La victoria es de los que perseveran - Alfa y Omega

La victoria es de los que perseveran

«La victoria es de aquellos que se levantan una y otra vez, sin desanimarse», escribe el Papa en un Mensaje al Presidente de la Conferencia Episcopal de Cuba, con motivo de la solemnidad, el 8 de septiembre, de la Virgen del Cobre, Patrona de la isla. El lunes, se presentó también el nuevo Plan Pastoral de la Iglesia en Cuba. Siguiendo el modelo de los discípulos de Emaús, el reto es ofrecer motivos para la esperanza a un pueblo, a menudo, sumido en el desencanto y a la espera de los cambios que no acaban de llegar

Ricardo Benjumea
El pueblo católico de Cuba sale en procesión con su Patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre, en el día de su fiesta

Alegrarse, levantarse y perseverar son los tres verbos que resumen la Exhortación del Papa a la Iglesia en Cuba. «La vida del que ha descubierto a Jesús se llena de un gozo interior tan grande, que nada ni nadie puede robárselo», escribe Francisco en un mensaje al presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Guillermo García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba.

El segundo verbo es levantarse. «La victoria es de aquellos que se levantan una y otra vez, sin desanimarse. Si imitamos a María, no podemos quedarnos de brazos caídos, lamentándonos solamente», afirma el Papa.

Y el tercer verbo es perseverar, como la Virgen, que «nos alienta a ser hombres y mujeres constantes en el buen obrar, que mantienen su palabra, que son siempre fieles. Y esto, porque confiamos en Dios y ponemos en Él el centro de nuestra vida y la de aquellos a quienes queremos».

El mensaje se ha hecho público con motivo de la fiesta de la Virgen del Cobre, Patrona de Cuba, que la Santa Sede acaba de elevar a solemnidad, tal como comunicó a la Conferencia Episcopal la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Unos días antes, el 28 de agosto, fue entronizada en los Jardines del Vaticano una imagen de la Virgen del Cobre, ceremonia en la que participaron seis obispos cubanos, el embajador de este país, el cardenal Bertone (Secretario de Estado emérito) y el cardenal Bertello (Presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano). Al término, se comunicó a los obispos cubanos que, esa tarde, les esperaba el Papa emérito, Benedicto XVI, para rezar con ellos el Rosario, rezo que culminó ante la imagen de la Virgen del Cobre.

Los obispos cubanos se entrevistaron también con Francisco, a quien presentaron el nuevo Plan Pastoral, lanzado el lunes, y que estará vigente hasta 2020. El leitmotiv es el pasaje evangélico de los discípulos de Emaús «y el paso del desánimo a la esperanza a través del encuentro con Jesucristo», como señala, en una carta, monseñor Dionisio García.

Ese desánimo se produce, en primer lugar, por la difícil situación de la Iglesia. Pese a que el 65 % de los cubanos está bautizado, la asistencia a la Misa dominical no llega al 2 %. Esto es resultado, en buena medida, de las políticas anticristianas de la Revolución, si bien, en los últimos años, se han producido importantes gestos de apertura.

Pero también hay en Cuba –señala monseñor García– un «desencanto ante expectativas sociales fallidas», o dicho en otras palabras, por el fracaso de la Revolución. La Iglesia es consciente de que el país vive un momento nuevo y se enfrenta a una transición política y social que tardará más o menos en consolidarse, pero que todo el mundo da por inevitable. Mientras tanto, el pueblo cubano vive en «condiciones de pobreza absoluta y degradación humana y cívica», siendo «víctima de una dictadura socialista que lo ha mantenido subyugado por 56 años». Son palabras inusualmente duras del nuncio, monseñor Bruno Musaró, durante una misa a finales de agosto en Italia, en Vignacastrisi (provincia de Lecce), recogidas por un periódico local. Fueron pronunciadas en una homilía, sin voluntad de que trascendieran, motivo seguramente por el cual el régimen castrista ha optado por evitar la polémica. Pero ahí quedan dichas cosas como que «la gente muere de hambre mientras el Estado ensalza la Revolución», o que «sólo la libertad puede darle esperanza al pueblo cubano».