Juan Orellana: «La idea de que la piratería solo afecta a los ricos es una falacia» - Alfa y Omega

Juan Orellana: «La idea de que la piratería solo afecta a los ricos es una falacia»

Juan Orellana, director del Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal, ofrece las claves del documento La piratería en el cine, que la CEE ha presentado con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebra este domingo

Ricardo Benjumea
Foto: ABC

¿Por qué este documento?
Este documento no es algo improvisado o repentino. De hecho, su origen está en la observación de lo que ocurría en ciertos ámbitos católicos. Me refiero a la constatación, a lo largo de los años, de cómo la piratería asumida como normal arruinaba proyectos profesionales de los pequeños productores católicos, lo que indicaba una situación perversa. Numerosos católicos, con una intención evangelizadora, difundían de forma ilegal ciertas películas, incluso en colegios y parroquias. El resultado era a menudo que el profesional católico que había hecho un inmenso esfuerzo de inversión en esa película, con intención apostólica, se encontraba con que muchísimos católicos habían visto su película, pero a él no le llegaba un duro para recuperar su inversión. Y esto le ponía en serias dificultades para levantar un segundo proyecto. Pero esta situación digamos intraeclesial, se multiplica exponencialmente en términos generales para la industria del cine. El comprobar en aquellos que piratean una falta de conciencia clara de estar haciendo un mal llevó a preguntarnos si no prestaríamos un servicio llamando la atención sobre la dimensión moral de este problema, más allá de sus aspectos económicos y legales.

¿Cómo se ha gestado?
Poco a poco. Primero hablando con profesionales de los distintos sectores afectados por la piratería, revisando lo que hay escrito sobre esa cuestión desde el punto de vista de la doctrina social cristiana, pidiendo informes y redactando bocetos que eran sometidos a la consideración de los obispos de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social. Finalmente la Comisión aprobó un texto definitivo que recogía pastoralmente las cuestiones fundamentales.

Con los problemas que existen en España, ¿no es este un asunto menor para que la CEE le dedique un documento?
La CEE trabaja en comisiones y cada una tiene su ámbito de actuación. Dentro de la Comisión de Medios, hay un Departamento de Cine, y en el mundo del cine, la piratería es un problema de primer nivel, que deja sin trabajo a personas y lleva a la ruina a otras. Por supuesto que en España hay problemas mucho más decisivos que la piratería, pero afortunadamente la Iglesia ilumina a los hombres en todos los puntos del camino, sin que se agote la luz. Pienso que la Iglesia no solo debe hablar de los grandes problemas de la humanidad, sino también de otras cuestiones que constituyen el día a día de la gente, y que tienen también una relevancia social.

¿A quién protegen los derechos de autor realmente: al artista (cineasta, músico, escritor…) o a la gran industria y a los intermediarios, que son quienes obtienen el grueso de los ingresos?
A todos. En España no hay una gran industria. Los derechos de autor protegen al guionista, al director, al productor, al director de fotografía, al distribuidor, al exhibidor… Cualquier película vista fuera de la legalidad supone una merma de los derechos retributivos de todos los implicados. La idea de que la piratería solo afecta a los ricos y poderosos es una falacia planteada a menudo como coartada moral para seguir pirateando. Los católicos no pueden entrar en esa lógica de inmoralidad, que acaba afectando tanto a una taquillera que ve cómo pierde su puesto de trabajo como al productor que se queda en números rojos.

¿Qué pasa con el mantero que no tiene otra forma de ganarse la vida?
La solución para los trabajadores ilegales no es que vendan productos ilegales, es decir, que delincan. El documento no juzga a esas personas que son víctimas de un sistema desquiciado. Ni piensa en ellos principalmente, sino en gente sin apuros económicos que piratea simplemente por comodidad, por consumismo desmedido, por ver cine gratis, pudiéndose permitir pagar una entrada de cine o un pay per view en internet. Este documento no va contra los manteros, que ya tienen bastante con su desfavorecida situación. Se dirige a jóvenes o profesionales como tú y como yo. Interpretar el documento como un texto de los ricos contra los pobres es algo demagógico e interesado. Quien lea el documento de principio a fin verá que no van por ahí los tiros, sino por el deseo sencillo de formar y aclarar las conciencias en un punto en que la sociedad de consumo nos ha llevado a la confusión.