Orígenes del nombre de nuestra Patrona - Alfa y Omega

Orígenes del nombre de nuestra Patrona

Joaquín Martín Abad

Santa María de la Almudena, como otras advocaciones de la Virgen, tiene una relación directamente topográfica. A las Almudenas, que son primero María, quizá se les haya explicado que la segunda parte de su nombre viene de al-mudaina, la ciudadela, diminutivo en alguna región árabe de al-medina: la ciudad. Como la iglesia de Santa María, después de la reconquista definitiva de Madrid por Alfonso VI en 1083 y del reencuentro del pueblo con la imagen de su Virgen el 9 de noviembre de 1085, estaba en medio de la ciudadela que era Madrid —en el ángulo que forman las actuales calles Mayor y Bailén, frente al Palacio de los Consejos—, por eso se le habría añadido esa connotación local. Además, al famoso palacio de Mallorca se le continúa llamando Almudaina, y un pueblo y una sierra de la provincia de Alicante tienen la misma denominación. No obstante, al-mudaina no figura en el diccionario de la Real Academia Española, porque no derivó a palabra castellana alguna.

Pero es que la determinación Almudena añadida a Santa María, para referirse a su imagen y a su iglesia, no aparece escrita hasta bien avanzado el siglo XIV. Y, hasta entonces, cuando escriben exclusivamente almudaina se refieren nada más que a la ciudadela. En el fuero de Madrid de 1202, o en otros documentos durante casi trescientos años, de esta imagen de la Virgen y de su iglesia se escribe únicamente «de Santa María», o «de Santa María la Mayor». Todavía en 1427 se designa a la parroquia —sólo— «de Santa María». Si Almudena, para calificar a la imagen e iglesia de Santa María, proviniera de la referencia con la ciudadela rodeada de la antigua muralla, ¿no hubiera tenido que aparecer antes? Porque, normalmente, se escribe después de lo que se habla.

En cambio almudí, o almudín, es palabra española, proveniente —según el diccionario de la RAE— de la palabra árabe al-muddi, y ésta de al-mudd, almud: unidad de medida para áridos (no hay que confundir la palabra española almudín con la actual árabe que suena igual y significa religioso, mientras que el español almudín se sigue diciendo en árabe al-muddi, con acento grave y no agudo). Almudín se ha venido empleando para designar alhóndiga, edificio para compraventa de trigo, o alholí, para almacenarlo. Es bien conocido el Almudín de Valencia, como espléndida lonja de trigo, y acaban de ser descubiertas las ruinas de otro en el centro de Teruel, como granero de trigo para toda la ciudad. Y filólogos creen posible que Almudena provenga de un masculino como almud, o, almudín.

Consta que, cuando Alfonso VI quiso dedicar en Madrid una iglesia a la Madre de Dios construida sobre la mezquita, que a su vez había sido edificada sobre otra iglesia visigótica anterior, se tomó el local del vecino al-muddi para ampliarla. Y consta que años más tarde, cuando Madrid estuvo cercada en 1197 por las tropas de Miramamolín, al escarbar en una pared recién hecha del mismo templo caía del antiguo al-muddi copioso trigo, del que la población sitiada pudo abastecerse en abundancia.

Citas en textos

Hay que reconocer que existe también el mismo problema del silencio hasta que, ya en 1377, un bachiller en Cánones ordenó en su testamento que dieran «para la obra de Santa María de la Almudena, de aquí de Madrid, mil maravedíes, especialmente para la claustra que está derribada», y cabalmente en ese mismo año fue reconstruido el claustro y fueron alargadas las naves de la iglesia para igualarlas con la central. Desde entonces, pues, ya se la conocía como Santa María de la Almudena, por el lugar donde estaba situada la iglesia y donde se rendía culto a su imagen. No cabe duda de que se la denominaría así para distinguirla de otra advocación coexistente en el mismo tiempo, con imagen y ermita tan sólo a poco más de media legua, la de Atocha (por los atochares o espartizales del lugar).

Además, ya en 1569, Juan López de Hoyos, maestro de Cervantes, explicaba que Almudena procedía de almud, porque en la puerta de la Vega hubo uno de piedra; y en 1853 José María Cuadrado, en 1861 José Amador de los Ríos, en 1868 Ramón Mesonero Romanos, en 1885 Vicente de la Fuente, en 1949 Alfonso Iniesta y L. Gonzalo Calavia, y en 1951 Antonio Velasco Zazo, cronistas de Madrid, han afirmado que proviene de almudín.

No es impensable, por tanto, que Almudena pueda proceder más de al-mudín que de al-mudaina. Y que en esta advocación, tan antigua y tan hermosa, de la Virgen, Patrona de Madrid y de la archidiócesis, coincidan: su relación con la ciudad amurallada, puesta sobre un monte, y su conexión con el trigo, y el pan consubstancial para la vida y transubstancial en la Eucaristía.