«La alegría del encuentro con Jesús nos lleva a comunicar su misericordia» - Alfa y Omega

«La alegría del encuentro con Jesús nos lleva a comunicar su misericordia»

José Calderero de Aldecoa

Esta mañana una abarrotada plaza de San Pedro acogió la primera audiencia especial del Papa con motivo del Año de la Misericordia, que se celebrarán un sábado al mes durante el Año Jubilar.

En su primera catequesis, que dedicó a explicar la estrecha relación entre la misericordia y la misión de la iglesia, el Santo Padre alentó a los fieles a la evangelización, que es «signo concreto de que de verdad hemos encontrado a Jesús» y que es el resultado «de la alegría de este encuentro» que nos lleva a «comunicar la misericordia del Señor». «Vivir de misericordia –continuó el Pontífice- nos hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite siempre crecer más en la misericordia de Dios».

En este mismo sentido, Francisco aseguró que «como cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros del Evangelio. Cuando recibimos una bella noticia, o cuando vivimos una bella experiencia, es natural que sintamos la exigencia de comunicarla también a los demás».

Como los primeros discípulos

Como base de su reflexión, el Papa ha tomado el Evangelio de San Juan cuando Andrés y Felipe, después de encontrarse con Jesús, corren a buscar a Pedro y Natanael para contarles lo sucedido. «Encontrar a Jesús equivale a encontrarse con su amor. Este amor nos transforma y nos hace capaces de transmitir a los demás la fuerza que nos dona».

El mismo encuentro de Andrés y Felipe se da hoy en el Bautismo, momento en el que nos convertimos en «Cristóforos». ¿Qué significa esto? Se ha preguntado el Papa. «Portadores de Cristo. Es el nombre de nuestra actitud, una actitud de portadores de la alegría de Cristo, de la misericordia de Cristo. ¡Todo cristiano es un “Cristóforo”!», ha respondido.

«Tomemos en serio nuestro ser cristianos, y comprometámonos a vivir como creyentes, porque sólo así el Evangelio puede tocar el corazón de las personas y abrirlo para recibir la gracia del amor, para recibir esta grande misericordia de Dios que acoge a todos», dijo el Pontífice al final de su intervención.

Oración por Elvira

Al terminar la catequesis, durante el saludo en los diferentes idiomas, el Santo Padre ha recordado a Elvira, una empleada de la Casa Santa Marta recientemente fallecida. «Os quiero decir que hoy el Papa está un poco triste porque nos falta una señora que nos ha ayudado mucho desde hace años», dijo a los fieles antes de invitarles a rezar un Avemaría por Elvira y su familia.

Texto completo de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas,

Entramos día tras día en lo principal del Año Santo de la Misericordia. Con su gracia, el Señor guía nuestros pasos mientras atravesamos la Puerta Santa y se nos acerca para permanecer siempre con nosotros, no obstante nuestras faltas y nuestras contradicciones. No nos cansemos jamás de sentir la necesidad de su perdón, porque cuando somos débiles su cercanía nos hace fuertes y nos permite vivir con mayor alegría nuestra fe.

Quisiera indicarles hoy la estrecha relación que existe entre la misericordia y la misión. Como recordaba San Juan Pablo II: «La Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia y cuando acerca a los hombres a las fuentes de misericordia» (Enc. Dives in misericordia, 13). Como cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros del Evangelio. Cuando recibimos una bella noticia, o cuando vivimos una bella experiencia, es natural que sintamos la exigencia de comunicarla también a los demás. Sentimos dentro de nosotros que no podemos contener la alegría que nos ha sido donada y queremos extenderla. La alegría suscitada es tal que nos lleva a comunicarla.

Y debería ser la misma cosa cuando encontramos al Señor. La alegría de este encuentro, de la misericordia: comunicar la misericordia del Señor. Es más, el signo concreto que de verdad hemos encontrado a Jesús es la alegría que sentimos en el anunciarlo también a los demás. Y esto no es “hacer proselitismo”: esto es hacer un don. Si, yo te doy aquello que me da alegría a mí. Leyendo el Evangelio vemos que esta ha sido la experiencia de los primeros discípulos: después del primer encuentro con Jesús, Andrés fue a decirlo enseguida a su hermano Pedro (Cfr. Jn 1,40-42), y la misma cosa hizo Felipe con Natanael (Cfr. Jn 1,45-46). Encontrar a Jesús equivale a encontrarse con su amor. Este amor nos transforma y nos hace capaces de transmitir a los demás la fuerza que nos dona. De alguna manera podremos decir que desde el día del Bautismo nos es dado a cada uno de nosotros un nuevo nombre agregado a aquel que ya nos dan mamá y papá, y este nombre es “Cristóforo”: todos somos “Cristóforos”. ¿Qué cosa significa? “Portadores de Cristo”. Es el nombre de nuestra actitud, una actitud de portadores de la alegría de Cristo, de la misericordia de Cristo. ¡Todo cristiano es un “Cristóforo”, es decir un portador de Cristo!

La misericordia que recibimos del Padre no nos es dada como una consolación privada, sino nos hace instrumentos para que también los demás puedan recibir el mismo don. Existe una estupenda circularidad entre la misericordia y la misión. Vivir de misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser misioneros nos permite siempre crecer más en la misericordia de Dios. Por lo tanto, tomemos en serio nuestro ser cristianos, y comprometámonos a vivir como creyentes, porque sólo así el Evangelio puede tocar el corazón de las personas y abrirlo para recibir la gracia del amor, para recibir esta grande misericordia de Dios que acoge a todos. Gracias.

Traducción del italiano: Renato Martinez / RV