Solo han llegado 18 refugiados a España - Alfa y Omega

Solo han llegado 18 refugiados a España

De los 17.000 refugiados que aceptó traer el Gobierno español solo han llegado 18. Y no es un problema solo de España. En Europa, en todo 2015, han sido reubicados 272 refugiados procedentes de Italia y Grecia

SJM
Foto: Delegación Episcopal de Migraciones

El último año, 3.771 personas han perdido la vida en el Mediterráneo mientras intentaban alcanzar seguridad en Europa. No es locura, sino desesperación lo que lleva a madres y padres a jugarse la vida en el mar en una apuesta arriesgada por una nueva vida. Los trágicos naufragios conmocionaron a los europeos y movieron a la Unión Europea a actuar. Como respuesta, la Comisión Europea propuso en mayo, y los Estados miembros la aprobaron, una nueva Agenda de Migración con medidas en diversos ámbitos a corto, medio y largo plazo.

Uno de los principales acuerdos alcanzados fue un plan de reubicación por el que 160.000 personas eritreas y sirias llegadas a Grecia, Italia y Hungría iban a ser redistribuidas en otros Estados miembros. La cifra de 160.000 es modesta comparada con el millón de personas migrantes y refugiadas llegadas en 2015 a Europa. Sin embargo, como proyecto piloto, el plan tenía la ventaja de poner a los Estados miembros a trabajar juntos para lograr un reparto rápido y equitativo de refugiados entre los distintos países de Europa.

A pesar de las resistencias iniciales del Gobierno, España aceptó finalmente traer a 17.000 refugiados.

Para nuestra sorpresa y desconcierto, en todo 2015, a España solo han llegado 18 personas de las 17.000 asignadas. ¿Cómo puede explicarse que España solo haya podido traer a 18 personas? La cifra es tan pequeña que causa rubor y vergüenza. Y no es un problema solo de España. En toda Europa, solo han sido reubicados 272 refugiados en 2015, procedentes de Italia y Grecia.

Las pírricas cifras de refugiados reubicados en 2015 muestran la ausencia de capacidad de gestión de las instituciones europeas, la imposibilidad de alcanzar una respuesta generosa y coordinada a la crisis de refugiados y la falta de cooperación de los gobiernos, con la excepción de Alemania y Suecia.

Pero más allá de explicaciones técnicas, la falta de acogida a los refugiados muestra algo más profundo. El fracaso del plan europeo de reubicación revela, sobre todo, la falta de voluntad política y de solidaridad de Europa para acoger a los refugiados. El problema no radica en que no se puede sino en que no se quiere. En este sentido, el Papa Francisco subrayaba hace un año que uno de los desafíos más urgentes es el de afrontar la globalización de la indiferencia, la actitud egoísta e indiferente ante el sufrimiento de los demás, que ha alcanzado una dimensión mundial.

La indiferencia de Europa hacia los refugiados contrasta con el énfasis de los gobiernos en el control de las fronteras exteriores, sin duda necesario, pero que pierde legitimidad ante la estrechez de las vías legales de entrada y las dificultades de acceso a protección e integración en Europa.

La situación en 2016 será aún más desastrosa

En España, los temas de migración y asilo se dirigen desde el Ministerio del Interior y el Ministerio de Empleo y Seguridad Social (MEYSS). Interior es responsable de la tramitación de las solicitudes de asilo y el MEYSS de la acogida e integración de los refugiados. El Gobierno en funciones debe seguir trabajando, al menos para cumplir los compromisos ya adquiridos. Si abandona la preocupación por los refugiados y lo deja todo a lo que ponga en marcha el nuevo Gobierno que se forme (muy difícil de conseguir, por el momento), la situación en 2016 será aún más desastrosa. La inactividad en estos meses está aún más injustificada dado que el 29 de septiembre se alcanzó en el Congreso un acuerdo unánime sobre los refugiados que incluye el apoyo al plan europeo de reubicación.

Mientras tanto, el sufrimiento del pueblo sirio llega a niveles inimaginables. La semana pasada leíamos cómo muere gente de hambre en la pequeña ciudad de Madaya por el cerco del Gobierno y de Hizbullah. Naciones Unidas ha recibido informes fiables sobre muertes por inanición y personas asesinadas mientras trataban de abandonar la zona. Y hay muchas otras miles de personas atrapadas en condiciones extremas en ciudades sitiadas de Siria.

Los sirios refugiados en el Líbano y Jordania están abandonando estos países, en los que el Programa Mundial de Alimentos ha reducido sus posibilidades de atención y donde la petición de fondos de ACNUR dista aún mucho de cubrirse. Y se están dirigiendo hacia Europa.

Hace años vivíamos en un mundo de fronteras cerradas y comunicaciones muy limitadas que impedía a la gente abandonar sus países. Hoy la movilidad humana es una dinámica global y la diferencia entre zonas seguras y zonas en conflicto se estrecha progresivamente. Si Europa no invierte en la estabilidad y desarrollo de sus vecinos del Sur, que no se sorprenda cuando los ciudadanos de estos países llamen a sus puertas.

Cristina Manzanedo / SJM