La CEE reformará en 2016 sus estructuras - Alfa y Omega

La CEE reformará en 2016 sus estructuras

Los obispos resaltan la aportación de la Iglesia en la Transición y piden a los partidos volver a la cultura del consenso. El 50 aniversario de la CEE será un año de reformas para responder mejor a las necesidades de hoy

Ricardo Benjumea
José María Gil Tamayo, en su última comparecencia ante los medios de comunicación. Foto: CEE

«Un día se le hará justicia a la Conferencia Episcopal», y se reconocerá su «papel en la Transición política», durante la que aportó «cohesión», y «concordia» a la sociedad española, y contribuyó a «la consolidación de las libertades y los derechos bajo la guía del Concilio Vaticano II». Así lo cree el secretario general y portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo, que el viernes informó sobre los trabajos de la Asamblea Plenaria de primavera, celebrada la pasada semana en Madrid. Además de aprobar el documento Jesucristo, salvador del hombre y esperanza del mundo, que se presentará en las próximas semanas, los obispos hicieron público el mensaje Al servicio de la Iglesia y de nuestro pueblo, sobre los 50 años de la CEE.

Los primeros pasos de la institución coincidieron con el cambio de régimen político en España, en los que el episcopado, en palabras de Gil Tamayo, buscó «unir, tender puentes, promover el bien común, excluir las radicalizaciones…». En medio de un clima político marcado hoy nuevamente por la incertidumbre, «los obispos han mostrado preocupación» y «han dedicado una larga reflexión» durante la última Plenaria a la situación política, aseguró el portavoz. Más allá de la incapacidad de los partidos de llegar a un acuerdo de gobierno, el problema de fondo es «el clima de falta de entendimiento». Gil Tamayo invocó el consenso de la Transición. «Nos falta diálogo», lamentó. «Tenemos que dejar de lado las exclusiones» y «recuperar valores éticos» y «espacios de concordia a todos los niveles».

Tiempo de reformas

La efeméride del 50 aniversario no será solo un motivo de celebración. Tal como prevé el nuevo Plan Pastoral, los obispos revisarán en este 2016 «los organismos de la CEE» y se plantearán hasta qué punto están sirviendo hoy «a la evangelización», con unas estructuras que no pueden «ser iguales ahora que hace 50 años». «Hay necesidades nuevas a las que a lo mejor no estamos dando adecuada respuesta», explicó José María Gil. Será un proceso análogo al que «está impulsando el Papa con la Curia romana», buscando «la simplificación y la eficacia» de las instituciones. «Se va a crear una comisión de obispos para ver qué papel cumplen las comisiones» de la CEE, detectar posibles duplicidades y valorar el servicio que se presta a las diócesis y a la sociedad. A esos objetivos contribuirá también un congreso organizado en junio en la Universidad Pontificia de Salamanca. «Estamos en clave de renovación», aseguró el secretario general.

Otro asunto que será estudiado en comisión –en este caso, la subcomisión de Familia y Vida– es la aplicación de la exhortación postsinodal Amoris laetitia. El documento –afirmó Gil– supondrá «un impulso a la pastoral familiar en España». Francisco alude a cuestiones como el discernimiento en las llamadas situaciones irregulares o la necesidad de una mejor preparación para el matrimonio, delegando en las Iglesias particulares las soluciones concretas para cada contexto.

En la Plenaria participó como invitado monseñor Juan Ignacio Arrieta, secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, quien habló sobre los nuevos procesos de nulidad matrimonial. Aspectos de esa reforma como la gratuidad o una mayor agilidad en las causas «se están ya poniendo en práctica en España», aclaró Gil Tamayo. De cara al futuro, uno de los retos es integrar mejor la actividad judicial «en la pastoral familiar», de modo que, «desde la experiencia de los tribunales, ante una problemática de ruptura, se eviten situaciones difíciles porque se acompaña a los esposos».

«Iglesia de todos»

«Constructores de paz» que han buscado «la reconciliación entre todos los españoles» y «la superación de las heridas del pasado». Así ven los obispos españoles la labor de la Conferencia Episcopal Española (CEE), al cumplirse los 50 años de esta institución. La Asamblea Plenaria de primavera aprobó la semana pasada el mensaje Al servicio de la Iglesia y de nuestro pueblo, que pasa revista a la aportación de la CEE a las diócesis españolas y a «la entera sociedad española» durante este «período de profundas transformaciones tanto en lo eclesial como en lo social, cultural y político», un tiempo que los obispos califican de «apasionante, cargado de tensiones pero también de expectativas y promesas».

España ha experimentado en estos años «un cambio de régimen político, la instauración de un sistema democrático constitucional, el desarrollo de un pluralismo creciente, el mayor protagonismo y diversidad de las comunidades autónomas, la irrupción de corrientes de pensamiento y de modelos de vida diferentes, cuando no distantes de la tradición cristiana». Con la guía del Concilio Vaticano II y el magisterio de los distintos Papas, desde Pablo VI, los pastores de la Iglesia –dice el mensaje– «hemos afrontado las relaciones con la comunidad política y con grupos culturales de diferente ideología en actitud sincera de diálogo y de colaboración».

En este medio siglo, «la Iglesia en España ha querido ser la Iglesia de todos», pero en primer lugar «buscando que aparezca como servidora de los más pobres y débiles: los enfermos, los inmigrantes, los marginados o excluidos».