Aprendiendo a iEvangelizar - Alfa y Omega

Aprendiendo a iEvangelizar

Antonio Moreno Ruiz
Los participantes en la iJornada. Foto: iMisión

Una madre de familia numerosa toma apuntes en su iPad junto a un sacerdote que revisa el timeline de su cuenta en Twitter; a su lado, una hija de la Caridad señala la pantalla de su portátil a un joven gafapasta que asiente interesado. Son solo algunas de las escenas que abundaron el sábado 9 de abril durante la celebración en Madrid de la iJornada, el evento anual de iMisión, la plataforma de evangelización en redes sociales fundada por los religiosos Xiskya Valladares y Daniel Pajuelo. Entre los asistentes destacaron los responsables de comunicación y redes sociales de diócesis, congregaciones religiosas y realidades eclesiales de toda España.

Afortunadamente, se empieza a ser consciente de que, como señalaba la ponencia de Gustavo Entrala –creador de la cuenta del Papa en Twitter–, para comunicar el Evangelio en Internet «no basta la buena voluntad». Hace falta conocer el medio y formarse para enganchar con lo que la gente busca. Porque, afirmó, «la comunicación no es lo que yo diga, sino lo que la gente entiende».

Es importante pasar de una comunicación vertical (cada vez más rechazada sobre todo por los jóvenes, como confirman los datos de audiencia de los medios tradicionales) a una horizontal, basada en el diálogo y en la oferta de los valores del Evangelio en plano de igualdad y desde la experiencia concreta. El fenómeno de los youtubers, auténticos líderes de opinión, ídolos de masas, cuyo gancho consiste precisamente en la naturalidad, debe hacernos revisar qué tipo de comunicación se está haciendo desde las instituciones eclesiales y cómo avanzar en una presentación experiencial y auténtica del Evangelio.

Como se explicó en la iJornada, los hombres y las mujeres del siglo XXI buscan testimonios que les emocionen, experiencias que les impacten porque les llegan al corazón, recursos útiles para una vida más plena… Y todo ello está en nuestras manos desde el momento en que «pasemos de predicar una idea o una institución a predicar a una persona: Jesucristo».