«Confortemos a quienes se sienten pecadores e indignos con las palabras de Jesús: “No temas”» - Alfa y Omega

«Confortemos a quienes se sienten pecadores e indignos con las palabras de Jesús: “No temas”»

En el rezo del Ángelus este domingo, el Papa Francisco ha afirmado que «lo esencial del cristianismo es difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno pueda encontrar la ternura de Dios». También ha exhortado a que la comunidad internacional trabaje por una salida política y negociada entre todos a la guerra de Siria

Redacción

En el rezo del Ángelus este domingo, el Papa Francisco ha afirmado que «lo esencial del cristianismo es difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno pueda encontrar la ternura de Dios». También ha exhortado a que la comunidad internacional trabaje por una salida política y negociada entre todos a la guerra de Siria

«En este Año Santo de la Misericordia estamos llamados a confortar a cuantos se sienten pecadores e indignos ante el Señor y abatidos por sus propios errores, diciéndoles las palabras de Jesús: “No temas”». Ha sido uno de los encargos que ha dejado este domingo el Papa Francisco a los fieles que llenaban la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus.

Recordando el pasaje de la pesca milagrosa, el Papa explicó que «la presencia cercana» de Jesús, que con este prodigio se ha manifestado como Señor, «suscita en Pedro el fuerte sentido de su mezquindad e indignidad. Desde un punto de vista humano, piensa que debería haber una distancia entre el pecador y el Santo».

Pero la realidad es distinta: «Precisamente su propia condición de pecador requiere que el Señor no se aparte de él, de la misma forma en que un médico no puede alejarse» del enfermo. Este texto nos interpela, añadió el Santo Padre: «¿Sabemos confiar verdaderamente en la palabra del Señor? O ¿nos dejamos desalentar por nuestros fracasos?».

La misión de la Iglesia: buscar, perdonar y devolver la dignidad

Jesús –continuó el Pontífice– reconforta a Pedro, y le llama a ser «pescador de hombres». Es la lógica de la misión de Jesús y de la Iglesia, explicó Francisco: «ir a buscar, “pescar” a los hombres no para hacer proselitismo, sino para devolver a todos su plena dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados. Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno pueda encontrar la ternura de Dios y tener plenitud de vida».

Aquí, el Pontífice recordó la presencia en Roma de los cuerpos de «dos frailes santos», el Padre Pío y el Padre Leopoldo Mandic. Ellos son ejemplo para los confesores, que son «los primeros en tener que dar la misericordia del Padre».

Una solución política para Siria

Después del rezo del Ángelus, el Papa tomó la palabra para manifestar su «viva preocupación» por el «destino dramático» de las víctimas de la guerra de Siria y de quienes dejan todo para huir de la guerra. Pidió que «con generosa solidaridad, se preste la ayuda necesaria para asegurar su supervivencia y dignidad», así como que la comunidad internacional se esfuerce para llevar a todos los implicados a la mesa de negociación. «Solo una solución política del conflicto será capaz de garantizar un futuro de reconciliación y de paz a ese país querido y martirizado, por el cual los invito a rezar mucho», concluyó antes de dirigir un avemaría.

Defensa de la vida y de las víctimas de trata

A continuación, Francisco recordó varios eventos de estos días. En la Jornada por la Vida, que se celebra este domingo en Italia, pidió a las instituciones educativas y sociales «un renovado compromiso en favor de la vida humana desde la concepción hasta su fin natural. Nuestra sociedad debe ser ayudada a sanar de todos los atentados contra la vida, osando un cambio interior, que se manifiesta también a través de las obras de misericordia».

Asimismo el pontífice recordó la Jornada de oración y reflexión en contra de la trata de personas que se celebra este lunes en la fiesta de santa Josefina Bakhita. Hoy hay muchas mujeres, hombres, y sobre todo niños que son «nuevos esclavos». «Se necesita hacer todo el esfuerzo posible para acabar con este crimen y esta vergüenza intolerable».

Por último, el Santo Padre deseó «serenidad y paz en el seno de sus familias» y «frutos de compasión, misericordia y solidaridad» a todos los que celebran el lunes el nuevo año lunar en el Extremo Oriente y en todo el mundo. El Papa concluyó con un saludo especial a los mexicanos, y con la petición de que se acompañe con la oración su viaje apostólico a este país, que comienza el viernes.

Texto completo de las palabras del Papa antes del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

El Evangelio de este domingo cuenta –en la narración de san Lucas– la llamada de los primeros discípulos de Jesús (Lc 5,1-11). El hecho sucede en un contexto de vida cotidiana: hay algunos pescadores en la orilla del lago de Galilea, los cuales, después de una noche de trabajo pasada sin pescar nada, están lavando y arreglando las redes. Jesús sube a la barca de uno de ellos, Simón, llamado Pedro, le pide que se aparte un poco de la orilla y se pone a predicar la Palabra de Dios a la multitud que se había reunido. Cuando termina de hablar le dice que navegue mar adentro y que echen las redes. Simón había conocido ya a Jesús y experimentado el poder prodigioso de su palabra, por lo que le responde: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes». (v 5). Y esta su fe no queda defraudada; en efecto las redes se llenan de tal cantidad de peces que estaban a punto de romperse (cf v.)

Ante este evento extraordinario, los pescadores quedan apoderados por el temor. Simón Pedro se echa a los pies de Jesús diciendo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador». (v 8) Este signo prodigioso lo ha convencido de que Jesús no es solo un formidable maestro, cuya palabra es verdadera y poderosa, sino que Él es el Señor, es la manifestación de Dios. Y esa presencia tan cercana suscita en Pedro el fuerte sentido de su mezquindad e indignidad. Desde un punto de vista humano, piensa que debería haber una distancia entre el pecador y el Santo. En verdad, precisamente su propia condición de pecador requiere que el Señor no se aparte de él, de la misma forma en que un médico no puede alejarse de las personas que están enfermas.

La respuesta de Jesús a Simón Pedro es aseguradora y firme: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres». (v 10) y nuevamente el pescador de Galilea, volviendo a confiar en esta palaba, abandona todo y sigue a Aquel que se ha vuelto su Maestro y Señor. Y así hicieron también Santiago y Juan, socios en el trabajo con Simón. Esta es la lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia: ir a buscar, “pescar” a los hombres y a las mujeres, no para hacer proselitismo, sino para devolver a todos su plena dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados. Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno pueda encontrar la ternura de Dios y tener plenitud de vida. Y aquí, en particular, pienso en los confesores: son los primeros en tener que dar la misericordia del padre, según el ejemplo de Jesús, como hicieron también los dos frailes santos, el Padre Leopoldo y el Padre Pío.

El Evangelio de hoy nos interpela: ¿sabemos confiar verdaderamente en la palabra del Señor? O ¿nos dejamos desalentar por nuestros fracasos? En este Año Santo de la Misericordia estamos llamados a confortar a cuantos se sienten pecadores e indignos ante el Señor y abatidos por sus propios errores, diciéndoles las palabras de Jesús: «No temas». Que nos ayude la Virgen María a comprender cada vez más que ser discípulos significa poner nuestros pies en las huellas dejadas por el Maestro: son las huellas de la gracia divina que regenera la vida para todos.

Traducción del italiano: Cecilia de Malak