El arzobispado niega que las religiosas estuviesen retenidas - Alfa y Omega

El arzobispado niega que las religiosas estuviesen retenidas

José Antonio Méndez

La archidiócesis de Santiago de Compostela y la comunidad Mercedaria de Santiago han mostrado su sorpresa y su preocupación por la exclaustración de tres religiosas mercedarias procedentes de la India, que llevaban más de 15 años en el convento de las Madres Mercedarias de la capital compostelana.

El pasado 23 de enero, la Policía Nacional y varios funcionarios judiciales se personaron en el convento para proceder a la supuesta liberación de cinco religiosas, que habrían denunciado estar viviendo en cautividad desde hace años, bajo amenazas de las superioras y en un régimen de casi esclavitud. Otra mujer india, que había recibido la exclaustración en marzo de 2015, habría sido la voz que alertó a las autoridades.

Situación de desamparo

Después de ser entrevistadas por los funcionarios policiales, dos de las cinco religiosas explicaron que deseaban seguir en el convento y las otras tres fueron a comisaría. Según ha informado Europa Press, ninguna de ellas presentó denuncia alguna contra el convento, y quedaron a disposición de los Servicios Sociales. Tanto la comunidad Mercedaria de Santiago como la archidiócesis han expresado en un comunicado su «preocupación ante la situación de desamparo que puedan estar viviendo», y han manifestado su «disposición a procurar cuanto puedan necesitar en tanto retoman su nueva vida».

Fuentes del arzobispado compostelano han confirmado para Alfa y Omega que «desde la comunidad mercedaria explican que estas religiosas estaban viviendo un proceso de discernimiento sobre su vocación» y que «para nada estaban retenidas en contra de su voluntad».

Viajes cada siete años

El comunicado recuerda que las mercedarias que proceden de fuera de España «viajan cada siete años a sus países de origen por un período de dos meses» y regresan a la comunidad «voluntaria y libremente». De hecho, «dos de las religiosas que ahora dejaron la comunidad, hace un año y medio estuvieron con sus familias de origen y regresaron libre y voluntariamente al convento».

La nota señala que aunque «la entrega radical» de la vida en clausura «puede resultar no fácilmente comprensible para quienes desconocen las singularidades de esa vocación», en ningún caso esto implica «una restricción más allá de lo asumido y aceptado por la religiosa al profesar, como opción libre, meditada e informada». De hecho, el proceso de ingreso en una comunidad contemplativa «se dilata como mínimo durante cinco años» para que «nadie se sienta impelido a asumir esa condición», como «estas personas, que forman parte de la comunidad desde hace entre 17 y 15 años».

Según aclara el comunicado, en el que la Iglesia muestra su disposición a ayudar a estas mujeres, dos de las tres mercedarias exclaustradas habían concluido un proceso de discernimiento que les llevó, el 14 de enero, a pedir abandonar el convento cuando concluyese el proceso canónico de exclaustración. Un proceso que «no se dilataría más allá de un mes», y que se envió a la Santa Sede el 21 de enero. La nota de la diócesis concluye explicando la sorpresa de la comunidad «ante la denuncia que ha originado esta situación» y recordando que «los trámites en curso seguían un ritmo realmente rápido» a pesar de que «no consta a la autoridad diocesana que ninguna de las religiosas que han abandonado el convento hubieran pedido hacerlo antes de concluidos» los procedimientos canónicos.