Una ruta para conocer el trabajo de Cáritas en Toledo - Alfa y Omega

Una ruta para conocer el trabajo de Cáritas en Toledo

La archidiócesis primada pone en marcha una ruta que recorre los centros de Cáritas y explica a distintos grupos, especialmente de alumnos de instituto, que el motor de la acción social de la Iglesia es «el amor de Dios»

Mónica Moreno
Un grupo recorre el ropero de Cáritas. Foto: Cáritas Toledo

«¿Qué es Cáritas para ti?» Con esta pregunta da inicio la Ruta de la Caridad de Cáritas diocesana de Toledo. Una iniciativa que desde finales de 2015 ya han vivido y compartido más de 300 personas, principalmente estudiantes de institutos públicos de la archidiócesis toledana. Una ruta que busca hacer vida las palabras del Evangelio: «Hay más alegría en dar que en recibir».

Esta iniciativa se va desarrollando en los centros de trabajo que la institución tiene en la archidiócesis primada: el albergue, el economato, el centro Beata Teresa de Calcuta, el huerto ecológico, el Proyecto Mater y la sede central de Cáritas. En ellos se presentan cuáles son los fines de cada uno de los proyectos y cuáles son las acciones concretas que se llevan a cabo en cada centro para amar y ayudar a los más necesitados. De esta manera, y de forma dinámica, los participantes comprueban in situ y en primera persona, participando en algunas de las acciones, qué es Cáritas, en qué áreas actúa y cómo la Iglesia tiende la mano a los más necesitados.

Un grupo recorre el economato de Cáritas. Foto: Cáritas Toledo

La dimensión más importante

Como explican sus organizadores, la Ruta de la Caridad «permite ir descubriendo la misericordia de Dios en los demás y en nosotros mismos, abriendo nuestros corazones al amor, a la esperanza, al acompañamiento, a la cercanía y a la entrega. La Ruta de la Caridad, en realidad, es la ruta del Amor de Dios, y todos los que hasta ahora la han vivido han conocido la dimensión más importante de Cáritas: la que se concreta en el amor a la persona, el acompañamiento paciente, el estímulo de las capacidades de cada uno y la defensa de su dignidad como hijos de Dios».

Como señalan desde Cáritas Toledo, la ruta muestra «otras realidades: las de las personas que no tienen recursos o carecen de trabajo, familia, vivienda o alimento, relacionándose con personas que atienden, acogen, y aman al prójimo». Personas como los voluntarios de Cáritas, «que dan su tiempo y su vida, con una discreción y anonimato que habla mucho de Dios y de cómo es Dios», dicen desde Cáritas.

No sólo para institutos

Un grupo recorre el huerto ecológico de Cáritas. Foto: Cáritas Toledo

La experiencia de recorrer la ruta cala en los participantes y ha tocado corazones de personas que deciden formar parte de algún proyecto de Cáritas. Ana Ortega, una joven de 3º de la ESO, afirma, tras hacer la ruta con su instituto, que «aquí aprendemos a valorar lo que tenemos, y que otras personas nos necesitan». Y Clara Casanova, del mismo curso, expresa que «esta ruta ha hecho que plantemos la semilla del amor en nuestro corazón para estar cerca de los demás».

Aunque la mayoría de los participantes son alumnos de instituto, otros grupos de adultos han recorrido ya la Ruta de la Caridad, pues está abierta a todas las personas, parroquias, movimientos, colegios, institutos, empresas u organizaciones.

El recorrido acaba con los 140 caracteres de la Caridad, donde los participantes escriben un tuit contando sus impresiones, que es publicado en las redes sociales de Cáritas Toledo.

Una visita completa

El itinerario comienza en la sede de Cáritas, donde los trabajadores y voluntarios de los programas presentan cada centro. Después se ofrecen varias posibilidades: realizar la ruta por el casco histórico de Toledo, visitando el albergue Cardenal Marcelo Martín, y el taller de Polimantenedor de edificios, entre otros; o bien por las periferias, visitando el huerto ecológico, el centro de formación Beata Teresa de Calcuta y el centro Beato Cardenal Sancha, donde se encuentra el economato que atendió el año pasado a más de 1.800 personas, y el programa de reutilización textil, que en año y medio ha recogido más de 700 toneladas de ropa a través de 101 contenedores rojos, repartidos por distintos puntos de la archidiócesis.