A Pedro le cuesta esforzarse para conseguir su título, pero lo da todo en las jornadas solidarias - Alfa y Omega

En el sistema educativo de un colegio no hay mucha variedad. La mayoría de las veces todos los alumnos tienen que seguir itinerarios parecidos si la Administración no te concede otras salidas como el apoyo de compensatoria, la diversificación (ahora llamada PMAR), la formación profesional básica… A pesar de todo, hay alumnos que no consiguen encontrarse bien en ninguna de estas opciones, unas veces por sus situaciones familiares, otras porque todavía no han madurado lo suficiente, otras porque todo lo que les suena a colegio les echa para atrás…

En el caso de Pedro, de 16 años, hay algo de esto pero no del todo. Me impresiona ver cómo le cuesta permanecer en el día a día y, sin embargo, cómo le cambia la actitud en actividades en las que se le da una responsabilidad para otros. Le cuesta hacer un esfuerzo para conseguir su título, pero lo da todo para que durante una jornada solidaria personas que viven peor que él puedan recibir ayuda. Le cuesta llegar puntual o atender en clase, pero lo mismo carga una carretilla de arena para simular un hallazgo arqueológico en unas jornadas culturales que se disfraza para animar la participación en un photocall. Antonio, con más de 18 años, no encontró motivación para sus objetivos académicos, pero es la motivación para otros jóvenes de su edad y de niños pequeños a la hora de no faltar a ese rato especial de la semana.

Desde fuera jóvenes como Pedro o Antonio pueden parecer inmaduros o irresponsables. Desde dentro, los que le conocemos, sabemos que son generosos y comprometidos. Para ello hay que verles en otro espacio, en otro tiempo, en otra salsa… En la suya, que no es otra que aquella en la que pueden dar algo a los demás.