a los pueblos indios que hasta entonces vivían dispersos en los montes, en pequeños grupos y muy distantes entre sí. Se llamaron Reducciones. En total, existieron una treintena entre los pueblos guaraníes, que se extendían en un territorio que llega hoy hasta Argentina, el sur de Brasil, el sureste de Bolivia y Uruguay.

La organización en estos asentamientos iba muy por delante de los tiempos. Se organizaron como una verdadera polis. La aldea se trazaba siguiendo un esquema fijo, en damero, con una gran plaza y, en el centro, la iglesia. En la plaza se erigía una gran cruz y la estatua de la Virgen, o del santo Patrono de la localidad.

De la mano de los religiosos, los guaraníes aprendieron oficios para que la comunidad se sostuviera: eran agricultores, ganaderos, sastres… Había talleres de forja, carpinterías, platerías, talleres para hacer carros, de canoas, o de elaboración de rosarios, entre otros. Todos los pobladores, entre 14 y 50 años, debían tener una profesión y eran libres de elegirla según su propia inclinación. También había escuelas para los niños, dejando de ser un privilegio, y pasando a ser un derecho. En 1611, desde la Reducción de Loreto, los padres jesuitas afirmaban en una carta enviada a la Congregación que «los niños leen, escriben, ayudan a la Misa y cantan durante la celebración».

Es importante resaltar que el eje de la concepción de las Reducciones fue el trabajo de los jesuitas por respetar la cultura e identidad guaraní, que defendieron y perpetuaron. De hecho, el Cabildo, donde se tomaban las decisiones gubernamentales, era un concejo formado por indígenas, y tenían autoridad sobre la población. Ya lo decía el jesuita e historiador padre Manuel Revuelta: «La gran empresa de los jesuitas en Paraguay consistió en haber creado un espacio de libertad para unos pueblos indígenas que fueron ganados para la civilización y el cristianismo sin menoscabo de su propia identidad».

Grandes legados

Otro de los avances que los jesuitas implantaron en las Reducciones fue el sistema sanitario. Las tribus guaraníes eran conocidas por su buena salud, pero los españoles abrieron la puerta a muchas enfermedades, en especial a la peste y la viruela. Entre 1641 y 1643, estalló una epidemia de peste, y hubo que improvisar los cuidados a los enfermos. Pasado el pánico, los jesuitas planearon las primeras escuelas de enfermería, que se pusieron en marcha a partir del año 1700.

Pero lo más llamativo de este pueblo fue la especial sensibilidad artística que mostraban, sobre todo hacia la música. De tal modo que uno de los grandes pilares de la formación de los indígenas fue a través de la música y el canto. Cada Reducción tuvo su propio coro, y contaba con varios músicos que tocaban, entre otros instrumentos, el arpa, el violín y el órgano.

«Son músicos por naturaleza, como si hubieran sido creados para la música: aprenden a tocar con sorprendente facilidad cualquier tipo de instrumento, y siempre en poquísimo tiempo», decía el padre Antonio Sepp en una de sus cartas.

Fue en 1750 cuando llegó el principio del fin de estas poblaciones. Tras firmarse en Madrid un Tratado de Límites entre España y Portugal, cerca de 30.000 indios guaraníes de siete Reducciones fueron obligados a trasladarse a otra tierra. Poco tiempo después, en 1766, la Compañía de Jesús fue expulsada de los dominios españoles. Siglos después, los padres jesuitas retomaron su ardor evangelizador y hoy continúan al lado de los pueblos indígenas en Bolivia, Venezuela, India, Malasia, la Amazonía, o Australia.