Carlos Aguilar: «Debemos perder el miedo a los cambios» - Alfa y Omega

Carlos Aguilar: «Debemos perder el miedo a los cambios»

El vicario de Evangelización tendrá este sábado a su cargo la ponencia central en la XVI Jornada Diocesana de Apostolado Seglar de Madrid, titulada Los retos para la Iglesia actual a partir de Evangelii gaudium. Carlos Aguilar es el coordinador del Plan Diocesano de Evangelización

Ricardo Benjumea
Carlos Aguilar, durante una de las presentaciones del PDE. Foto: Juan Luis Vázquez

¿Cómo marchan los grupos para el Plan Diocesano de Evangelización?
Van adelante satisfactoriamente. Ha habido, como es normal, alguna dificultad a la hora de ponernos en marcha, la novedad de la metodología, tener que compatibilizar horarios diferentes, dificultades informáticas, pero, al final, lo hemos conseguido y nos hemos puesto en marcha. Tenemos 5.048 personas inscritas en 474 grupos.

Nos comentan que está siendo una experiencia muy bonita y una ocasión maravillosa para orar juntos partiendo de la Palabra de Dios, escuchando la voz del Papa y escuchándose los unos a los otros, y compartiendo lo que el Espíritu inspira a cada cual.

Todas las sesiones de trabajo comienzan con una invocación al Espíritu Santo. ¿Por qué?
La metodología está inspirada en lo que propuso el Papa en la Evangelii gaudium. Es decir, darle todo el protagonismo al Espíritu, que es el principal agente de la evangelización y el que guía y conduce a la Iglesia. Eso sí, nuestro arzobispo tenía muy claro que el Espíritu no solo habla por boca de las personas ordenadas, sino también por boca de cada uno de los fieles. Así pues, era necesario escuchar al Espíritu leyendo la Palabra con esa metodología tan antigua y tan nueva de la lectio divina; era necesario escuchar al Espíritu en la voz de nuestros pastores, singularmente la del Papa (por ello don Carlos quiso que leyéramos la Evangelii gaudium y la tradujéramos a nuestra realidad madrileña); y era, por último, necesario escucharnos los unos a los otros. De este modo se hace verdad el eslogan que don Carlos le puso al Plan: Entre todos, con todos, para todos.

Foto: Archimadrid / María Pazos

¿Cómo se van a articular las propuestas en un único plan diocesano?
La incidencia práctica ya empieza a producirse: la misma constitución de grupos, bastantes de ellos formados por personas de diferentes procedencias, de diferentes estados de vida en la Iglesia, pertenecientes a realidades eclesiales distintas, con todo ello ya se está consiguiendo que se dé una experiencia de comunión y de relación maravillosa. Luego, sus valoraciones sobre las diferentes realidades y trabajos pastorales que se hacen en la archidiócesis serán un punto de partida para afrontar el futuro teniendo muy claro de dónde salimos. Confiamos, por último, en que todas esas propuestas sobre qué se ha de reforzar, qué se ha de transformar o cambiar, qué se ha de iniciar y qué se ha de abandonar sean lo más concretas y operativas posible. El Plan Diocesano será el fruto de un trabajo de síntesis que trataremos de hacer entre los miembros del equipo de la Vicaría de Evangelización, el Consejo Episcopal y los demás organismos diocesanos. Entre todos ayudaremos al obispo para que lo que proponga sea lo que más convenga a la diócesis de Madrid para evangelizar en este momento.

¿En qué puntos quisiera usted poner el acento: reforma de las instituciones, cambio de actitudes, fortalecimiento de la comunión…?
Para nosotros sería más que suficiente que comencemos ese camino de conversión que nos lleve a reconocer la llamada que el Señor nos está haciendo a salir de aquello del «siempre se ha hecho así». Que comprendamos que no se trata de una cuestión de modas ni de caprichos de unos pocos, sino que la Iglesia, por voluntad de Dios y para cumplir el fin para el que fue instituida, tiene que renovarse y adaptarse en cada época para servir mejor y más significativamente a los hombres de su tiempo. Que descubramos también que necesitamos fortalecer la comunión entre todos nosotros, porque, si no, difícilmente podremos anunciar el Evangelio de la misericordia, del amor y de la unidad. Que le perdamos el miedo a los cambios; algo que conseguiremos si de verdad nos fiamos del Espíritu Santo.