El Papa visita Michoacán, cuna de «la guerra contra el narcotráfico» - Alfa y Omega

El Papa visita Michoacán, cuna de «la guerra contra el narcotráfico»

En este estado, cuya capital es Morelia, residen cárteles tan conocidos como «La Familia» o «Los Caballeros Templarios»

ABC

La situación en el estado de Michoacán, cuya capital, Morelia, visita el Papa Francisco este martes, es una de las más complejas dentro del fenómeno en sí poliédrico del narcotráfico en México.

Puesto en el mapa de la crónica negra en 2006, cuando «La Familia Michoacana» arrojó seis cabezas en la pista de una discoteca en Uruapan, fue el primer lugar al que el entonces flamante presidente Felipe Calderón mandó fuerzas militares para combatir a las bandas criminales, dando origen a la llamada «guerra contra el narcotráfico».

Detrás de esa violencia desatada en esta tranquila región occidental había una causa muy precisa, como recoge Guillermo Valdés en su Historia del narcotráfico en México: el enfrentamiento entre grupos locales y el antiguo brazo armado del cártel del Golfo, los violentísimos «Zetas», que querían hacerse con el control del puerto de Lázaro Cárdenas, entrada tradicional de la cocaína procedente de Colombia.

A pesar de los soldados desplegados, Michoacán no descansaría, asolado principalmente por la acción de diversos cárteles como «La Familia», que pronto se escindió en uno célebre por sus ritos esotéricos, «Los Caballeros Templarios», o su rival, «Jalisco Nueva Generación».

A principios de 2013, ya bajo la Administración de Enrique Peña Nieto, los agricultores y ganaderos de la conocida como Tierra Caliente –núcleo de los cultivos de aguacate y limón, pero también de amapola y marihuana– dijeron basta. Ante la debilidad de un Estado que no los protegía, decidieron armarse y tomar la justicia por su mano. Estos grupos de autodefensa llegaron a tener el control, a finales de 2014, de 33 municipios michoacanos, más de la mitad del territorio, según recoge en un informe para la revista «Nexos» Eduardo Guerrero, uno de los mayores especialistas en narcotráfico.

Durante ese año, pareció que Michoacán salía a flote, con la creación por parte del Gobierno federal de una comisión especial que tenía bajo su mando el control de todas las policías y, en la práctica, fungía como gobierno estatal, y que logró disminuir las cifras de la violencia. Por desgracia, advierte Guerrero en su trabajo, en el pasado 2015, «con la desaparición de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán se ha observado una descomposición progresiva de las condiciones». Células de «Los Caballeros Templarios», diseminadas al ser detenido su líder, Servando Gómez alias «La Tuta», siguen atacando de manera sistemática a los grupos de autodefensa.

Por si esto fuera poco, dos municipios de Michoacán, Apatzingán y Tanhuato, fueron escenarios de dudosas intervenciones de las fuerzas federales, que provocaron la muerte de civiles y que están bajo la mira de organizaciones de derechos humanos.

La solución, como el conflicto, es complicada, pero los expertos coinciden en que además de una estrategia de seguridad es necesario un cambio más profundo. En este sentido, el Gobierno federal, a través de la hoy Secretaría de Cultura, impulsó el programa «Cultura para la armonía», que desarrolla actividades y talleres para niños y jóvenes con el objetivo de recomponer el precario «tejido social».

Yaiza Santos / ABC