Un rey llamado el Católico - Alfa y Omega

Un rey llamado el Católico

La labor de Fernando e Isabel garantizó un puesto relevante para España no solo en Europa, sino en todo el orbe, gracias a la tarea evangelizadora desplegada en América

José Luis Sánchez García
El pintor Joaquín Domínguez Bécquer retrata al monarca en 1959. El lienzo se conserva en el Ayuntamiento de Sevilla

Fernando II de Aragón y V de Castilla, llamado el Católico, nació en Sos, en su nombre Sos del Rey Católico (10 de marzo de 1452) y murió en Madrigalejo (23 de enero de 1516) a los 63 años. Por voluntad testamentaria fue enterrado en la Capilla Real de Granada junto a Isabel, su primera esposa.

Fue rey de Aragón (1479-1516) y también de Castilla por las capitulaciones matrimoniales con su matrimonio con Isabel (como Fernando V, 1474-1504) hasta la muerte de su esposa. También fue rey de Sicilia (1468-1516) y de Nápoles (como Fernando III, 1504-1516). Fue además regente de la corona castellana entre 1507 y 1516, debido a la inhabilitación de su hija Juana I de Castilla, tras la muerte de Felipe el Hermoso.

Juan II puso su empeño en conseguir el matrimonio de Fernando con la princesa castellana y prima segunda Isabel, que se produjo en secreto en octubre de 1469 en Valladolid. Sin embargo, a la muerte de Enrique IV (1474) empezó una guerra civil entre los partidarios de Isabel y los de la hija de Enrique, Juana de Trastámara. Fernando consiguió ser proclamado corregente de Castilla y salir triunfante (Tratado de Alcáçovas 1479).

En el año 1475 puede fijarse la unión de ambas coronas según los términos de la Concordia de Segovia, por los cuales Fernando fue nombrado rey de Castilla como Fernando V, reinando junto con su mujer Isabel I.

El rey Fernando fue revelando sus dotes diplomáticas y militares. La guerra terminó con la capitulación de Granada el 2 de enero de 1492. Se respetaron las tradiciones e instituciones de los diversos reinos de la península. La conquista del último reducto musulmán otorgó a los reyes un prestigio que ayudó a consolidar la autoridad real.

Se decretó la expulsión de los judíos el 3 de marzo de 1492 (salvo bautismo) y la Pragmática de 14 de febrero de 1502 que ordenaba la conversión o expulsión de todos los musulmanes del reino de Granada que se habían convertido en el territorio en un reducto levantisco contrario a la corona, lo que generaba una gran inestabilidad interna.

Otros reinos y política internacional

A partir del descubrimiento de 1492, el rey católico centró su actividad en la tradicional expansión aragonesa hacia Oriente, a través del mar Mediterráneo, principalmente hacia Italia y el norte de África.

Alejandro VI, el Papa Borgia, valenciano de nacimiento, les concedió la bula Inter caetera que legitimaba la posesión de todas las tierras al oeste de las Azores, para facilitar el fundamento evangelizador de la corona española. Posteriormente, en señal de gratitud, les concedió el título de Reyes Católicos a Fernando y a su mujer, la reina Isabel I de Castilla, mediante la bula papal Si convenit del 19 de diciembre de 1496. El descubrimiento de América y la rápida ocupación y explotación de las tierras americanas obró un capítulo nuevo en la historia de la humanidad y fortaleció la posición internacional de los Reyes Católicos.

A la muerte de Isabel (1504), Fernando proclamó reina de Castilla a su hija y tomó las riendas de la gobernación del reino acogiéndose a la última voluntad de su mujer, Isabel la Católica. Pero el marido de Juana, el archiduque Felipe en la concordia de Salamanca (noviembre de 1505), estableció el gobierno conjunto del matrimonio de Juana y Felipe, mientras que Fernando sería gobernador. Previamente, Fernando había neutralizado acertadamente el apoyo francés a su yerno Felipe por el Tratado de Blois, que le hizo casarse con Germana de Foix, sobrina del rey Luis XII.

En 1506 Felipe fue proclamado rey de Castilla en las Cortes de Valladolid, con el nombre de Felipe I. Pero tras su muerte inmediata, el cardenal Cisneros tomó temporalmente la responsabilidad del poder como presidente del Consejo de Regencia de Castilla hasta la vuelta de Fernando. Fernando partió de Valencia, encerró a su hija de por vida en Tordesillas y gobernó como regente en Castilla.

En 1512 incorporó Navarra con tropas al mando del II duque de Alba de Tormes, Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez. El 7 de junio de 1515, las Cortes castellanas reunidas en Burgos, sin presencia de navarros, aceptaron que cuando muriese Fernando II el Católico se incorporase el Reino de Navarra a los reinos del rey de Castilla.

Testamento

La unificación de Castilla y Aragón estuvo cerca de malograrse a la muerte de Isabel, pero el inesperado fallecimiento de su yerno Felipe el Hermoso cambió la historia. Al no tener descendencia masculina con su nueva esposa, Germana de Foix (sobrina de Luis XII), se confirmó como heredero el nieto de Fernando Carlos de Gante, quien asumiría el trono tras la regencia del cardenal Cisneros.

En su testamento dejó herencias a determinados sirvientes, a su hijo natural Alfonso de Aragón, a su nieto Fernando y a Germana de Foix. Expresó asimismo su voluntad de ser enterrado en la Capilla Real de Granada, junto a Isabel de Castilla.

La labor de Fernando e Isabel garantizó el leal respeto que se tiene en los reinos integrantes de la Península así como el puesto relevante en el concierto internacional, no solo en Europa sino en todo el orbe, gracias a la tarea evangelizadora desplegada en América.

El autor dirige en Madrid el Seminario de Historia Cardenal Cisneros en la Fundación Universitaria Española. Dedicado al V Centenario de Fernando el Católico, se inaugura hoy a las 19:30 horas con la ponencia catedrático Gustavo Villapalos. Se celebrará otra sesión el 9 de junio.