«La fe llevó al padre Llanos a las chabolas» - Alfa y Omega

«La fe llevó al padre Llanos a las chabolas»

El padre Llanos «era un hombre de testimonio profético, evangélico, que nos mostró con su vida la opción preferencial por los pobres», dijo monseñor Osoro, arzobispo de Madrid, en un acto homenaje por el 110 aniversario del nacimiento del jesuita que se fue a vivir entre chabolas con los inmigrantes llegados a Madrid desde el sur de España

José Calderero de Aldecoa
Monseñor Osoro, en un momento del homenaje al padre Llanos. Foto: José Calderero

«Conocerle fue para mí una gracia». Carlos Osoro, joven seminarista en Salamanca, acudió al Pozo del Tío Raimundo a entrevistar al jesuita para un libro y conocer su labor en los suburbios de Madrid. «Encontré a un hombre que dio un salto espectacular. Pasó de un mundo de clase alta, en el que vivía cómodamente, al mundo de los obreros, de los inmigrantes, donde vivió heroicamente sin luz, ni teléfono, sin servicios higiénicos…», recordó el hoy arzobispo de Madrid el martes en un acto homenaje organizado por la Fundación José María de Llanos.

Entre Franco y las chabolas

José María de Llanos, hijo de un general de Infantería, nació en una familia acomodada. En 1927 se licenció en Químicas y poco después entró en la Compañía de Jesús. Terminada la guerra civil se ordenó sacerdote, se encargó de la formación de los jóvenes estudiantes próximos a la Falange y llegó a impartir unos ejercicios espirituales a Franco. En 1955 fue destinado al el Pozo del Tío Raimundo, en el que el sacerdote dio un giro radical a su vida. Se entregó al servicio de los más pobres, a los que atendió en uno de los barrios más desfavorecidos de la época. El Pozo estaba abarrotado de chabolas —1.700 cuando llegó el sacerdote— donde vivía gente del sur de España que había llegado a la capital atraída por su industrialización.

Foto: Efe

Opción por los pobres

Monseñor Osoro destacó la fe del padre Llanos, que «le llevó a entregarse a los demás sin límites; lo dio todo por los que no conocían a Jesucristo» y por quien recelaba de Cristo por culpa de los que decían que tenían a Dios en sus vidas pero «no se acercaban a los pobres». Esa fe «le llevó a darse por completo a los pobres». Nada más llegar a Vallecas, construyó una pequeña guardería y un taller donde impartía cursos de formación para los chicos del barrio. Es cierto, continuó el arzobispo, que «su figura no ha estado exenta de polémica». Pudo cometer «errores, pero los santos están en el cielo y también los tuvieron».

Un referente luminoso

En el homenaje, se presentó el libro El profetismo del Padre Llanos 1906-1992 (Endymion Ensayo), de Juan Antonio Delgado. Pero lo más llamativo fue la participación de varias personalidades políticas vinculadas a la izquierda, como Federico Mayor Zaragoza, exministro de Educación y ex director general de la UNESCO, que conoció personalmente al padre Llanos en el Pozo del Tío Raimundo. «Se desvivió por los demás. Es uno de los referentes más luminosos que tenemos. Hizo posible la vida de mucha gente en el Pozo», dijo. La abogada Cristina Almeida; el vicepresidente de la Fundación Alternativas, Nicolás Sartorius; o el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, participaron también en el acto como ponentes.

La jornada fue clausurada por la alcaldesa de Madrid. Manuela Carmena destacó la «bondad» del jesuita. «Era un hombre esencialmente bueno», lo que le convierte «en un gran referente para Madrid y también para los políticos», dijo.

Profeta de la reconciliación

José María de Llanos fue un profeta que vivió el proceso de la presencia pública en la sociedad y en la propia Iglesia y la proyectó en el encuentro de Jesucristo y su pueblo. De este encuentro nace el diálogo. Un diálogo que mantuvo Llanos con hombres y mujeres bien distintos. Fue su aportación como profeta la de anunciar que era posible la reconciliación, el respeto por los pensamientos y sentimientos de otras personas. Esto posibilitó que hubiera un trasvase mutuo de vida, de la vida hecha vecindad en cada una de las chabolas y casitas que iba visitando en el Pozo del Tío Raimundo.

Llanos siempre manifestó que nunca fue uno de ellos, de aquellos emigrantes. El sabía que venía de una vida y educación bien distinta, pero esa misma conciencia y encuentro con Jesucristo le transformó para hacer historia solidaria, comenzando por embarrarse y descalzarse. Signos de vida profética.

Vivió en la experiencia de haber descubierto al Otro. Sintió y vivió que Dios anidaba en el hombre y así lo expresó: «Dentro de esta mismidad donde pone su nido aquel que no necesita anidar ni arriba ni abajo, ni a la derecha ni a la izquierda, pero que quiso anidar con verdadera fruición en el mismo centro oscuro y maravilloso de este desgraciado ser que no solo busca a Dios afanosamente, crea o no crea, sino, si bien atiende, lo encuentra en sí, donde está aguardándole desde siglos y siglos».

Juan Antonio Delgado
Autor del libro El Profetismo del Padre Llanos 1906-1992 (Endymion Ensayo)