El mejor regalo para el nuevo obispo de Madrid: «Los niños que aman Jesús» - Alfa y Omega

El mejor regalo para el nuevo obispo de Madrid: «Los niños que aman Jesús»

El nuevo arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, espera mucho de los niños. Y así se lo ha hecho saber en su primer gran encuentro con ellos, durante la ofrenda floral de los colegios a la Virgen de la Almudena

Redacción

«Los niños de Madrid que aman a Jesucristo: ésta es mi carta de presentación». «Para vuestro arzobispo, que soy yo yo, Carlos», el «mejor regalo son los niños de Madrid, que enseñen a todos a amar como amó Jesucristo» en todas partes, «en vuestras casas, en vuestras familias, con vuestros amigos, con las personas que os rodean…»

Esto les decía monseñor Carlos Osoro a los niños el viernes, día en el que los colegios se acercaron a depositar flores ante la imagen de la Virgen de la Almudena. Se esperaba a cinco mil escolares, los confirmados por sus colegios, pero finalmente participaron otros grupos que no estaban inscritos. Durante toda la mañana, por grupos, los niños rezaron ante la Virgen, le cantaron canciones y le leyeron poesías como ésta: «Querida Madre del Cielo, yo te quiero mucho y con esmero…».

Poco después de las 11:30, el nuevo arzobispo de Madrid se acercó a saludarles y a repartirles unas monedas de chocolate con la imagen de la Virgen de la Almudena. «Pero se comen, ¡eh! Se pueden comer», les aclaró.

Don Carlos Osoro aprovechó para darles también una pequeña catequesis sobre el gesto de la ofrenda que estaban haciendo. «Estáis poniendo flores a la Virgen. ¿Sabéis lo que significa esto? Mirad, esas flores sois vosotros. Cuando queremos a una persona, cuando la queremos honrar, cuando le queremos decir algo importante y no tenemos palabras para decirlo, le regalamos una flor. Hoy esas flores son los niños de Madrid. Sois un regalo para la Santísima Virgen María».

El arzobispo de Madrid les animó a entregarse a los demás, a ser serviciales, no egoístas; a no llevar las cuentas de las ofensas de los demás… Y para eso, su primer consejo fue ponerse en los brazos de la Virgen. «Mirad, Jesús quiso que nos pusiéramos entre todos en brazos de la Virgen. Él mismo, cuando estaba muriendo, dando la vida por nosotros, dijo a aquel discípulo que tanto quería: Ahí tienes a tu madre, ponte en sus brazos. Esta mañana todos tenemos la oportunidad de ponernos así, como está el Señor, en brazos de María. Ella sabemos que nos cuida, ella nos quiere».

Don Carlos Osoro rezó con los chicos el Ave María, y les dio su bendición. «Dice el Evangelio que Jesús bendecía a los niños», les explicó. «Yo, en vosotros, quiero bendecir a todos los niños de Madrid, a los que creen, como vosotros, y a los que a lo mejor no saben todavía quién es Jesús. Pero quiero bendecir a todos, que a todos llegue la bendición del Señor, que siempre es una bendición que reconoce la verdad y la grandeza de lo que es el ser humano, y promueve esa grandeza de lo que es el ser humano, de lo que sois vosotros. Antes me preguntaban por qué estoy contento hoy. Yo decía: Porque, mirad, un niño, una niña, cualquiera de vosotros, todos, sois como una gran ventana, la ventana más grande que pueda existir en la que se ve todo. Porque un niño, una niña, pueden llegar a ser todo, ¡todo! Es una ventana abierta. Pero es muy importante que tengáis al lado a gente que sea capaz de no cerrar nada, de no taparte este ojo, de no taparte este oído, de no taparte la mente. ¿Por qué? Porque si te tapan algo, ya no eres una ventana abierta. Es necesario que abramos las ventanas. Sois una gran ventana, y tenemos que empeñarnos todos en que tengáis todas las ventanas de tal manera abiertas que lleguéis a conocer la verdad suprema, que es Nuestro Señor».